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miércoles, 6 de abril de 2011

Las claves de la elección presidencial peruana

Por Walter Krohne (*)

Una de las singularidades que tiene el proceso peruano es que a cuatro días de la elección presidencial lo único que puede predecirse es que habrá una segunda vuelta, pero sin saberse aún de quienes llegarán a esta última instancia electoral.

Por primera vez en la historia peruana (y posiblemente sudamericana) hay 5 candidatos que se han ido alternando en la cima en varias encuestas. Keiko Fujimori (la hija de quien gobernara el Perú entre 1990 y 2000 (Alberto Fujimori, hoy condenado y en la cárcel); Luis Castañeda (quien en el 2010 renunció a la Alcaldía de Lima, que detentaba desde el 2003, para postular a la Presidencia); y Alejandro Toledo (ex presidente 2001-2006);  llegaron a liderar varios sondeos, aunque en los últimos perdieron las preferencias ante Ollanta Humala (ex militar nacionalista que se levantó contra Fujimori) y Pedro Pablo Kuczynski (ex presidente del Consejo de Ministros de Toledo).

La diferencia entre Perú y  los países vecinos  es que en elecciones presidenciales de estos últimos se pudo saber de antemano quién iba a ser el ganador o al menos se pudo saber anticipadamente quiénes pasarían al balotaje.  Los actuales presidentes de Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil lideraron las encuestas una semana antes de las elecciones. Perú, en cambio, está abierto a múltiples posibilidades a escasos días de los comicios.

Segundos que pueden llegar a ser los primeros en la final

Un candidato que llegue segundo, aunque sólo tenga un quinto de los votos, podría llegar a la Presidencia si es capaz de unir a muchos de sus ex rivales para frenar a un supuesto ‘mal mayor’. Se trata de un escenario similar al que se produjo en 2006 con la nominación del actual presidente Alan García. Él, a último momento, le arrebató el segundo lugar en primera vuelta a la socialcristiana Lourdes Flores y luego en la vuelta final logró ganar el apoyo de todos aquellos que querían evitar que el ganador de la primera vuelta (Ollanta Humala) volviera a triunfar en las urnas.

Ollanta Humala
 El argumento en contra de Humala era que podía convertirse en un nuevo Hugo Chávez, que es similar al temor que existe ahora en torno a su candidatura, considerando que en el electorado peruano hay una fuerte oposición a la fórmula caribeña. Sin embargo, Humala es más fuerte por su nacionalismo y sus ataques a Chile que por su chavismo.

García, a su vez, mostró un gran cambio político pues en su primer mandato (1985-90) había sido un precursor de las nacionalizaciones y prédicas antimperialistas que después heredó el bolivariano Chávez.

A fin de evitar ese escenario,  Humala decidió  ‘moderarse’ durante  la campaña de la primera vuelta distanciándose del  ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) que fue invento de Chávez,  para acercarse  más al Partido de los Trabajadores (PT) de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. No hay que olvidar que asesores del PT fueron claves también para ‘moderar’ al partido Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) en El Salvador para que pudiera derrotar a la derecha y ganar la Presidencia.

Si bien en El Salvador y en  Nicaragua está  hoy la ex guerrilla en el poder, la diferencia entre ambos países es muy grande. Mientras el Presidente Mauricio Funes recibe al presidente estadounidense Barack Obama en San Salvador y reconoce al gobierno hondureño de derecha, Daniel Ortega apoya al líder libio Muamar Gadafi y veta al presidente hondureño Porfirio Lobos. Al entrar en la órbita del PT, Humala busca sacar provecho de la alta popularidad interna e internacional que tiene el líder y ex presidente brasileño Inázio Lula da Silva quien, a diferencia de Chávez, es apoyado por una amplia gama de inversionistas nacionales y extranjeros, los cuales ven en él un modelo de conciliación social.

Alan García
Para el presidente Alan García, Humala  ha dejado de ser el "cuco" o el  "antisistema", "porque pienso que no es una persona sorda, ciega a las cosas y por las últimas expresiones que le he escuchado me pareció que está siendo sensible al camino del realismo, lo que hacen los chinos, que han logrado con una política realista ir convirtiendo una clase media formidable. Creo que todos tienen derecho a cambiar y a conocer más qué es lo que necesita el Perú".

Sistema débil de partidos
.
Otra de las particularidades de Perú en relación al contexto internacional es la debilidad de sus partidos políticos que, prácticamente no son partidos en todo el sentido de la palabra sino más bien movimientos y en algunos casos son sólo movimientos electorales. Gran Bretaña, que se aprecia de ser la potencia con la democracia ininterrumpida más antigua del mundo, le da mucha importancia al bipartidismo (un partido  fuerte de Gobierno y otro de oposición), al margen de la existencia de otras fuerzas políticas menores con las cuales los grandes pueden coaligarse, lo que también ocurre en Estados Unidos y en algunos países europeos. 

Un  mismo partido puede retener varias veces el  poder, pero cambiando de presidente. Esto último se ha visto recientemente en cuatro repúblicas latinoamericanas: Brasil, México, Argentina y Colombia. En todas ellas, al igual que en Uruguay, el partido oficialista ha sido capaz de ganar una nueva elección pero cambiando de líder. Esto ocurría también en Chile y El Salvador hasta que en las últimas elecciones la oposición derrotó al que era bloque oficialista, como ocurrió en el caso  chileno donde la coalición de centro izquierda gobernó cuatro períodos y fue reemplazada por una coalición de centroderecha encabezada por el empresario Sebastián Piñera.

