Las Peste fue escrita por Albert Camus, filósofo francés,
por allá por 1947. En esta magnífica obra el autor intenta enviar un mensaje a
la humanidad de postguerra acerca de la fragilidad de la vida, la que se ve, de
pronto, arrasada por amenazas inesperadas y otras provocadas por causalidad
puramente humana. El descontrol de la epidemia aflige a toda la humanidad y no
cabe más que sufrir en soledad el miedo existencial, al que se le agrega como
terapia el aislamiento y las medidas coercitivas respectivas.
En este aguerrido Chile del 2024 sufrimos una especie de
PESTE. Ya no es la del Covid 19, de la que salimos bastante estropeados, sino
que la peste de los “AUDIOS 2022”. Este mal parece propagarse a toda velocidad
y con extensión indiscriminada. Todos son vulnerables al mal: empresarios,
políticos, palestinos, judíos, chilensis de alcurnia, de derecha , centro y de
los que se llaman de izquierda; también de otras etnias o razas. Pero donde se
ensaña la PESTE es con la derecha política y empresarial (que son gemelos
consanguíneos). Ahí, en esa pléyade de traficantes de la economía y el poder,
pareciera que el mal se concentra y agudiza hasta el extremo del espanto.
Esas puertas residenciales de la derecha están siendo
marcadas como en los progromos judíos de la Europa antigua. Luego de la marca
viene el vacío o la aniquilación, la muerte del “prestigio” y honorabilidad,
punto bien resguardado a fuerza de publicidad bien rentada y de abogados
lobbystas de alta gama, más la connivencia cómplice de esas capas arribistas
que con tal de escalar permiten que se
viole todo, hasta el pudor, el honor y la decencia.
Como Pedro la noche del arresto, niegan tres y más veces
haber sido amigo del procesado, ese que creyó estar a la derecha del PODER.
Pero el gallo cantó tres veces y los amaneceres se vuelven tormenta diaria. ¿Cómo
eludo este desastre?. No es ahora tan fácil, como eludir boletas y facturas
para joderse al público interés. Ese OGRO del Estado y la desbalanceada
JUSTICIA se han escapado de las manos, esas benditas manos que nos protegían
desde que el dictador anuncio urbi et orbi que se debía “cuidar a los ricos”.
Ahora, en cambio, parece que el roterío, los de a pie, los perdedores y
resentidos han adquirido ventaja y van por la venganza. Los pudimos parar el 4
de septiembre y acabar con sus ínfulas reivindicativas. Pero ahora se ha vuelto
más desafiante, pues se quieren meter ya no en las leyes, sino en nuestras
cuentas bancarias, en nuestros secretos bien guardados; es como meterse a la
alcoba en la noche de bodas.
Esta Peste es corrosiva, está traumando a toda la gran
familia del poder, nuestras esposas e hijos ya están sufriendo crisis de
pánico: no se atreven ni a ver las noticias. Nuestra querida y amistosa TV, de
pronto se ha vuelto un gabinete de tortura, una especie de Mamo Contreras que
nos señala y acusa, como el dedo de Lagos, que nos persigue y amenaza, como
esos sicarios, que ahora son los fiscales y jueces desubicados, que no caen en
la cuenta de con quienes se están metiendo.
Ese mismo abogado que debió pasar por el purgatorio de la
cárcel “Santiago I”, de lo cual el hermano defensor culpa al presidente Boric,
como lo hace el hábil cerdo que gusta de tirar mierda para todos lados y en ese
mierdero todos quedan confundidos.
Bueno, la canción dice que para subir al cielo se necesita
una escalera larga y otra cortita. La larga la tuvieron por cincuenta peldaños,
pero parece que les falló la cortita.
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