19-6-2014-KRADIARIO-N°902
LOS DELFINES DE LA DERECHA
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Por Hugo Latorre Fuenzalida
Los señores Hasbún, Edwards, Silva, Bellolio y otros pocos
más, son ahora la nueva generación de la derecha, desde que fue humillada por
Bachelet en las últimas elecciones. Este conjunto de dirigentes se hace cargo
de un equipo en medio de la competencia, pero con todo en contra.
Es algo parecido a lo que
aconteció a “La Roja” cuando desertó Borghi, es decir, un equipo
descarrilado, revuelto, desordenado y perdido en el espacio y el tiempo, pero
en medio de unas eliminatorias al mundial.
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La derecha no tiene la opción de un pelado Sanpaoli que los
ponga en vereda. Piñera debe permanecer
en el exilio por un tiempo más, pues su gobierno no dejó huella memorable
alguna, excepto la de cerrar Punta Peuco; Chadwick es un dromedario cuyas ideas
son tan obesas como su figura, es decir, ya nada ágil puede salir de su
contextura física ni mental. Longueira está políticamente desahuciado y la
Matthei está haciendo de “maestra con
cariño”.
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Estos pobres niños, hijos del “saudismo” (sauditas, ricos)
nacional, no saben mucho de contradicciones ni contratiempos, pues, desde la
dictadura, todo se les ha dado en bandeja y durante la Concertación todo se les
regaló en abundancia.
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Cómo se les puede pedir que tengan imaginación si, como
enseña el dicho popular, “un hambriento discurre más que cien letrados”, pero
uno que ha vivido harto y ahíto, no necesitó nunca de discurrir nada. Por eso,
ahora que salen al mundo y deben inventar, sólo se les ocurre imitar a los
viejos sabuesos de la derecha tradicional, rancia y periclitante. Es decir,
nada nuevo bajo el sol, solo sus caritas más lozanas y sus moditos de héroes de
opereta.
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Pero de eso no puede vivir la derecha, más si desea salir del hoyo en
que se encuentra.
Para resurgir de las cenizas se requiere tener alas nuevas,
y no de cera, como el Dédalo aquél, pues el calor de las luchas por venir las
derretirán y, lo más probable, es que se descresten estrepitosamente a poco que
se encumbren, con desconsuelo lacrimoso de sus Icaros mentores.
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Como los mozalbetes tienen poca imaginación y mucha
ambición, no encuentran nada mejor que acusar a la pobre ministra de vivienda,
que se las pela trabajando para subsanar algo que no es para nada inmediato ni fácil, o al pobre del
Huenchumilla, a quien le dan 24 horas para que escuche los lamento de las
“víctimas”; pero luego que cumple con ese perentorio, autoritario e inútil
exigencia, le quieren acusar por andar simulando interés y manifestar
preferencia por los “asesinos”.
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¡Coño, qué fácil es
vivir ignorando!
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Porque si de
asesinatos se trata, los hacendados del sur llevan una ventaja tan enorme en la
historia contemporánea, respecto de los mapuches, que más vale ni contarla,
para que no se horroricen los hijos de papi que no vienen preparados para saber
de verdades dolorosas.
Lo cierto es que si esta generación de la derecha, nacida en
cuna de oro, no se reinventa, entonces
serán humillados una y mil veces. Yo soy de quienes piensa que estos niños
tienen neuronas, pues están bien alimentados y no han vivido traumas que los
pasmen, pero como no necesitaron usar su inteligencia, entonces se atrofiaron,
como todo órgano en la evolución de las especies.
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Pero ¿qué podría hacer la derecha ahora. La vida, nos enseñó
la gente sabia, no es siempre cantar y bordar; siempre llegan las vacas flacas,
como le anunció José al Faraón. Entonces, en esos tiempos de transición hay que
acumular reservas, se debe uno retirar y prepararse. Lo que no es sabio ni
tolerable es vivir como si la escasez no existiera, porque entonces se les verá
como unos trogloditas, torpes y majaderos, capaces de aburrir hasta las esposas
de los generales pinochetistas.
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Yo les recomiendo que se dejen de imitar a los viejos
coroneles de la UDI, ni traten de emular a Jaime Guzmán, pues el pasto no brota
en verano ni los frutos se dan en invierno. Abonen sus mentes con conocimientos
frescos; abran las ventanas de sus viciados dormitorios y sientan la brisa,
miren al cielo y cuando llueva huelan el aroma de la tierra, que de la poesía
de la vida suelen salir metáforas creadoras de sueños y artes bellas.
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No saben ustedes, hijos de la derecha opulenta, lo desierta
que está vuestra alma, lo sórdida que son vuestras voluntades, lo pequeña que
son vuestras aspiraciones. Para cambiar y crecer en espíritu haced como san
Francisco, desnudaos de vuestro ropaje, quémalo, ni siquiera lo regales e
idos desnudos a meditar como peregrinos
de la vida, pues lo que os faltó siempre es el contacto con la vida, la
verdadera, la que socorre al sufrimiento, a la necesidad y al sueño no
realizado.
Luego regresad y con humildad busca un espacio en la vida,
busca un servicio honesto, busca una justicia simple, porque de lo contrario
moriréis un día y de nada os habrá
servido vivir; será como si nunca hubieses pisado esta tierra de Dios y de los
hombres.
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