El análisis de un especialista
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LA HEGEMONÍA ESTÁ DECAYENDO Y ABRE LAS PUERTAS A OTRA
RECESIÓN
Por Mario Briones R.
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Para entender a la FED de Estados Unidos, es bueno
tener presente el contexto en que ha funcionado dicho organismo a través de decisiones
que deben seguir una estrategia coherente con los objetivos hegemónicos como
nación. Se trata de un organismo que tiene una visión muy ligada al rol del
sector privado y del poder, en las decisiones
financieras y económicas, influenciadas también por esa perspectiva del
excepcionalismo, una característica que “recibieron de Dios” para que Norteamérica
desempeñe el rol de “civilizar” a los “nativos”, esta vez en materia de
finanzas y economía. En ese sentido, Noam Chomsky nos ilustra con frases de
gran valor cuando dice, “El excepcionalismo estadounidense es una doctrina
cuasi –religiosa, según la cual EE.UU., es el único bueno, lo que le da el
derecho e incluso la obligación de intervenir unilateralmente en
beneficio de todos”. Sin embargo, la
estrategia hegemónica del “excepcionalismo financiero”, no está funcionando
para ellos ni para el resto del mundo.
El contexto en que se mueve la
economía y las finanzas de Estados Unidos, no difiere de la historia que se ha
escrito sobre de dicho país, maquillada, oculta, distorsionada y censurada,
según la conveniencia de sus poderosos intereses. El 16 de Diciembre 2015, quedó como el hito
solemne en que “concluyó la recuperación”, que se habría iniciado en Junio de
2009, según declara la FED, para dar paso a la normalización monetaria y lo
expresado por su Presidenta, Janet Yellen que, "La salud subyacente
de la economía estadounidense parece ser bastante sólida".
No obstante lo
anterior, el articulista Mateo Philips de Bloomberg, escribió que la, “desconfianza de los mercados de la decisión
de la FED sobre las tasas, podría complicar los esfuerzos del banco central
para normalizar la política monetaria”. El mundo tiene otra mirada y los
inversionistas que están ligados al mundo financiero no creen en la FED, porque
desde la economía real se desconfía de la eficacia de las medidas financieras,
al confrontarlas con los resultados que se obtienen. Existe una fuerte crítica
a las
ganancias especulativas como a las infladas artificialmente por préstamos de
dinero a tasas muy bajas que usaron las empresas para recomprar sus propias
acciones, casi US$ 70.000 millones emitidos en bonos que las empresas han destinado
al pagos de dividendos, utilidades milagrosas.
El Dry Baltic
Index, un indicador que mide todo el movimiento mundial marítimo, reporta malos
datos como la caída en la tercera semana de Noviembre que llegó a su nivel más
bajo desde 1985. El PIB para el IV trimestre del 2015 de Estados Unidos se estima
en 1,5 %, en consecuencia, el PIB de Norteamérica se habrá expandido en el 2015
alrededor de un 2%, por debajo de su potencial y lejos de los objetivos
proyectados a comienzos de año. Estos datos no corresponden a un país potente que
ha salido del atolladero causado por la gran recesión del 2008. Es evidente que
las recuperaciones desde los años 70´s en adelante, se han sostenido acumulando
una deuda impagable.
Otro indicador
del mercado de valores, establecido en 1884, es el Dow Jones de Transporte
(DJT) cuyo comportamiento está indicando dificultades económicas. El promedio del DJT en las negociaciones del
lunes de la semana pasado, cayó por debajo del mínimo de agosto y después del
gran rebote del martes de las bolsas, el DJT se situó apenas en un 1,1% por
encima del cierre más bajo de agosto.
