KRADIARIO

10-6-2014-KRADIARIO-Nº901

EN EDUCACIÓN LO MÁS IMPORTANTE Y URGENTE SON LOS CONTENIDOS,  PORQUE LO POLÍTICO-ADMINISTRATIVO REQUERIRÁ VARIOS AÑOS PARA  CONCRETARSE

Por Walter Krohne

El problema más grave que tiene la educación en  Chile es de contenido y es allí donde hay que "hincarle el diente". Lo administrativo, que incluye estatizar cientos de colegios subvencionados, terminar con la municipalización y fiscalizar a los privados,  puede entenderse como un plan paralelo que tomará varios años hasta que pueda concretarse.

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No es fácil desarmar un complicado sistema educacional creado en un régimen autoritario para pasar a una educación pública gratuita,  objetivo al que se aspira en diversos sectores, entre ellos el de los estudiantes. No sacamos nada con tener un ordenamiento fiscal gratuito si no contamos con un contenido que nos asegure la calidad en la educación por muchos años.

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En este sentido, la autoridad se está enredando como en el pasado en sus propios lineamientos que no conducirán a destino alguno si Chile no se concentra de una vez por todas en mejorar la oferta educacional, cuyos efectos reales en el estudiantado se podrán apreciar con suerte recién dentro de doce años más.

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Esto significa mejorar por Ley a partir de hoy la calidad y el desempeño de los profesores, crear un panel de asignaturas nuevo, que incluya por ejemplo materias como matemáticas, castellano, física, biología, ciencias sociales, educación cívica, inglés, filosofía, educación física, tecnología, artes manualas, artes plásticas, música, computación, educación sexual, entre otras. A esto debe agregarse un mecanismo moderno de formación de  profesores que se desempeñen en la nueva  educación básica, como eran antes los profesores normalistas pero ahora habría que obtener una versión 2.0 de ellos, dejando atrás el desarrollo de hace varias décadas en una época en que no existían las nuevas técnicas ni la computación.

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Hay que seguir luego con la enseñanza media con profesores que tengan a su vez conocimientos de orientación vocacional para ir encaminando a los alumnos hacia sectores humanistas,  matemáticos biológicos, del pensamiento y desde luego, algo muy importantes, las áreas técnicas. Hay que aspirar a que todos los estudiantes que terminen la educación media, que debería ser de  mucha calidad,  puedan estar en condiciones de ingresar a la universidad o a institutos técnicos donde puedan proyectarse en los sectores de la ingeniería, la mecánica o una especialización tan importante como la minería, especialmente el cobre, que es el sueldo permanente de Chile.

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¿Por qué todo debe terminar en la universidad como único camino o meta?

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El trayecto que llevan hoy las autoridades educacionales no es para mejorar la calidad, sino para ocuparse de la parte “política” como son la creación de nuevos organismos que reestructurarán todo un sistema altamente burocrático y encauzar la concentración de establecimientos en un solo organismo del Estado, tanto las escuelas municipalizadas, colegios subvencionados, colegios copago y privados que lucran. Todo esto será una tarea que tendrá una duración larga, casi interminable,  y muy engorrosa que, sino se conduce bien,  puede llevar el proyecto de Bachelet a un completo fracaso.

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Sin embargo en Chile, cuando surge un disidente todos se le van encima para callarlo o intentar anularlo, como ha pasado en los últimos días con el presidente de la DC Ignacio Walker, quien tiene toda la razón en lo que dice, porque el papel del Mineduc convertido en un "gestor inmobiliario" que deberá comprar, reparar  o alquilar las casas que ocupan cientos de colegios, será un trámite largo y tedioso que separará a las autoridades del objetivo más importante y de fondo como es el del mejoramiento de la educación en Chile.

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Estamos hablando de unos 5.000 millones de dólares, lo que es mucho dinero.  Sin embargo, para algunos políticos de la misma coalición y del mismo partido no les parece adecuado ni políticamente sano que se critique la marcha de la reforma educacional porque eso  afectaría la imagen de la coalición, lo que puede expresarse en el futuro en una baja en las encuestas y por ende en una pérdida de electores. Es la típica inclinación mediocre de algunos políticos que piensan que hay que aplaudirlo todo ante la Presidenta y no expresar críticas constructivas porque pueden ser mal interpretadas. La lealtad a la Mandataria no significa necesariamente encontrarlo todo bien cuando las cosas andan mal.

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Seamos francos y claros: Tuvimos hace siete años la experiencia del Transantiago que terminó en un gran desastre. Esto puede ocurrir con cualquier proyecto de la magnitud de una reforma educacional, por ejemplo, la  que debería ser debatida a fondo con todos los sectores políticos, desde el Partido Comunista hasta la UDI. Nadie puede quedar fuera de las reformas que, si son exitosas, pueden llegar a cambiar Chile, lo que también vale para la reforma tributaria que actualmente se debate en el Senado.