En estos dos casos,  la alternancia en el poder favoreció a fuerzas opuestas. La centroizquierda perdió el gobierno en Chile pero lo ganó en El Salvador. Sin embargo, en Perú ningún partido moderno ha sido capaz de renovarse en el poder. Casi todos los partidos que gobernaron en ese país hasta hace medio siglo se han extinguido. Todas las fuerzas políticas que han llegado al Palacio de Pizarro en Lima, en las últimas cinco décadas,  no han logrado seguir en el poder con sólo el cambio de presidente.  Han habido si fuerzas políticas que han llegado dos veces al poder con el mismo Presidente pero en períodos separados: Acción Popular (AP) con Fernando Belaúnde (1963 a 1968 y 1980 a 1985), y la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) con Alan García (1985 a 1990 y 2006 a 2011). Esto último no se ha dado en Chile, donde en las últimas elecciones del 2010, el fracaso del ex presidente Eduardo Frei Ruiz Tagle fue evidente.

En el 2000 Alberto Fujimori, un desconocido sin partido, llega segundo a la vuelta final, la cual gana proyectándose como el único capaz de frenar al candidato triunfador en la ronda inicial (el Premio Nobel Mario Vargas Llosa que fue candidato a la presidencia en 1990 por la coalición política de centroderecha Frente Democrático). Similar táctica sería usada por García para ganarle a Humala en 2006.

Fujimori, disolvió el Congreso en 1992 y se hizo reelegir en forma consecutiva otras dos veces, lo cual generó un estallido social. El colombiano Uribe, quien se inspiró en él, evitó una segunda reelección. Fujimori terminó procesado, condenado y encarcelado.

En Perú todo puede suceder el domingo, también una
sorpresiva  llegada de Luis Castañeda en tercer lugar  
En el 2001-2006 Alejandro Toledo llega a la Presidencia. Su partido Perú Posible sigue el mismo camino de AP y APRA, sale con bajo nivel de apoyo del gobierno e imposibilitado de respaldar a quienes han intentado convertirse en candidatos, como le ocurrió al APRA en esta elección presidencial en curso.

Viejos partidos son
sólo historia

Todos los otros partidos significativos que ha tenido el Perú en su historia se han ido evaporando o minimizando desde que en 1978-80 los militares dejaron el poder. Hoy no queda nada del caudal electoral de Hugo Blanco Galdós, quien fue el único trotskista del mundo en obtener un tercer puesto, o de los distintos integrantes de la Izquierda Unida (en 1984 ganó la Alcaldía de Lima y en 1985 quedó segunda en las presidenciales) y del PCP-SL o el MRTA (Partido Comunista del Perú -Senderlo Luminoso y/o Movimientos Revolucionario Tupac Amaru,  los cuales, tras la derrota armada, hoy aspiran pocos votos para sus candidatos).

De las dos facciones socialcristianas (las cuales han apoyado a uno u otro de la mayor parte de los gobiernos del último medio siglo) una se ha extinguido y otra se ha reducido. La Democracia Cristiana (DC), que  fue  una organización con prestigio doctrinal y político, sin dejar de ser un partido de élites, no pudo con su prédica tercerista inclinada a la reforma en  un país que bullía ante el ocaso del poder oligárquico. Ocurrió entonces una lucha interna entre dos facciones que terminó en una ruptura partidaria, en 1966, con la consecuente formación, en 1967, del Partido Popular Cristiano dirigido, entre otros, por Luis Bedoya Reyes, Ernesto Alayza Grundy y Mario Polar Ugarteche, y la posterior lenta extinción de la DC.

Hoy los partidos o movimientos más populares son:  Partido Nacionalista Peruano, Perú Posible, Gran Cambio, Gana Perú, Solidaridad Nacional, Partido Popular Cristiano, Partido Restauración Nacional, Apra y Fuerza 2011. El único que tiene estructura de partido real es todavía el viejo Apra de Víctor Raúl Haya de Latorre, al que pertenece el presidente Alan García. Sin embargo, su gran decadencia política-electoral le impidió esta vez mantener la candidatura de Mercedes Aráoz que no superó el 6,3% de las preferencias.

Los cinco del debate
Encuestas e indecisos

Si revisamos una de las últimas encuestas -Ipsos Apoyo- el resultado esperado en la primera vuelta es "milimétrico": Humala 22,8%, Fujimori 22,3% y Toledo 21,6%. Por primera vez desde el comienzo de la campaña, el nacionalista Ollanta Humala, lidera en los sondeos.

Ahí están los porcentajes, aunque la última encuesta de la Universidad Católica, dio para Humala el primer puesto con 24,3%, seguido de Toledo 18,8% y tercera Fujimori  con el 18,4%. Parejos o no parejos los resultados, quienes tendrán la palabra el próximo domingo son los que forman el 26,1 por ciento de los indecisos (unos 3.600.000 electores) dentro de una plantilla electoral de 15 millones, de ellos Lima con 5 millones o 36%.

(*): Con aporte del investigador y analista Isaac Bigio.

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