Los analistas al revisar la información entregada por la FED, aprecian una
sutil diferencia en la expresión gradualidad de la normalización de tipos según
expresó Janet Yellen, en el sentido a que, “ahora
espera que la inflación alcance el 2 %", y antes del mensaje, se refería a ello como una
“aproximación gradual al 2 %" de
inflación. Es decir, existe la suspicacia que las tasas puedan subir más
rápidamente que la gradualidad aludida, y eso puede dar a entender que la
economía se podría recalentar en el 2016, y a la FED no le quedará otra opción que
subir las tasas a niveles del 5 o más por ciento, en un periodo breve de tiempo,
como ocurrió en el pasado. Es una señal, que desincentiva la inversión de
dinero en un bono a 10 años que paga sólo un 2,2 % como se observa en estos
días en que el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años cayó tres puntos
básicos, hasta el 2,19%.
Es notorio que
lo que puede ser bueno para Estados Unidos no lo es para el resto del mundo.
Subir las tasas de interés para prever un recalentamiento interno por los
dólares impresos a destajo, aumenta el valor del dólar que llegó al resto del
mundo para financiar deuda o el déficit en cuenta corriente de EE UU, incluso
en economías sanas sin problemas de crecimiento ni relajo monetario. Por las
ataduras de los convenios y tratados fijados en dólares se traspasa inflación y
pobreza. La última vez que la FED subió los
tipos de interés comenzó desde un 1% a mediados de 2004 a un 5,25%, en junio de
2006, en 2 años pincharon la burbuja de la deuda Sub Prime originada en EE UU.,
y diseminada por todo el mundo, mediante el gran fraude de la ingeniería
financiera.
La última decisión
que ha tomado la FED sigue estando en el centro de la discusión por las contradicciones
que tensionan el mercado. Por un lado, el dato del empleo con aumentos de
puestos de trabajos, podría ser parte del mejoramiento del consumo, sin
embargo, siendo Estados Unidos una economía centrada en un 70% en los servicios,
el PMI (Índice de gestores de compras) que versa sobre datos reales del sector servicios, en diciembre ha
caído a un inesperado 53,7 frente a un 56,1 anterior y 56,0 esperado.
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En otro
aspecto, los ingresos por hora de
trabajo han aumentado muy poco, comparados con el 3.3% de los 20 años previos al
2008. Ello es indicativo que una buena parte del consumo se ha generado por más
deuda, incluida la venta de vehículos nuevos donde puede estar incluso, incubándose
una nueva burbuja debido a malos créditos aprobados. La FED podría estar
sobrevalorando la inflación debido a un
dólar que abarata las importaciones pero encarece las exportaciones de su
manufactura. Las exportaciones han
descendido un 4,3 % en los diez primeros meses de 2015, comparado con el mismo
periodo de 2014. Pese a lo señalado sobre el consumo, el gasto del consumidor
apenas se movió en septiembre y octubre, mientras que los envíos de bienes
duraderos han estado planos desde agosto y parece difícil creer que la economía
esté cercana al recalentamiento.
Si no existe el riesgo de sobrecalentamiento, subir las tasas no es
para dar una señal de que la economía norteamericana esta fuerte y creciendo.
Eso, no tiene sentido ni justificación por el daño que ocasiona a las
exportaciones un dólar más alto. La inestabilidad financiera pareciera ser el
fondo del problema. En el II trimestre del 2015, los depósitos bancarios en
EE.UU. alcanzaron US$ 10,59 billones, un alza de 38% frente al monto de hace
cinco años y los préstamos en circulación como porcentaje de los depósitos
totales cayeron de 92% a mediados de 2007, antes de la crisis financiera, a 78%
en 2010 y a 71% en la actualidad. Se estima que en la FED existen otros US$ 2,3
billones depositados por los bancos comerciales. El riesgo es está en invertir
en Estados Unidos.
