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viernes, 17 de junio de 2016

Explicando lo inexplicable
ARGENTINA - HABÍA EQUIPO: JOSÉ LÓPEZ, CODO A CODO CON CRISTINA
Tras la muerte de Néstor, la ex presidenta tuvo la mayor cercanía con López
Por Marcelo Bonelli
Diario Clarín de Buenos Aires


José López no fue sólo el segundo de Julio de Vido: era la mano ejecutora de las decisiones de Cristina Kirchner en la millonaria obra pública que se pactaba con intendentes bonaerenses y gobernadores.
Ocurrió durante el último mandato de la ex presidenta. Y cuando, por internas y disputas de negocios, Cristina enfrió su relación con el multi-acusado ministro de Planificación.

Sucedió después de un encontronazo entre ambos y cuando De Vido amagó con renunciar. Cristina le respondió con términos mafiosos: “Vos te vas de acá en camión celular o con los pies para adelante”.  Ahí López empezó a tener mayor acceso directo al círculo presidencial y se convirtió en el principal ejecutor de las decisiones de la ex presidenta. Tuvo un rol importante con Néstor Kirchner, pero nunca el preponderante que le concedió Cristina.
El proceso de acercamiento comenzó en 2012 y se acentuó en los dos últimos años de mandato de Cristina.

Entre 2014 y 2015, la relación fue directa. Desde entonces López obligó a sus subalternos a llamarlo de una forma peculiar: “La Superioridad”.
“La Superioridad” –es decir López–cambió su comportamiento. Disputaba poder con De Vido y tenía gustos de nuevo rico: forzaba a su secretario privado a bajar de su oficina para abrirle y cerrarle la puerta del auto en el playón del Ministerio.

La estrecha relación entre ambos complica ahora a la propia Cristina y destruye la pobre estrategia del núcleo duro del kirchnerismo: que la corrupción involucra sólo a López y que la ex presidenta y De Vido no sabían nada de los sobornos.
Un informe confidencial del Ministerio de Infraestructura para Mauricio Macri es contundente. En su texto confirma que primero Néstor Kirchner, y después Cristina, junto a López y De Vido, adjudicaron obras por 130.000 millones de dólares. También ese “memo” secreto sostiene que en todos los casos hubo retornos y que los sobornos podrían ascender a una cumbre: 6.500 millones de dólares.

El martes –el día de su detención– López solo tenía una inquietud: los dos teléfonos que olvidó en su auto y de cuyo peritaje podría surgir que la relación con Cristina continua viva y sólida.
Hace un mes, el ministro Guillermo Dietrich hizo una denuncia penal contra el conjunto de funcionarios que manejó la obra pública. También estaría por aportar datos sobre la connivencia de un grupo de empresas y el ex secretario. Entre ellos, “cartas personales” y “correos electrónicos” donde López ordenaba abonar montos con sobreprecios a determinadas empresas. En esos documentos él sostenía que había que llevar adelante esas maniobras por orden política.

La Justicia también investiga una atractiva operación inmobiliaria: si pertenece a un encumbrado ex funcionario K el predio para construir una lujosa guardería de barcos en Tigre. Sería al lado del barrio Albanueva.
La propia Cámara Argentina de la Construcción salió a precisar la situación, en un intento de deslindar responsabilidades. Entre los hombres de negocios se insiste en que Dietrich va a pedir explicaciones a un grupo de 20 empresas que tenían relación estrecha con el ex secretario de Obras Públicas.
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Ayer, el titular de la entidad, Juan Chediak, denunció en forma directa : “Cristina y De Vido sabían de la corrupción en la obra pública.” Y agregó: “Nosotros, desde la Cámara de la Construcción, nos reunimos con ellos y les dijimos que había empresas que cobraban antes que otras.” Chediak se refirió a lo que se conocía en el mercado como “la cadena de la felicidad”. Se trataba de un grupo de diez compañías que tuvieron durante el kirchnerismo un trato preferencial desde el Ministerio de Planificación en las adjudicaciones y pago anticipado de las obras. Lázaro Báez lideraba, por varios cuerpos, esa “cadena e la felicidad”, pero estaban también Cristóbal López, Electroingeniería, Rovella Carranza, Panedile y otras firmas con vinculación directa ante la Casa Rosada.
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Víctor Pietroboni, empresario de Entre Ríos, y miembro de la Cámara de la Construcción, fue más directo en su denuncia pública. Así lo dijo: “Te llamaba el secretario de Obras Públicas y nos decía que por orden de Cristina no participemos en determinadas licitaciones, porque ya estaba decidido que eran para Lázaro Báez”. También contó cómo se cobraban los sobreprecios y se pagaron coimas: “Se hacían trabajos que costaban 800 mil pesos y cobraron 10 millones de dólares.” La franca reacción de Pietroboni apunta contra la defensa de Lázaro Báez (detenido)  en la Justicia. Pietroboni dijo: “Báez es un delincuente que le hizo mucho mal a la industria de la construcción.” Todos cuestionan la confección del ranking de obras que Báez usa en su defensa, en base a un documento que enarboló Cristina en una cadena nacional. Esa nómina se armó al modo como el anterior gobierno creaba el relato: con mentiras e interpretaciones subjetivas de la verdad. La expuso Cristina para tergiversar la realidad y decir que Austral no fue la constructora más beneficiada Pero los datos oficiales de Vialidad Nacional lo desmienten. En la denuncia penal del nuevo gobierno se afirma que Austral concentró la mayoría de las obras públicas y lideró las adjudicaciones con 21.269 millones de pesos.
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Los bolsos y el monasterio de López son un golpe al corazón político del “cristinismo”. Pegan en la línea de flotación de su relato.
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También le dieron oxígeno político a la Casa Rosada. Un respiro transitorio: la inflación del Indec del 4,2 % y la recesión obligan a actuar a Macri para evitar problemas sociales.

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