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viernes, 3 de junio de 2016

Otro punto de vista
PERIODISTAS Y VALORES REPUBLICANOS
Por Paulino Ramírez Quintana

A primera vista, parece ser como una polémica politico-partidista relacionada con las tensiones permanentes que caracterizan a los detractores y simpatizantes del actual gobierno. Pero no lo es.
Una revista (de oposición) publica una grabación de Carabineros producto de una escucha telefónica de un personaje (de derechas), en la cual dicho personaje involucra a la Presidenta de la República en hechos delictuosos y que afectan ciertamente su honra y su prestigio personal y político. Al considerarlo una injuria y calumnia, la Mandataria se querella contra los causantes del oprobio, y se enciende por consiguiente la discusión,- amenizada por opinólogos, comentaristas de toda ralea, políticos,etc.,- respecto de la colisión entre dos derechos consustanciales  presentes en toda sociedad democrática moderna: el del resguardo a  la libertad de expresión en todas sus formas versus el del resguardo a la privacidad, dignidad y honra de las personas a través de los Medios de Comunicación Social.
No es un tema nuevo. Han habido casos recientes en los cuales los Tribunales han debido zanjar querellas de suyo delicadas y dificiles de resolver.
La cuestión de fondo, sin embargo, parece clara. Nuestra sociedad ha perdido la brújula para enfrentar con seriedad sus disensos y conflictos. Se confunde democracia con demagogia; se confunde corrupción (pública y privada) con desgobierno; se confunde a la política (acción de gobernar) con los partidos políticos organizados (vehículos o herramientas para gobernar)
Por ello se confunde también a  los periodistas profesionales (universitarios) con los “comunicadores”, aquellos que pululan en el éter informativo que constituyen las hoy llamadas “redes sociales”. Nada malo, por supuesto, que todo el mundo quiera opinar sobre lo que se le de la gana. Pero…pastelero a tus pasteles.
Todo periodista conoce el ABC de su delicada misión. Todo lo que se publica tiene algo de veracidad por el mero hecho de publicarse. Ese arbitrio discrecional absoluto,- amparado felizmente por muchas legislaciones en el mundo- le confiere al periodista una responsabilidad mayor, una responsabilidad social, una responsabilidad ETICA.
Un valor inherente básico de nuestra sociedad chilena, que surge de su tradición republicana  sesquicentenaria, lo constituye el respeto a la autoridad, sea cual sea su signo político, religioso, social, ideológico o cultural. Para cautelar ése, entre tantos otros valores identificados con una sociedad pluralista, tolerante, democrática y laica, es que la formación de los periodistas se le confió a las universidades, como medio de garantizar el ejercicio ético de la profesión.
Aquellos periodistas de la revista en comento, debieron haber sopesado  esa circunstancia.”Todo lo que se publica tiene algo de veracidad por el mero hecho de publicarse.” En este caso, el daño moral a la señora Bachelet ya está hecho. Podrán argumentar  los periodistas responsables  del Medio que al legitimar la opinión de la fuente con su publicación, solo están contribuyendo a esclarecer la comisión de un delito grave que no se le puede ocultar a la opinión pública. Puede ser.
Sin embargo, cabe preguntarse lo siguiente: ¿Será posible conocer alguna vez todo el inmenso cúmulo de información proveniente de fuentes de dudosa reputación que han llegado a conocimiento de periodistas profesionales de todo el mundo y en todas las épocas que NUNCA FUERON PUBLICADAS y que nunca llegarán a serlo precisamente por esa reserva ética de los reporteros?
Se podría decir que el daño infringido no es a la señora Bachelet. Es un daño a la República y a sus valores intrínsecos.

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