El Foro Económico Mundial comenzó y terminó sin pena ni gloria en la ciudad suiza de Davos, principalmente por falta de un tema central, manteniéndose el nivel de los debates e intervenciones en el plano de las amenazas globales, es decir en lo que puede pasar, tanto en el plano político como económico.
Y en este punto se abordaron las rebeliones surgidas en el mundo árabe, especialmente en Túnez y en Egipto, sin descartar que estas protestas podrían extenderse a varios otros países, como son ya los casos de Jordania, Yemen y Argelia, principalmente.
Aquí surgió también el tema del petróleo, cuyo precio bordea ya los cien dólares por barril. Los europeos entregaron un mensaje de que harán todo lo posible por salvar al euro. “Haremos todo lo posible para salvar al euro” dijeron los líderes europeos, como la canciller alemana Angela Merkel.
Optimismo contenido
Sin embargo, a diferencia de otros años, en 2009 y 2010, hubo esta vez un optimismo “contenido”, como lo definió la BBC Mundo.
Así, los directores ejecutivos de las compañías participantes a la reunión que congrega a 2.000 líderes económicos y políticos, los más poderosos del mundo, mostraron mayor optimismo, aunque siempre matizado por las advertencias de que los buenos tiempos podrían no durar mucho. “Somos optimistas pero tenemos miedo de serlo”, dijeron algunos como Paul Bulcke, el jefe de la gigante Nestlé.
Chanda Kochbar, directora ejecutiva del banco indio ICICI, dijo que aunque es importante mostrarse optimistas y buscar oportunidades, éstas tienen que estar ancladas a la realidad.
Ellen Kullman, directora ejecutiva de DuPont, se mostró de acuerdo y dijo que 2010 fue un "año fantástico para el crecimiento, pero 2011 todavía será bueno".
Y con cualquiera con el que uno hablase, fuese Michael Dell, fundador del gigante informático que lleva su apellido; Kris Gopalakrishnan, de la compañía de informática Infosys; o Wei Jiafu, representando a China Ocean Shipping Group, todo el mundo reportó un crecimiento muy fuerte y predijo inversiones y expansión, publicó la BBC Mundo.
Niveles de confianza
Una encuesta entre jefes de alrededor del mundo recopilada por la compañía de consultores Pricewaterhouse Coopers y hecha pública en la víspera del comienzo del Foro sugirió que los niveles de confianza se encuentran en el mismo punto que en el momento anterior a la crisis. A pesar de esto, muchas de las discusiones y sesiones mantenidas a lo largo de los cinco días del evento, que terminó ayer domingo, se concentraron en aquello que podía ir mal.
Las deudas gubernamentales, especialmente en Europa, la creciente inflación, especialmente en el precio de los alimentos y la escasez de recursos desde la comida a la energía, así como las guerras cibernéticas, fueron parte de la larga lista de temas de Davos.
Tanto el presidente francés, Nicolas Sarkozy, como la canciller alemana Merkel, abortaron una discusión mayor sobre la Eurozona cuando atacaron a especuladores, banqueros, inversores, para que les aseguraran, sin términos ambiguos, que harían cualquier cosa que fuese necesaria para defender el euro y apoyar a los miembros más débiles de la unión monetaria.
"El euro será estable, estamos dispuestos y podemos defender la estabilidad del euro", aseguró en el ministro alemán de Economía Wolfgang Schäuble, aunque acto seguido tuvo que reconocer que la tarea "es difícil y tenemos mucho de lo que discutir". Más optimista fue su homóloga francesa, Christine Lagarde. “El cambio ya está hecho”, dijo, y desmintió rotundamente que la situación de la divisa comunitaria haya pasado de "grave a crónica".
El Foro Económico Mundial 2011 llegó a su fin. Pero los europeos no querían marcharse sin volver a repetir el mensaje que desde sus respectivos países habían traído: el euro vive; tal vez esté débil, pero no ha muerto.
Sin embargo también hubo escepticismo. La eurozona está todavía expuesta a un alto riesgo en 2011. Otra crisis de deuda soberana es posible y la reducción del déficit gubernamental tendría un impacto negativo en el crecimiento económico.
En comparación con el resto del mundo, la situación de la Unión Europea no es mala, opinó Schäuble en el encuentro económico. La eurozona debería, sin embargo, mejorar su competitividad, para lo cual es necesario armonizar las políticas europeas sociales y de economía: "Estamos un poco retrasados en este campo”, concluyó el alemán, e instó- como previamente lo había hecho su canciller, Angela Merkel, y antes que ella el presidente galo, Nicolas Sarkozy- a reducir la deuda pública como condición para seguir creciendo en Europa.
En la misma tónica que el ministro de Economía, Merkel reclamó recortes en las prestaciones sociales de los socios comunitarios, ingrediente necesario para la receta que permita superar la crisis monetaria: "La solidaridad no puede ser a coste cero", afirmó ante los delegados de su partido, la Unión Demócrata Cristina (CDU), durante una reunión en el sur de Alemania.
Los países de la UE que todavía mantengan una edad de jubilación por debajo de la alemana, recientemente extendida hasta los 67 años, deberían de elevarla.
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