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lunes, 28 de junio de 2010

DOCUMENTO: 63 por ciento de niños sufren algún tipo de pobreza en América Latina


El  63 por ciento de los niños, niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe sufre algún tipo de pobreza, definida en relación con las privaciones que afectan el ejercicio de sus derechos, además del nivel de ingresos de sus familias, reveló un estudio de la Cepal y la Unicef en Santiago de Chile.



El estudio, realizado por los especialistas Ernesto Espíndola y María Nieves Rico y que será dado a conocer próximamente, tomó en cuenta factores como la nutrición, acceso a agua potable, conexión a servicios de saneamiento, material de vivienda y número de personas por habitación, asistencia a la escuela y años de escolaridad y tenencia de radio, televisión o teléfono y acceso a electricidad, cuya privación contribuye a un cuadro de pobreza y exclusión social. Además, consideró el nivel de ingresos de sus hogares y la capacidad potencial de que estos recursos puedan satisfacer sus necesidades básicas.


"La pobreza infantil total es una expresión de la exclusión social y el mecanismo por medio del cual esta se reproduce. Si bien los niños que están en situación de pobreza moderada no sufren un deterioro serio en sus condiciones de vida, ven mermadas sus oportunidades futuras. La mala nutrición, el rezago y el abandono escolar, la falta de expectativas y la discriminación que sufren por ser pobres, no sólo afectan sus derechos en el presente, sino que los dejarán en los estratos más bajos de la escala social, haciendo que en la adultez reproduzcan la precariedad en su bienestar y, por tanto, afecten a las generaciones siguientes", afirman Espíndola y Rico.

Así como la pobreza tiene muchas dimensiones, la respuesta del Estado para aminorarla también debe ser multisectorial. Las privaciones severas y moderadas de la población infantil pueden ser subsanadas con una intervención estatal directa para, entre otras cosas, garantizar la provisión de servicios de salud y nutrición, acceso a agua potable y saneamiento, y a través de medidas indirectas mediante el aumento de los ingresos del hogar.


Los autores sugieren acciones afirmativas adicionales dirigidas a los niños y adolescentes pobres que pertenecen a grupos sociales particularmente susceptibles a sufrir privaciones, como aquellos de origen indígena o de zonas rurales.


Chile, Costa Rica y Uruguay están en mejor nivel

En los países latinoamericanos, la gran mayoría de los niños y niñas en situación de pobreza relativa enfrentan además grados muy extremos de privación absoluta, lo que acentúa la urgencia del desafío planteado por la pobreza infantil. En efecto, salvo en
tres países: Chile, Costa Rica y Uruguay, más de la mitad de los niños y niñas que están por debajo de la línea de pobreza relativa no disponen de ingresos suficientes para una alimentación adecuada.

En 12 de los 17 países analizados, más del 20% de los menores de 18 años, además de encontrarse bajo la línea de pobreza relativa, se hallan en esa situación de privación absoluta.

En otras palabras, los niños y niñas pobres de la región, además de verse imposibilitados de acceder a los estándares generales de bienestar establecidos en sus sociedades, se hallan en gran medida impedidos de satisfacer sus necesidades básicas, lo que destruye sus capacidades presentes para aprovechar oportunidades futuras; por ejemplo, a causa de la desnutrición y la mortalidad. La desigualdad característica de nuestros países no solo los afecta hoy, sino que les hipoteca la vida.

Además, desde comienzos de los años noventa a los inicios
de la década actual se registró un aumento de la pobreza infantil
en 13 de los 17 países latinoamericanos analizados.

Entre aquellos que mostraron un incremento del porcentaje de niños pobres, cabe destacar a Argentina, Brasil, El Salvador, Panamá, Costa Rica, Uruguay y República Bolivariana de Venezuela, donde la pobreza afectó a un 3% o más de niños que a comienzos de los años noventa. En tan solo cuatro países: Nicaragua, Perú, Paraguay y Chile, los niveles de pobreza relativa infantil evolucionaron favorablemente. Debido a que la transición demográfica en América Latina ha sido bastante más tardía que en los países con mayores niveles de desarrollo, en casi todas las naciones de la región la población infantil aún sigue creciendo, situación también válida para los cuatro países antes mencionados.

En términos prácticos, aun cuando los países lograron reducir -moderadamente- el porcentaje de niños y niñas pobres, su número total siguió creciendo.

Así, en Nicaragua, que registró la mayor caída de pobreza infantil relativa (-3,4 puntos porcentuales entre 1993 y 2001), el número de niños y niñas pobres aumentó de poco más de 550 mil a alrededor de 700 mil niños. En Chile, esta cifra afecta a unos 100 mil niños y niñas más que a inicios de los años noventa, debido a la persistencia de una mala distribución del ingreso.
  
A mayor concentración del ingreso más pobreza

Entre 1990 y 2002, el producto interno bruto (PIB) per cápita creció en casi todos los países de América Latina, aunque de manera inestable y en contextos de alta volatilidad.

Las excepciones fueron Ecuador, Honduras, Paraguay y República Bolivariana de Venezuela. Por tanto, el aumento de la pobreza infantil en la mayoría de los países se relacionó fundamentalmente con la mayor concentración del ingreso en un contexto de crecimiento inestable.

En ese contexto, los sectores de más altos ingresos tuvieron mayor capacidad para apropiarse de los beneficios del crecimiento, mientras que los de menores ingresos vieron acrecentada su vulnerabilidad laboral, expresada en disminución del ingreso en el mercado de trabajo e incremento del desempleo.

Esta situación no ocurrió en los países industrializados, donde subieron los ingresos laborales de los padres del cuartil peor remunerado en 9 de 12 países considerados. En cambio en la región, entre los 17 países examinados, solo Costa Rica, El Salvador y Chile registraron claros mejoramientos en los ingresos laborales de los más pobres, mientras que el resto mostró deterioros en distintos grados.

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