Explicando lo inexplicable
ARGENTINA - HABÍA
EQUIPO: JOSÉ LÓPEZ, CODO A CODO CON CRISTINA
Tras la muerte de Néstor, la ex presidenta tuvo la
mayor cercanía con López
Por Marcelo Bonelli
Diario Clarín de Buenos AiresJosé López no fue sólo el segundo de Julio de Vido: era la mano ejecutora de las decisiones de Cristina Kirchner en la millonaria obra pública que se pactaba con intendentes bonaerenses y gobernadores.
Ocurrió
durante el último mandato de la ex presidenta. Y cuando, por internas y
disputas de negocios, Cristina enfrió su relación con el multi-acusado ministro
de Planificación.
Sucedió
después de un encontronazo entre ambos y cuando De Vido amagó con renunciar.
Cristina le respondió con términos mafiosos: “Vos te vas de acá en camión
celular o con los pies para adelante”. Ahí López empezó a tener mayor acceso directo
al círculo presidencial y se convirtió en el principal ejecutor de las
decisiones de la ex presidenta. Tuvo un rol importante con Néstor Kirchner,
pero nunca el preponderante que le concedió Cristina.
El
proceso de acercamiento comenzó en 2012 y se acentuó en los dos últimos años de
mandato de Cristina.
Entre
2014 y 2015, la relación fue directa. Desde entonces López obligó a sus
subalternos a llamarlo de una forma peculiar: “La Superioridad”.
“La
Superioridad” –es decir López–cambió su comportamiento. Disputaba poder con De
Vido y tenía gustos de nuevo rico: forzaba a su secretario privado a bajar de
su oficina para abrirle y cerrarle la puerta del auto en el playón del
Ministerio.
La
estrecha relación entre ambos complica ahora a la propia Cristina y destruye la
pobre estrategia del núcleo duro del kirchnerismo: que la corrupción involucra
sólo a López y que la ex presidenta y De Vido no sabían nada de los sobornos.
Un
informe confidencial del Ministerio de Infraestructura para Mauricio Macri es
contundente. En su texto confirma que primero Néstor Kirchner, y después
Cristina, junto a López y De Vido, adjudicaron obras por 130.000 millones de
dólares. También ese “memo” secreto sostiene que en todos los casos hubo
retornos y que los sobornos podrían ascender a una cumbre: 6.500 millones de
dólares.
El
martes –el día de su detención– López solo tenía una inquietud: los dos
teléfonos que olvidó en su auto y de cuyo peritaje podría surgir que la
relación con Cristina continua viva y sólida.
Hace
un mes, el ministro Guillermo Dietrich hizo una denuncia penal contra el
conjunto de funcionarios que manejó la obra pública. También estaría por
aportar datos sobre la connivencia de un grupo de empresas y el ex secretario.
Entre ellos, “cartas personales” y “correos electrónicos” donde López ordenaba
abonar montos con sobreprecios a determinadas empresas. En esos documentos él
sostenía que había que llevar adelante esas maniobras por orden política.
La
Justicia también investiga una atractiva operación inmobiliaria: si pertenece a
un encumbrado ex funcionario K el predio para construir una lujosa guardería de
barcos en Tigre. Sería al lado del barrio Albanueva.
La
propia Cámara Argentina de la Construcción salió a precisar la situación, en un
intento de deslindar responsabilidades. Entre los hombres de negocios se
insiste en que Dietrich va a pedir explicaciones a un grupo de 20 empresas que
tenían relación estrecha con el ex secretario de Obras Públicas.
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Ayer,
el titular de la entidad, Juan Chediak, denunció en forma directa : “Cristina y
De Vido sabían de la corrupción en la obra pública.” Y agregó: “Nosotros, desde
la Cámara de la Construcción, nos reunimos con ellos y les dijimos que había
empresas que cobraban antes que otras.” Chediak se refirió a lo que se conocía
en el mercado como “la cadena de la felicidad”. Se trataba de un grupo de diez
compañías que tuvieron durante el kirchnerismo un trato preferencial desde el
Ministerio de Planificación en las adjudicaciones y pago anticipado de las
obras. Lázaro Báez lideraba, por varios cuerpos, esa “cadena e la felicidad”,
pero estaban también Cristóbal López, Electroingeniería, Rovella Carranza,
Panedile y otras firmas con vinculación directa ante la Casa Rosada.
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Víctor
Pietroboni, empresario de Entre Ríos, y miembro de la Cámara de la
Construcción, fue más directo en su denuncia pública. Así lo dijo: “Te llamaba
el secretario de Obras Públicas y nos decía que por orden de Cristina no
participemos en determinadas licitaciones, porque ya estaba decidido que eran
para Lázaro Báez”. También contó cómo se cobraban los sobreprecios y se pagaron
coimas: “Se hacían trabajos que costaban 800 mil pesos y cobraron 10 millones
de dólares.” La franca reacción de Pietroboni apunta contra la defensa de
Lázaro Báez (detenido) en la Justicia.
Pietroboni dijo: “Báez es un delincuente que le hizo mucho mal a la industria
de la construcción.” Todos cuestionan la confección del ranking de obras que
Báez usa en su defensa, en base a un documento que enarboló Cristina en una
cadena nacional. Esa nómina se armó al modo como el anterior gobierno creaba el
relato: con mentiras e interpretaciones subjetivas de la verdad. La expuso
Cristina para tergiversar la realidad y decir que Austral no fue la constructora
más beneficiada Pero los datos oficiales de Vialidad Nacional lo desmienten. En
la denuncia penal del nuevo gobierno se afirma que Austral concentró la mayoría
de las obras públicas y lideró las adjudicaciones con 21.269 millones de pesos.
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Los
bolsos y el monasterio de López son un golpe al corazón político del
“cristinismo”. Pegan en la línea de flotación de su relato.
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También
le dieron oxígeno político a la Casa Rosada. Un respiro transitorio: la
inflación del Indec del 4,2 % y la recesión obligan a actuar a Macri para
evitar problemas sociales.
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