25.10.2013-KRADIARIO
La Cuestión Nuclear
Por Martín Poblete (*)
El 17 de octubre de 1956, una joven Reina Isabel
inauguraba la primera central eléctrica nuclear del mundo,
construìda en Calder Hall, Inglaterra, con dos reactores; entre aquella fecha y
junio de 1995 en Sizewell B, el Reino Unido construyó dieciocho centrales
nucleares dotadas con reactores ligeros diseñados para generar
electricidad.
Sin embargo, la cronología es engañosa,
Sizewell B fue comisionada a fines del gobierno de Lady Thatcher,
inaugurada con perfil muy bajo por el Primer Ministro John Major, desde
entonces no hubo ningún proyecto nuclear bajo consideración incluyendo los
sucesivos gobiernos socialistas de Tony Blair y Gordon Brown. Hubo
razones para la retirada.
El 28 de marzo de 1979, el reactor Nº 2 de la
central nuclear Three Mile Island en el Estado de Pennsylvania, Estados
Unidos, sufrió un recalentamiento parcial con acumulación de gases
radiactivos. Sin perjuicio de que en el incidente no hubo víctimas que
lamentar, el enorme impacto de opinión pública paralizò efectivamente el programa
de construcción de centrales eléctricas nucleares en Estados Unidos.
Un factor de considerable importancia en el clima de alarma lo tuvo una
película, The China Syndrome, estrenada la semana antes del incidente de Three
Mile Island, sobre el eventual recalentamiento y quiebre de la muralla de
contención de un reactor ("meltdown"), con el concurso glamoroso de
Jane Fonda, Michael Douglas y Jack Lemmon, una interesante película de
ciencia-ficción se transformò en gran éxito de taquilla.
Lo peor estaba por venir, en mayo de 1986 el
reactor de la central eléctrica nuclear en Chernobyl, Ucrania, parte de
la entonces Unión Soviética, estalló destruyendo las murallas de
contención del reactor, el primer "meltdown" en la historia de la
energía nuclear, ocasionando directamente la muerte de alrededor de cien
personas, indirectamente la muerte prematura de incontables víctimas, la
mayoría por varias formas de cáncer, esto ùltimo continùa hasta hoy, con
grave daño de largo plazo al medio ambiente circundante.
Después de Chernobyl, un amplio espectro de
organizaciones del tipo ONG y el llamado Movimiento Verde, tomaron
con singular fuerza la oposición a la construcción de centrales nucleares en
Occidente. Por su parte, la industria nuclear se abocó al
desarrollo de nuevos diseños buscando corregir y superar las inadecuaciones de
los desarrollados en la década del 1970; en este sentido, la
colaboración entre AREVA y Electricitè de France EDF produjo el primer
diseño post-Chernobyl/Three Mile Island, luego vendrían las contribuciones de
Siemens en Alemania, y de Westinghouse y General Electric en Estados
Unidos, hacia fines de la década de 1990 esas empresas empezaron a
construir centrales nucleares totalmente nuevas en su diseño y
la estructura de sus reactores en Francia, Finlandia y Corea del Sur.
En marzo de 2011, un terremoto y tsunami en
Japón destruyó parcialmente la central nuclear de Fukushima, dañando
irreparablemente el sistema de refrigeración de sus reactores alzando el
riesgo real de contaminar con residuos radiactivos la aguas del Océano Pacífico;
este desastre dejó en claro la inevitabilidad de reemplazar todas las
centrales nucleares, y sus reactores, diseñadas en la década de
1970. El gobierno del Primer Ministro Shintaro Abe ha ordenado la
revisión profunda del programa nuclear japonés; un poco más lejos, la
Canciller Angela Merkel ha planteado el desmantelamiento de las centrales
nucleares operando en Alemania.
En el Reino Unido, el gobierno conservador del
Primer Ministro David Cameron, enfrentado a las consecuencias de la parálisis
energética de sus dos inmediatos predecesores, ha decidido iniciar la necesaria
renovación de las 18 centrales nucleares del Reino Unido escogiendo
un proyecto presentado por Electricitè de France EDF, con la novedosa participación
de dos empresas chinas: China National Nuclear Corporation y
China General Nuclear Power Corporation, y la compañía francesa fabricante de
reactores AREVA, para una central nuclear construìda en Hinkley Point C, Somerset.
Con un presupuesto estimado en dieciséis
mil millones de libras esterlinas, un 13% destinado a cubrir los costos
de cumplir con las estrictas regulaciones británicas, la planta entraría en
operaciones el año 2020 cubriendo el 7% de las necesidades de electricidad del Reino Unido estas cifras dan una idea de la dimensión física del proyecto.
El presidente de EDF Henri Proglio describió el
acuerdo como "Un momento importantísimo para nuestra compañía"; a su
vez, los ejecutivos chinos han resaltado la importancia para
ellos de la experiencia de trabajar en un medio estrictamente
regulado.
Desde su rincón, el Primer Ministro David
Cameron ha destacado el acuerdo como el punto de partida en la renovación de
las centrales nucleares inglesas, hasta cubrir un 60% de la demanda de
energía de una sociedad industrial desarrollada, de paso evitándose los
desmoralizantes apagones y cortes que habrían tenido lugar de no actuarse ahora
en función del futuro, complementando el reemplazo y desfase de las antiguas
termoeléctricas a carbón y su reemplazo por centrales a gas natural, iniciado
en el gobierno de Lady Thatcher.
A quienes les venga el sayo, que se lo pongan; y
a buenos entendedores pocas palabras.
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