El disidente cubano Guillermo Fariñas, que cumplió cien días en huelga de hambre (comenzó el 24 de febrero), volvió a pedir la libertad para todos los presos políticos en Cuba, especialmente los que están enfermos que son 26.
Igualmente manifestó su escepticismo frente a los resultados que pueda llegar a tener finalmnte el diálogo entre el gobierno castrista y la Iglesia Católica, cuyo objetivo final es liberar a todos los presos.
El miércoles último se conocieron los primeros resultados de las conversaciones mantenidas entre el presidente Raúl Castro y la jerarquía católica de Cuba hace catorce días, al anunciarse los primeros seis traslados de prisioneros a cárceles ubicadas en lugares cercanos a sus familiares.
En esta ocasión, Fariñas, periodista y psicólogo, habló desde el hospital donde se encuentra internado tras tres meses de huelga de hambre y sed. Allí se dio a entender que el disidente estaba recibiendo suero para evitar que muriera como ocurrió con su compañero de prisión Orlando Zapata Tamayo, el 23 de febrero pasado, tras 85 días de huelga de hambre.
La postura del disidente es rígida, ya que rechazó una oferta de asilo en España y no ha escuchado tampoco los pedidos de otros disidentes para que deje la huelga de hambre. Sin embargo, lo haría si hubiesen avances substanciales en las actuales conversaciones entre la Iglesia y el Gobierno, que cree que no llegaran a ningún buen puerto.
Sin embargo opinó que todo esto no es más que una nueva “situación de manipulación de los presos a los que están usando como piezas de ajedrez. Si no hay avances “regresaríamos a la misma postura”, declaró Fariñas.
El disidente Elizardo Sánchez indicó que, conforme a sus datos, por el momento solo se trata de “acercamientos” y que no se sabe nada sobre los presos enfermos ni sobre posibles excarcelaciones.
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