Columna de Opinión del Editor
EN PUERTO VARAS SE ABRE UNA NUEVA ERA ECONÓMICA REGIONAL Y OTRA VEZ LA INTEGRACIÓN VUELVE A SER LA PRIORIDAD NUMERO UNO
La XI Cumbre de la Alianza del Pacífico que se celebra en Puerto Varas, con
la presencia del Presidente argentino Mauricio Macri y el presidente electo de
Perú Pedro Pablo Kuczynski, además de los restantes miembros
de este pacto, deja muy en claro que la
región latinoamericana, especialmente la parte suramericana, comienza a caminar otra vez con más fuerza por una vía mucho más ligada al neo liberalismo, buscando en esta fase la integración económica como prioridad y utilizando para ello todos los elementos que entrega la globalización mundial, como enfatizó la Presidenta socialista Michelle
Bachelet.
“Así, la integración que hemos buscado desde la colonia en América Latina es
urgente”, dijo la Mandataria chilena, quien también arribó a la ribera del Lago
Llanquihue, donde se encuentra la paradisiaca ciudad de Puerto Varas, sede de esta cumbre.
"Lo que buscamos es que haya integración entre los países, que esa
integración sea entre los pueblos, las culturas y también las economías y de
esa manera asegurar bienestar para todos nuestros compatriotas. Esto nos ha
significado mucho trabajo al tener que ponernos de acuerdo en normativas, en estándares de
calidad, en un conjunto de cosas que finalmente nos va a permitir que esa
integración sea de verdad", subrayó Bachelet.
Este giro político-económico es impresionante, aunque no novedoso, especialmente cuando se recuerda el año 2005 en que
dirigentes como Hugo Chávez, Lula de Silva, Nestor Kirchner y Evo Morales,
todos de orientación progresista, estatistas y alejados del capitalismo rabioso, aunque sí lo
practicaban cada uno en sus respectivas naciones, hicieron reventar la propuesta del ALCA realizada por el Presidente estadounidense George Bush Jr
en la cumbre de Mar del Plata.
Ahora en la alianza del Pacífico integrada por México, Colombia, Perú y
Chile (220 millones de habitantes y el 40% del PIB regional) y 49 países
observadores se está apostando claramente por el libre comercio o libre mercado. Este punto
destaca el enorme vuelco que ha dado la región en once años en que han quedado
bajo tierra las ideas de los Kirchner en Argentina y de los movimientos de
izquierda bolivariana, cuyo centro estaba en Caracas con el fallecido líder Hugo
Chávez. En reemplazo, los cuatro países de la Alianza del Pacífico han retomado ahora la posta integracionista y de desarrollo capitalista guiados prioritariamente por los mercados y dejando atrás la etapa de las reformas sin respaldo financiero, como ha ocurrido bajo la administración de Bachelet en Chile.
A la cumbre de Puerto Varas arribó también el presidente argentino Mauricio
Macri, quien es presentado como la gran carta del liberalismo, a quien intenta seguirle los pasos Michel
Temer de Brasil, aunque con menos experiencia y conocimientos. Ambos marcan el fin de una guerra a muerte contra Estados Unidos,
país cuyos planes de desarrollo y cooperación eran considerados al comienzo de
este siglo principalmente como “imperialistas” y nefastos para los habitantes y
gobiernos regionales. Barack Obama se ha preocupado de limpiar en parte esta
imagen y, aunque falta mucho aún por hacer, está el caso de Cuba que ha entrado
nuevamente con toda fuerza a participar en el concierto latinoamericano y
mundial de naciones, aunque le sigue penando el embargo económico estadounidense.
Argentina lleva menos de un mes como país observador de la Alianza, a
petición de Macri, y su entrada en este club tardará, pero el acercamiento ya lo
ha convertido en el gran país protagonista. Latinoamérica está ahora dividida
en varios grupos regionales entre los que la Alianza del Pacífico representa
con más claridad la apuesta por el liberalismo.
Al otro lado está el Mercosur con países fundamentalmente proteccionistas,
especialmente Venezuela, ya que Brasil y Argentina se encaminan por una nueva etapa de
cambios, al menos en sus nuevos pensamientos, por el momento teóricos..
Macri y líderes respetados de la región como el chileno Ricardo Lagos
buscan también ahora la integración entre el Mercosor y la Alianza del Pacífico. Macri dejó en claro
en Puerto Varas que ese es su horizonte pero espera que Brasil lo acompañe cuando logré resolver sus
problemas políticos internos. Argentina quiere atraer a su socio natural al
bloque. "Queremos dinamizar el Mercosur que viene medio congelado hace
mucho tiempo y converger hacia la Alianza del Pacífico. Tenemos que ver cómo
Brasil encauza su situación", explicó el presidente argentino al llegar a
la cumbre.
"En un tiempo tenemos que estar trabajando todos juntos para el
desafío de seguir creciendo", remató. Pero como admitió la ministra
peruana Magalí Silva, para eso el proteccionismo del Mercosur debería apostar por
derribar barreras. Esta misma semana los industriales argentinos exigían a
Macri que no abra más la importación o habrá despidos masivos, así que no será
fácil ese giro.
"Hay que integrar a los grandes bloques de la región, es nuestra
intención, por ahí va el mundo", sentenció Susana Malcorra, la canciller
argentina.
En esta forma el cambio puede llegar a ser de 360 grados o una vuelta de carnero, porque si los gobiernos no reaccionan a tiempo, pronto estaremos envueltos en los conflictos de antaño, como son bajo crecimiento, alto desempleo, alta inflación y un aumento desproporcionado de la desigualdad, que es lo que quería resolver la Presidenta Bachelet durante este su segundo Gobierno, pero dejará, en cambio, un país lleno de problemas, sin reformas y un consumo muy caro por el incremento de los precios en el mercado interno. El último informe sobre el desempleo de 6,8%, el más alto desde 2010, nos está dando ya algunos indicadores concretos porque en este caso los chilenos sin trabajo (sólo los registrados) suman 538.000.
En esta forma el cambio puede llegar a ser de 360 grados o una vuelta de carnero, porque si los gobiernos no reaccionan a tiempo, pronto estaremos envueltos en los conflictos de antaño, como son bajo crecimiento, alto desempleo, alta inflación y un aumento desproporcionado de la desigualdad, que es lo que quería resolver la Presidenta Bachelet durante este su segundo Gobierno, pero dejará, en cambio, un país lleno de problemas, sin reformas y un consumo muy caro por el incremento de los precios en el mercado interno. El último informe sobre el desempleo de 6,8%, el más alto desde 2010, nos está dando ya algunos indicadores concretos porque en este caso los chilenos sin trabajo (sólo los registrados) suman 538.000.
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