Otro punto de vista
PERIODISTAS Y VALORES REPUBLICANOS
Por Paulino Ramírez Quintana

Una revista (de
oposición) publica una grabación de Carabineros producto de una escucha telefónica de un personaje (de derechas), en la cual
dicho personaje involucra a la Presidenta de la República en hechos delictuosos
y que afectan ciertamente su honra y su prestigio personal y político. Al
considerarlo una injuria y calumnia, la Mandataria se querella contra los
causantes del oprobio, y se enciende por consiguiente la discusión,- amenizada
por opinólogos, comentaristas de toda ralea, políticos,etc.,- respecto de la
colisión entre dos derechos consustanciales presentes en toda sociedad
democrática moderna: el del resguardo a la libertad de expresión en todas
sus formas versus el del resguardo a la privacidad, dignidad y honra de las
personas a través de los Medios de Comunicación Social.
No es un tema
nuevo. Han habido casos recientes en los cuales los Tribunales han debido
zanjar querellas de suyo delicadas y dificiles de resolver.
La cuestión de
fondo, sin embargo, parece clara. Nuestra sociedad ha perdido la brújula para
enfrentar con seriedad sus disensos y conflictos. Se confunde democracia con
demagogia; se confunde corrupción (pública y privada) con desgobierno; se
confunde a la política (acción de gobernar) con los partidos políticos
organizados (vehículos o herramientas para gobernar)
Por ello se
confunde también a los periodistas profesionales (universitarios) con los
“comunicadores”, aquellos que pululan en el éter informativo que constituyen
las hoy llamadas “redes sociales”. Nada malo, por supuesto, que todo el mundo
quiera opinar sobre lo que se le de la gana. Pero…pastelero a tus pasteles.
Todo periodista
conoce el ABC de su delicada misión. Todo lo que se publica tiene algo de
veracidad por el mero hecho de publicarse. Ese arbitrio discrecional absoluto,-
amparado felizmente por muchas legislaciones en el mundo- le confiere al
periodista una responsabilidad mayor, una responsabilidad social, una
responsabilidad ETICA.
Un valor inherente
básico de nuestra sociedad chilena, que surge de su tradición republicana
sesquicentenaria, lo constituye el respeto a la autoridad, sea cual sea
su signo político, religioso, social, ideológico o cultural. Para cautelar ése,
entre tantos otros valores identificados con una sociedad pluralista,
tolerante, democrática y laica, es que la formación de los periodistas se le
confió a las universidades, como medio de garantizar el ejercicio ético de la
profesión.
Aquellos
periodistas de la revista en comento, debieron haber sopesado esa
circunstancia.”Todo lo que se publica tiene algo de veracidad por el mero hecho
de publicarse.” En este caso, el daño moral a la señora Bachelet ya está hecho.
Podrán argumentar los periodistas responsables del Medio que al
legitimar la opinión de la fuente con su publicación, solo están contribuyendo
a esclarecer la comisión de un delito grave que no se le puede ocultar a la
opinión pública. Puede ser.
Sin embargo, cabe
preguntarse lo siguiente: ¿Será posible conocer alguna vez todo el inmenso
cúmulo de información proveniente de fuentes de dudosa reputación que han
llegado a conocimiento de periodistas profesionales de todo el mundo y en todas
las épocas que NUNCA FUERON PUBLICADAS y que nunca llegarán a serlo
precisamente por esa reserva ética de los reporteros?
Se podría decir que
el daño infringido no es a la señora Bachelet. Es un daño a la República y a
sus valores intrínsecos.
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