Referéndum el 23 de junio
IRSE O
PERMANECER UNIDA A LA EUROPA CONTINENTAL: LA GRAN INCÓGNITA HOY EN EL REINO UNIDO
Por
Martín Poblete
Dentro de ocho días (23 de junio), el Reino Unido decidirá su permanencia en la Unión Europea (UE) mediante un referéndum vinculante. Las dos alternativas
(si o no) han estado en la delantera y
en estos últimos días ha sido el turno de la opción por irse, según las
encuestas.
En los
debates y discusiones, cualesquiera sea la línea de argumentación, siempre
ha estado al centro la idea de las relaciones del Reino Unido con la Europa
continental. Mientras los partidarios de irse las prefieren distantes, solo
en aquellos asuntos necesarios, sin obligaciones en el ámbito jurídico ni legal,
los partidarios de permanecer en la
UE, apuntan a compromisos contraídos y a la mutua conveniencia
en el largo plazo.
En los
dos siglos precedentes, el Reino Unido estuvo estrechamente involucrado
en los asuntos europeos, fue protagonista de las guerras napoleónicas
culminando en Waterloo con sus fuerzas al mando del Duque de Wellington, luego
tuvo participación clave en la negociación de los acuerdos de paz sentando las
bases de la diplomacia europea del Siglo XIX, su Secretario de Relaciones
Exteriores (Foreign Secretary) Lord Castleragh
compartiendo responsabilidades con su contraparte el Príncipe de
Metternich.
.
Mas
adelante, los británicos participaron activamente en todas las negociaciones
con las potencias europeas continentales, conducentes al reparto colonial
de África, como entre el Primer
Ministro Benjamin Disraeli uno de los protagonistas del Congreso de Berlín
junto al anfitrión, el Canciller Otto von Bismarck.
.
En el siglo XX, el Reino Unido y sus fuerzas
armadas pelearon en dos guerras mundiales, algunos de cuyos mas importantes
frentes de batalla estuvieron en suelo europeo. Entre ambas
guerras, los británicos delegaron representación en Sir Mark Alan Sykes para
negociar con el embajador Francois Georges Picot en nombre de Francia, el
reparto colonial de las posesiones del disuelto Imperio Turco Otomano en
el Medio Oriente.
Sin
embargo, a pesar de los evidentes intereses y proximidades
económicas, financieras y geopolíticas, siempre hubo una cierta distancia
cultural expresada en distintas percepciones complicando las
relaciones.
.
Después
de la Segunda Guerra Mundial, siguiendo el liderazgo de un grupo de visionarios
políticos democristianos: Amintore Fanfani, Pierre Pflimlin, Sicco
Mansholt, Robert Schuman, Paul Henri Spaak, los europeos continentales
iniciaron contactos con miras a construir instituciones comunitarias, con el
modesto comenzar de la Comunidad del Carbón y del Acero, seguida por la mas ambiciosa
Comunidad Económica Europea, y por el acercamiento franco-alemán lanzado por el
General Charles De Gaulle. En Londres, los gobiernos de los primeros
ministros Clement Attlee, Winston Churchill, y Lord Eden, contemplaron las
iniciativas comunitarias europeas sin manifestar mayor interés en su
desarrollo.
.
Por un
momento, las cosas parecieron cambiar con el gobierno del Primer Ministro
Harold Macmillan. Impresionado por el entendimiento entre Adenauer y De
Gaulle en la conferencia de Rambouillet, además de genuinamente interesado
en las proyecciones de los acuerdos, Macmillan inició un intento por negociar
la entrada del Reino Unido en la Comunidad Económica Europea en una serie de
negociaciones que se arrastraron en los años 1961-62, para concluir en fracaso
en la reunión bilateral entre Macmillan y De Gaulle en el Chateau des
Champs en Julio de 1962.
.
El sucesor de Macmillan, el
laborista Harold Wilson, fue hostil a negociar con instituciones europeas.
En 1970, el gobierno conservador de Edward Heath logró
negociar junto con Noruega y Dinamarca la admisión del Reino Unido
a la Comunidad Económica Europea, con
algunas limitaciones. El impulso se perdió durante los
gobiernos laboristas de Harold Wilson y James Callahan, para recuperarse en el
segundo gobierno de Lady Thatcher, continuado en los gobiernos de John
Major, y especialmente en el primer gobierno de Tony Blair quien, con el apoyo
del Presidente Jacques Chirac en Francia y del Canciller Helmut Kohl en
Alemania, llevó al Reino Unido a ingresar en la Unión Europea en el marco del
Tratado de Maastricht, si bien haciendo excepción de la unión financiera
y monetaria, Gran Bretaña se abstuvo de ingresar a la Eurozona, manteniendo sus
bancos y la City de Londres lejos de la tutela del Banco Central Europeo y de
los reguladores en Bruselas.
En
el primer gobierno del Primer Ministro David Cameron, y su ministro de
hacienda George Osborne, empezaron a surgir severas críticas al manejo de
la frondosa burocracia y tecnocracia en Bruselas, al carácter vinculante de las
decisiones de los tribunales europeos expresadas en aquella frase de
Cameron: "Que la Corte Suprema del Reino Unido sea Suprema", y
muy especialmente a la percepción de no estar recibiendo beneficios acordes con
la contribución financiera al funcionamiento del complejo, enorme, aparato
administrativo con sede en Bruselas. Surgió un movimiento
político-social llamado euroescéptico, su líder Nigel Farage fundó el
UKIP/Partido por un Reino Unido Independiente, a corto andar el
euroescepticismo había penetrado a los principales partidos políticos
británicos así como a considerables grupos intelectuales. Cameron,
en una decisión de esas con lugar asegurado en la historia, decidió convocar a
un referéndum vinculante el jueves 23 de junio para decidir la
continuidad, o la partida, del Reino Unido de la Unión Europea, tal vez
confiado en ganar la permanencia sobre la base de un período de relativa
prosperidad, creación de empleo y baja inflación.
El
impacto del terrorismo islámico en Europa, especialmente en Francia, y la
llegada a países miembros de la Unión Europea de cientos de miles de
refugiados musulmanes, provenientes de las guerras civiles del Medio Oriente,
como también de los conflictos armados ligados a la guerra civil de religión en
el Islam, asolando el Medio Oriente y países de África Sub-Sahariana, cambiaron
drásticamente el juego de posibilidades. BREXIT, la opción por la salida del
Reino Unido de la Unión Europea, podría ser la más votada en el referéndum de
la próxima semana.
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