6-6-2014-KRADIARIO-Nº900
Los que defienden al Rey de España
UN TIEMPO REPUBLICANO
UN TIEMPO REPUBLICANO
Por Luis García Montero (*)
No se trata de una hora, sino de un tiempo republicano. Hay
posibilidad de hacer las cosas bien. Podemos darnos tiempo y, además, tenemos
derecho a reírnos de lo que está pasando.
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Yo no soy muy optimista. La realidad me ha enseñado a mantener mis ideas en las convicciones más que en las esperanzas. No necesito el optimismo para responder a mi conciencia. Pero si puedo divertirme, lo agradezco. La risa no viene mal nunca, sobre todo cuando se han soportado años de tristeza. Venimos no sólo de un tiempo pesimista, sino de unos años tristes.
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Yo no soy muy optimista. La realidad me ha enseñado a mantener mis ideas en las convicciones más que en las esperanzas. No necesito el optimismo para responder a mi conciencia. Pero si puedo divertirme, lo agradezco. La risa no viene mal nunca, sobre todo cuando se han soportado años de tristeza. Venimos no sólo de un tiempo pesimista, sino de unos años tristes.
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Ahora podemos reírnos. Los viejos padres de la patria salen
defendiendo al rey con unos argumentos que provocan la carcajada. ¡Que viejos
están y qué espesos! Es todo un lujo oír ahora a Felipe González. No es ya un
cínico, sino un cínico ridículo. He tenido la satisfacción de oírlo defender la
importancia y la talla del rey Juan Carlos con argumentos patéticos. No sólo le
debemos la democracia española, sino que en una cena privada con él, Gorbachov
y Bush consiguió solucionar la Guerra Fría y encauzó el fin del imperio
soviético. La abdicación del rey Juan Carlos ha tenido la virtud de desnudar el
servilismo ridículo y bufonero de sus validos.
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Está bien reírse. Las voces del sistema se han prestado a
representar un ridículo colectivo en su vejez. Se han destapado de declaración
en declaración, de entrevista en entrevista. Eso ya no nos lo quita nadie.
Hemos asistidos al circo payaso de los republicanos que se declaran devotos del
rey, de los socialistas que se presentan como monárquicos y de los demócratas
que tiene miedo de la voz de los ciudadanos. ¡Vaya tropa! Dicen ahora que la
disputa no se da entre Monarquía y República, sino entre tiranía y democracia,
e inmediatamente después se niegan a oír la voz del pueblo en las urnas.
Después de repetir una y otra vez que habían apoyado a la Monarquía por miedo
al golpismo, ahora la defienden por temor a los votos de la ciudadanía.
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La devoción monárquica de los medios servilones del Régimen
merece una carcajada. Pero es conveniente que la carcajada no nos cierre los
ojos. Hay algunas cosas que un demócrata no debe olvidar en esta situación:
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1º. No es verdad que la discusión coyuntural sobre la
Monarquía quede al margen de los problemas importantes de España: el paro, la
sanidad pública, la educación, los desahucios. La Monarquía no es sólo una
forma de Estado, es la forma de Estado que en la historia particular de la
España posterior al franquismo ha permitido la pervivencia de sus élites económicas.
La Monarquía devora aquí el espacio público y los derechos sociales, y utiliza
la crisis económica para cancelar las conquistas públicas. La Monarquía señala
hoy la frontera entre el neoliberalismo descarnado y la dignidad social.
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2º. La abdicación del rey tiene que ver con el miedo del
IBEX-35 al desplazamiento del voto democrático español. Los dos partidos
mayoritarios pueden perder la mayoría parlamentaria que ha trabajado a favor de
los bancos y de sus leyes oscuras. Mucha gente sabe ahora que ha sido condenada
a la pobreza por medidas de una política injusta. Los resultados de las
elecciones europeas han puesto nerviosos a los poderes que han intentado
privatizar la política en favor de las mafias económicas.
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3º. A la monarquía y al IBEX-35 le ha incomodado la idea de
que Rubalcaba y la cúpula del PSOE pierdan el control de su partido. El
servilismo del aparato ya no es un seguro de control. Hay una militancia muy
digna y unos votantes muy enfadados que están hasta las narices de tanta indecencia.
Y la verdad es que es insoportable ver cómo los dirigentes manchan la palabra
socialismo para llenarla de miseria a los pies de un trono o de un banco. La
democracia española necesita apoyar a los candidatos de las primarias del PSOE
que no confunden su republicanismo con la obediencia a un rey. ¿Qué se puede
esperar de alguien que traiciona sus principios con ese descaro?
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4º. Un poco de paciencia y de estrategia política. La mejor
manera de defender una ilusión republicana en España, es decir, un alternativa
antineoliberal, es ponerse a trabajar con paciencia en un frente amplio, una
convergencia política que sea capaz de llevar la rebeldía, la indignación y la
protesta de la gente al Parlamento. La unidad de la izquierda es ahora mucho
más importante que la exigencia de un referéndum. Frente a los que se empeñan
en utilizar la Constitución como un argumento para cerrar los debates
democráticos, la unidad de la izquierda es la respuesta más eficaz.
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Los fascistas que hablan en nombre de la Constitución son
tan ridículos como los republicanos que adoran al rey. Yo no sé qué pasará,
pero la carcajada ya no me la quita nadie. Todos los viejos idiotas, todos los
servilones, todos los óxidos y los musgos se han lanzado esta semana a los
micrófonos para dejar claro en los medios de comunicación su vasallaje
voluntario. ¡Cuánto ridículo!
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5º. No debemos cegarnos por la hora, porque es mejor el
porvenir. La unidad republicana para el porvenir es más interesante que los
gritos de hoy.
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(*) - Público.es. *Una de las principales figuras de la actual poesía
española. Autor de más de 25 poemarios, recibió el Premio Adonais en 1982, el
Premio Loewe en 1993 y el Premio Nacional de Literatura en 1994. En 2003 obtuvo
el Premio Nacional de la Crítica. Es autor de ediciones críticas de poetas como
Federico García Lorca o Rafael Alberti, además de haber colaborado en prensa de
forma asidua. Actual columnista de Público.es. Publicado por Others News.
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