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miércoles, 6 de abril de 2011

Página Editorial Latinoamericana - Haití --- Cambios en pensiones militares en Chile

Diario El Tiempo de Bogotá
Una cita con Haití


Una importante cita es la que encabeza hoy el presidente Juan Manuel Santos en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, cuya presidencia ejerce Colombia desde el pasado primero de abril. En esta ocasión, el tema central en dicho organismo será la reconstrucción y el fortalecimiento de Haití, la nación más pobre del hemisferio, que sigue gravemente afectada por las secuelas del terremoto de enero del año pasado.

Como se recordará, el movimiento telúrico dejó un saldo cercano a los 220.000 muertos y a más de 2 millones de personas sin techo. En respuesta, la comunidad internacional se movilizó y las ayudas en especie y dinero -pero, sobre todo, las promesas de apoyo- no demoraron en llegar al país caribeño. Desde entonces, algunas cosas han pasado, pero la lista de pendientes es todavía muy larga, como lo demuestra el hecho de que 680.000 haitianos aún viven en tiendas de campaña, mientras que muchos más han vuelto a habitar entre los escombros.

Como si lo anterior no fuera suficiente, el hambre, el desempleo y la enfermedad son más la constante que la excepción en este país de más de 10 millones de almas. Un ejemplo de la gravedad de sus problemas es el de la epidemia de cólera, que en los últimos 5 meses ha contagiado a 270.997 personas y ha dejado 4.766 fallecidos, según el Ministerio de Salud Pública.

Volver a centrar la atención en esta parte de la isla de La Española es fundamental a la luz de las labores pendientes. Sin desconocer que otras crisis han surgido en el mundo desde cuando la tierra se levantó en Puerto Príncipe y varias poblaciones más, las tareas no se pueden quedar a medias. Tragedias como la de Japón o revueltas como las que han sacudido al mundo árabe pueden distraer a la opinión, pero no deben servir de argumento para incumplir los compromisos con los haitianos, que esperan y merecen una vida mejor.

El interés de Colombia en el tema no es nuevo. Desde un primer momento, las autoridades y la propia ciudadanía dieron muestra de una admirable solidaridad con los pobladores de este rincón del Caribe. A su vez, siendo mandatario electo, el Presidente visitó la capital haitiana y se reunió con los principales dirigentes para invitarlos a conocer la experiencia de la reconstrucción del Eje Cafetero, tras el terremoto de Armenia.

Por tal razón, el Gobierno Nacional tiene toda la legitimidad del caso para impulsar una causa que es la de la comunidad latinoamericana en pleno. De hecho, resulta significativo que a la reunión de hoy asistan no solo los representantes de los 15 países que integran el Consejo de Seguridad, sino también el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton (enviado del Secretario General de la ONU); el presidente de Haití, René Préval; el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza; el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, y los cancilleres de Argentina, Chile, Costa Rica, Cuba, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

El objetivo del encuentro es no solo pasar revista a lo hecho, sino darles un espaldarazo a las instituciones haitianas, en proceso de recuperación. Ese mensaje de solidaridad debe ser escuchado especialmente por Michel Martelly, quien acaba de ser declarado ganador de la elección presidencial del mes pasado. Sin desconocer el entusiasmo que invade al músico de 50 años, a 'Sweet Micky' -como lo conocen sus partidarios- le quedará difícil la tarea, dada su falta de experiencia.

Esa es una razón más para que el mensaje de hoy sea el de que la suerte de Haití nos importa a todos, con lo cual, Colombia estará representando en esta ocasión el sentir de todo un hemisferio.

Diario La Tercera de Chile
Cambios de fondo a las pensiones de los militares


Es momento de impulsar una reforma que incorpore a los efectivos de las Fuerzas Armadas al régimen de capitalización individual.

La prensa ha consignado que el gobierno pretende eliminar los montepíos que la ley entrega a las hijas de militares solteras mayores de edad con derecho a pensión. Los gastos por este beneficio para el erario, que hoy en la práctica paga las pensiones debido a que las cotizaciones son con mucho insuficientes, significan unos $ 47.000 millones anuales, representando 6,9% del total de las pensiones. Además, se han conocido antecedentes que muestran que la edad promedio de jubilación de los efectivos de todas las fuerzas ha venido decreciendo, tanto entre oficiales como suboficiales.

La necesidad de eliminar dichos montepíos es evidente, pues se trata de un beneficio que obedeció a una realidad social muy distinta y que hoy no se condice con el principio básico de la seguridad social de atender estados de necesidad, conforme al cual sólo cabe mantener pensiones de sobrevivencia para hijos menores de edad o inválidos. Esta supresión fue rechazada hace algunos años por los partidos de la Alianza por una razón política que ninguna vinculación guardaba con la racionalidad de la medida. Mayor importancia tiene reparar el fenómeno de la creciente anticipación con que se están jubilando los militares, lo que exige ir a un análisis de fondo sobre la carrera y el sistema de pensiones que los rige, que tiene un enorme y creciente costo fiscal.

Los sistemas de jubilación de reparto han entrado en crisis en todas partes, porque al no haber relación entre el esfuerzo que se hace al cotizar y la pensión que se obtiene, se fomentan conductas para maximizar los beneficios y minimizar los aportes. El sistema de capitalización individual, introducido en forma pionera por Chile, se ha demostrado exitoso precisamente porque vincula el esfuerzo hecho con la pensión que se obtiene, sin perjuicio de correcciones en beneficio de los sectores más vulnerables, que son de cargo fiscal. Cuando este sistema se instauró, únicamente los militares fueron dejados al margen, manteniendo el sistema que los rige hasta hoy, por una razón técnica: no jubilan por vejez -que es un estado de necesidad- sino por antigüedad, factor que es inherente a la estructura piramidal de las Fuerzas Armadas y que en esencia no puede ser alterado.

Sin embargo, ello no es fundamento suficiente para que sus miembros sean excluidos del sistema de capitalización individual, sino para que se haga con las necesarias adaptaciones. Todo país que aspire a tener un sistema de defensa que le garantice la paz debe pagar los costos asociados y entre ellos la jubilación temprana de los militares, que por regla carecen de alternativa laboral dada su formación profesional muy específica. Dentro del esquema de capitalización individual, esto significa pagar la brecha que se produce entre la edad general de jubilación (65 años) y a la que anticipadamente deben acogerse. Ello puede lograrse mediante un complemento de pensión o cotizaciones adicionales de cargo fiscal. El asunto requiere de un debate y un estudio técnico que determine la opción más eficiente y apropiada.

El Ministerio de Defensa no sólo debería impulsar cambios a los referidos montepíos, que con toda su importancia no apuntan al fondo de los problemas del sistema de pensiones de los uniformados. Al respecto, sería incomprensible que un gobierno de centroderecha descarte de plano incorporar a éstos al régimen de capitalización, que obedece a su ideario fundamental y que es tenido en muchas latitudes como un ejemplo a seguir.

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