A lo anterior
debemos agregar las grandes sumas de dólares que están ingresando a Estados
Unidos del resto del mundo, en especial los dólares que están saliendo de los
países emergentes estarían aumentando el dinero. La cantidad de efectivo en
circulación ha aumentado rápidamente en las últimas décadas y la mayor parte
del aumento se ha debido a la demanda del extranjero. La Reserva Federal
estima que la mayor parte del dinero en efectivo en circulación está hoy fuera
de los Estados Unidos y ése puede ser un factor que se está volviendo en contra
que requiera subir las tasas por exceso de dólares emitidos y que han
financiado 50 años de la economía.
La deuda es otro
factor muy importante dentro de un contexto de aumentos de tasas y de creciente
disminución de la actividad económica mundial, lo que augura una recesión casi
inevitable. El FMI estima que la deuda corporativa de los mercados emergentes
subió en el último año a 18 billones de dólares frente a los 12 billones de
2014 y los 4 billones de 2004. Además el dólar se ha apreciado casi un 20 %
frente una canasta de monedas de los principales socios comerciales de EEUU
desde 2014, y en lo que va de 2015 se ha revalorizado cerca de un 10 %. Hace un
año, el euro cotizaba por encima de los 1,20 dólares, mientras que ahora está
apenas en los 1,08 dólares.
Grandes
empresas norteamericanas y de países desarrollados tienen fuertes inversiones
en minería y petróleo en países emergentes, cuya caída en los precios de los
commodities las está afectando fuertemente y un dólar alto está provocando la suspensión de
los reembolsos de por lo menos dos fondos de inversión (Hedge Fund). El cobre
tuvo un máximo en el 2010 de US$ 4,65 la libra y en los últimos 5 años ha caído
hasta su actuales US$ 2 la libra. Agreguemos a eso que el precio del petróleo siga
cayendo, se encadenará una inminente recesión de EE UU., con el resto del mudo,
reflejado en las compañías más vulnerables a una subida de interés en EE.UU. Se
complicarán más los gobiernos y las empresas de
los países emergentes, ya afectados por la fuerte caída en el precio de las
materias primas (34% desde abril de 2011), los aumento del dólar y ahora la
tasa de interés.
China, el gigante asiático cuenta con el menor nivel de deuda
externa con respecto a otros países emergentes, sólo un 16,2% del PIB, del cual sólo el 8,4% está denominada en dólares.
Cuenta además con US$ 3,5 billones de dólares en reservas y un superávit por
cuenta corriente, entre otros factores. Sin embargo, se piensa que si China baja
la tasa de interés a casi cero, o deprecia
su moneda, el remezón será sentido en todo el mundo.
En Europa, el
presidente del BCE, Mario Draghi, aumentó el estímulo monetario con un recorte
de los tipos de interés de diez puntos básicos y una prolongación del programa
de compra de bonos de € 60.000 millones al mes por seis meses más, hasta marzo
de 2017. Son las grandes economías las responsables de la crisis actual.
Norteamérica
cuenta con un modelo económico y una estructura productiva que está decayendo y
que este año crecerá apenas una 2.2%. Posee una deuda federal que se acerca a
los US$ 20 billones y un déficit presupuestario que está aumentando. El valor
del dólar está sostenido por el circulante y las reservas que están fuera de EE
UU, y es el mundo el que sostiene el dólar, de lo contrario ya habría colapsado.
El crédito de las tarjetas de crédito, más el crédito al consumo, la deuda
hipotecaria, de estudios (la deuda estudiantil asciende a US$ 1.3 billones), en
total el endeudamiento de los particulares americanos ronda los US$ 13.3
billones, lo que suma más del 80% del PIB.
Actualmente
existe un 75% de posibilidades de entrar en recesión, según el BNP Paribas, por
consiguiente, el aumento de la tasa de interés afecta el dólar dentro de EE
UU., e incluye por cierto el dólar exportado, cuyo costo fue el papel y la
tinta en que fueron impresos a destajo para financiar a Estados Unidos, más los
dólares que vendieron como “producto” crédito, a un mundo que ya no puede
seguir financiando a Estados Unidos y cuyos aumentos de tasas crecientes, puede
transformarse en una nueva recesión global.
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