LA CORRUPCIÓN DAÑÓ EL ALMA NACIONAL
Por Camilo Escalona
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Como ocurre inevitablemente cada doce meses, el año se va,
los más esperarán que el próximo sea mejor, otros respirarán con alivio después
de meses difíciles, otros sonreirán complacidos porque les fue bien y querrán
reeditar esos buenos momentos o circunstancias en el futuro que viene. Habrá
tantas experiencias como humanos somos.
Pero, este año algo pasó que hará que ya nada pueda ser
igual. Se cayeron imágenes y apariencias, rostros incólumes, siempre exitosos,
ya no serán los mismos. Se rompió la aparente e inconmovible solemnidad
constituida por las apariencias, hay caretas que se desplomaron y el país tomó
nota que la corrupción también entró a nuestras instituciones y a las malas
practicas de muchos.
En el sistema político, como dice el refrán “se vieron
muertos cargando adobes”, es decir, hubo quienes cruzaron la frontera invisible
que separa a víctimas y victimarios y estiraron sus manos para recibir el
estipendio imposible, aquel que llegó del vil enriquecimiento personal bajo la
dictadura y que cual presente griego, envuelto en lisonjas y halagos, como
envolvente cannabis adormeció conciencias e hizo olvidar a padres, hermanos,
amigos o compañeros caídos.
Con ese dinero se ensució muy a fondo el alma nacional. No se había sabido, o si
ocurrió se desconocía, que las víctimas se dejaran sobornar por sus
victimarios. Estos sucesos en que se rompió todo límite ético, han sido letales
para el prestigio y la valoración ciudadana de la acción política en
democracia. Lo más triste es que muchos que hablaban tanto de “lo ciudadano”,
eran los más ágiles para estirar la mano y retirar de sus nuevos patronos aquel
dinero manchado por la represión y el enriquecimiento indebido.
También, en este periodo,
se supo de como la derecha usaba los mecanismos ilícitos de obtención de
dineros fraudulentos para financiar costosas campañas electorales y atraer
votaciones mal habidas, dando artículos de variado uso, desde alimentos hasta
electrodomésticos a personas desafectas a quienes no importa su dignidad. Tanto
fue el cántaro al agua que, finalmente, el caso Penta y su impacto dejó por el
suelo la utilización de ese mecanismo de compra de conciencias y a su principal
ejecutor condenado a tres años,en juicio abreviado, cuestionado por amplios sectores.
Ni que hablar del fútbol profesional, luego que el sistema
norteamericano de justicia persiguiera y procesara al binomio FIFA – COMMEBOL y
sacara del medio a Jadue y otros que, autoinculpandose o no, por delitos
tributarios, sobornos y mas, debieron dejar sus muy lucrativas y jugosas
actividades “deportivas”.
Ante ello, el estupor y la rabia se cruzan en la respuesta
ciudadana; sin embargo, el problema de fondo sigue sin resolverse y ese no es
otro que la distorsión que se produce entre las entidades con fines de lucro
que controlan el fútbol profesional y una institución “sin fines de lucro”, la ANFP, que lo dirige.
Hay una falla, una incongruencia flagrante entre ambas
situaciones, que más parece una burla, y que debiese ser resuelta urgentemente.
En la semana además, la colusión del papel higiénico, entre
la CMPC y PISA, término por desbancar al empresario Eliodoro Matte de su
sempiterno cargo de Presidente del CEP, principal referente programático de la
derecha económica en el país, lo que no importó nada ante la magnitud del
impacto nacional generado por la colusión.
Queda claro que la corrupción mata la fe pública, lesiona
profundamente el alma nacional y daña la legitimidad de la acción política,
socavando la gobernabilidad democrática.
Es evidente entonces, que las personas responsables de estos
ilícitos, no podrán seguir con candidaturas u otros cargos de representación
popular. Es hora de rectificar, y de hacerlo rápido, antes que se acabe el
tiempo político para hacerlo.
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