Alemania vive tiempos complejos. En septiembre tuvieron lugar tres elecciones en los estados de lo que fue la República Democrática Alemana (RDA): Turingia, Sajonia y Brandeburgo, que representan algo más del 10% de los 84 millones de alemanes. Los resultados confirmaron lo que las encuestas venían anunciando: el auge de la extrema derecha representada por el partido Alternativa para Alemania (AFD, por su sigla en alemán) que venció en Turingia y llegó en segundo lugar en Sajonia y en Brandeburgo.
También se confirmó el debilitamiento del partido Social Demócrata Alemán (SPD), que encabeza el gobierno, y de la coalición que lo acompaña. Los resultados en los dos primeros estados provocaron un cambio sustancial en la política migratoria del gobierno que tendrá repercusiones en toda la Unión Europea (UE) por cuanto suspendió por seis meses la libre circulación de personas Schengen poniendo controles en las nueve fronteras del país (1) poniendo controles en las nueve fronteras del país. La celebración en Brandeburgo por el triunfo del SPD tiene sabor a derrota por cuanto superaron solo por un punto y fracción a la extrema derecha.
La mayor parte de los alemanes están inquietos por la incertidumbre provocada por la caída de la economía en 2023 junto a una muy débil recuperación que se espera alcance solo a 0,2% el presente año. La guerra que no termina en el este de Europa consume recursos destinados al gasto social, investigación o cultura y que son reencauzados al Ministerio de Defensa.
A la masiva inmigración, mayoritariamente desde Ucrania hoy, se mantiene la del Medio Oriente y de Afganistán. Cifras de la Oficina Federal de Estadística (Destatis), indican que entre 2022 y 2023 entraron al país 2.215.000 inmigrantes, en un país donde el déficit de viviendas alcanza a 700 mil. Se suman las preocupaciones por el cambio climático, las inundaciones, la política energética o las visiones sobre el futuro de la UE y la OTAN, que copan la agenda política del gobierno y las preocupaciones de los ciudadanos. Todo ello ha llevado a que el 79% de la población alemana se declare poco o nada satisfecho con el gobierno que preside el canciller federal, Olaf Scholz, de acuerdo con la encuesta de ARD DeutschlandTrend, publicada el pasado 6 de septiembre.
La coalición que encabeza Scholz, está formada por el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), la Alianza 90/Los Verdes (PV) y el Partido Democrático Libre (FDP) o liberales, y de acuerdo con la misma encuesta habría llegado a una baja histórica de 36%. Los recientes resultados de las elecciones confirmaron el crecimiento de la derecha más dura, con su partido “Alternativa para Alemania” (AfD), que obtuvo primera mayoría en Turingia con 32,84% de los votos, segunda en Sajonia, con 30,63% y en Brandeburgo con 29,2% (provisorio). Por su parte los demócratas cristianos (CDU) vencieron en Sajonia, ocuparon el segundo lugar en Turingia y tercero en Brandeburgo. El SPD llegó quinto en Turingia con solo el 6,05 % de los votos, cuarto en Sajonia, con 7,33% y primero en Brandeburgo, con 30,9% venciendo por algo más de un punto a AfD. Más dura es la situación de los liberales que no alcanzaron al 5% en ninguno de los tres estados mientras que los Verdes solo lo lograron en Sajonia, raspando con el 5,1%. Ni a nivel estadual ni federal se puede ingresar al Parlamento si no se alcanza el 5% de los votos.
Algunos analistas señalan que la reciente votación del este no es representativa de toda Alemania, ya que abarca solo al 10,1% de la población. Sin embargo, la prensa alemana y europea ha destacado que por primera vez AfD haya triunfado en Turingia -y que sea segunda fuerza en Sajonia y Brandeburgo- un partido con una clara agenda reivindicativa de valores que se estimaban desaparecidos. Se suma otra característica particular: el malestar es más evidente en el este del país, en la antigua zona comunista, donde los jóvenes se consideran diferentes al resto de sus compatriotas del oeste, mientras que muchas personas mayores recuerdan la seguridad que les ofrecía el viejo sistema. Hoy se quejan de que no son debidamente considerados, que los salarios para el mismo tipo de trabajo son más bajos en el este, mientras que los empresarios protestan por el precio de la energía, que golpea a toda la población.
En realidad, lo que existe es resentimiento o una suerte de muro invisible que continúa dividiendo por lo que vivieron sus padres o ellos mismos. A nadie le gusta hablar, o no saben, del pasado nazi de sus abuelos o de la colaboración con la Stasi (servicio de inteligencia de la ex RDA).
En ciudades como Dresde, Leipzig, Jena o Weimar, hay muy poca multiculturalidad y es una de las cosas que desean mantener, alejando a los inmigrantes, lo que explicaría el alza constante del AfD, sobre todo en los votantes jóvenes.
Por su parte el Partido Verde, fundado en 1980 por militantes descontentos del SPD y que levantaron un discurso de protección del medio ambiente, de rechazo a la energía nuclear, al despliegue de misiles estadounidenses y de apoyo al pacifismo (principios de los que hoy están distantes), desaparecieron electoralmente en dos de esos estados. La pregunta es si el SPD, es decir la histórica socialdemocracia alemana, heredera de la tradición socialista de fines del siglo XIX, podrá reponerse y reconquistar votos en vista a las próximas elecciones federales que tendrán lugar la última semana de septiembre de 2025.
Desde el año 2002 hasta el 2021 Alemania ha enfrentado seis elecciones a nivel federal. En cuatro oportunidades ha vencido la CDU y en dos el SPD. El sistema político alemán obliga a la formación de coaliciones de gobierno en el plano federal y estadual, para llegar a tener mayoría en el Parlamento. El SPD que obtuvo en 2002 el 38,5% de los votos, sólo alcanzó al 24% en 2021. De su tronco se han desprendido el Partido Verde y La Izquierda, y de este último, la alianza BSW.
(*) Fernando Ayala, diplomático, economista de la Universidad de Zagreb, Croacia, y Master en Ciencia Política de la Universidad Católica de Chile
(**) Espacio de Schengen, área de libre circulación que comprende a 29 países europeos que han abolido los controles fronterizos en las fronteras comunes, también conocidas como fronteras internas.).
(***) Aporte de la agencia italiana Others News de Roma.
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