HEMOS SABIDO VENDER PRODUCTOS, PERO
NO IMAGEN
Por Roberto Fantuzzi
Mi hermano Ángel Fantuzzi que quise mucho, una vez me dijo que él estaba en el peor de los mundos, el empresarial un mundo que se identifica cómo egoísta, desigual y el político otro terreno totalmente desprestigiado. Como “guinda de la torta” sólo le faltaba tener un “motel” para culminar su carrera en las profundidades.
A lo que me refiero con esto, es el alto nivel de
despreocupación de los empresarios chilenos creyendo que el único objetivo de una
compañía es vender y tener una rentabilidad en números azules y ojalá la más
contundente.
Hace ya varios años se ha ido desarrollando un nuevo modelo
y concepto de RSE, Responsabilidad Social Empresarial, donde las compañías han
utilizado esta herramienta como publicidad y no con el verdadero objetivo de
tener buenas conductas corporativas.
Para mí el termino de RSE está muy manoseado
innecesariamente y me llama mucho la atención que cada vez que pregunto sobre
entidades que tiene trabajadores discapacitados, sólo el 1% de los empresarios
me manifiesta tener a colaboradores en sus filas con algún problema físico o
motor.
Muchos se “vanaglorian” que sus empresas realizan aportes
considerables a instituciones de beneficencia, como por ejemplo la Teletón, es
un “desfile” de compañías que hacen aportes millonarios, pero muchas de ellas
no mantienen una política de integración, es sólo una pantalla para mejorar la
imagen corporativa.
Según un estudio de Fonadis el 12,9% de la población
chilena presenta un tipo de discapacidad, la cual no se considera en el mercado
laboral.
En algunos países cómo por ejemplo Holanda, las políticas de
responsabilidad social se enfocan principalmente en tres aspectos las famosas
“3p” profit (utilidad), people (personas) y planet (planeta), cumpliendo con
estos tres requisitos se les entrega el sello de una empresa preocupada por el
medio ambiente y asimismo el cliente o usuario podrá elegir productos de
compañías que tiene una visión de sustentabilidad, aunque tengan un costo más
elevado.
.
Hemos sabido vender nuestros productos o servicios pero
todavía no aprendemos a vender nuestra imagen, donde la ética y los valores
están implícitos en cualquier actividad que uno realice y no tiene que ser
necesario que estén escritas para poder recordar las buenas prácticas que todos
deberían aplicar.
.
Mientras que la sociedad se empodere, los ciudadanos serán más
exigentes y castigarán a las empresas que no cumplan con la visión de
responsabilidad con el entorno, ya que se considerará situaciones que antes
eran normales, cómo abusos hacia los consumidores.
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