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lunes, 5 de mayo de 2014

5-5-2014-KRADIARIO-N°896

Columna de psicología social y familiar de los lunes

PSICOPATÍA: TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD (PARTE I)

Por Jessika Krohne



En Chile hemos conocido a muchos psicópatas que a través de los medios televisivos y escritos se han hecho muy conocidos en la sociedad y han dado que hablar después de haber cometido terribles crímenes.
Casos como el tila, los psicópatas de Viña del Mar , María del Pilar Pérez, no han resultado desapercibidos  a los chilenos.
La mayoría de las personas sigue su historia paso a paso  incluso algunas veces han sido protagonistas de series televisivas. Según la propia historia de vida de cada persona, uno se estremece más con un caso que con otro. Nadie deja de sorprenderse con la frialdad que ellos son capaces de actuar.
Los psicópatas no pueden empatizar ni sentir remordimiento, por eso interactúan con las demás personas como si fuesen cualquier otro objeto, las utilizan para conseguir sus objetivos: la satisfacción de sus propios intereses. No necesariamente tienen que causar algún mal. Ellos tienden a crear códigos propios de comportamiento, por lo cual sólo sienten culpa al infringir sus propios reglamentos y no los códigos comunes de la sociedad.
Estas personas tienen un marcado egocentrismo, una característica que pueden tener personas sanas pero que es intrínseca a este desorden. Esto implica que el psicópata trabaja siempre para sí mismo por lo que cuando da, es que está manipulando o esperando recuperar esa inversión en el futuro.
Ciertos autores de la corriente psicoanalítica clasifican a los psicópatas como perversos. Ellos suponen que la razón por la cual una persona psicópata es una persona perversa es porque se trata de sujetos cuya personalidad depende en gran medida de mantener el principio de realidad, pero careciendo de super-yo. Esto hace que la persona psicópata pueda cometer acciones criminales u otros actos cuestionables con total falta de escrúpulos, sin sentir culpa, alejándose totalmente de las normas y leyes que impone la sociedad. Carecen de todos los valores sociales.
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Para efectos penales, hace mucho que se planteó el dilema sobre si una personalidad divergente de este tipo es imputable, especialmente cuando se trata de una estructura psicótica. Se tiende a sostener que le corresponde punición, dado que la persona mantiene conciencia de sus actos y puede evitar cometerlos.
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Es importante saber que la psicopatía no se puede sanar, aunque se pueden utilizar fármacos antipsicóticos para reducir su impulsividad y rehabilitación conductual con una alta disciplina, pero las terapias de rehabilitación habituales no sólo son ineficaces, sino incluso peligrosas, dada su incapacidad para empatizar, y que la empatización hacia sus víctimas es el pilar principal de todo proceso de rehabilitación social por el que pasan los delincuentes. La rehabilitación de los psicópatas se está basando en el egoísmo del propio sujeto, fomentando una conducta que le reporte beneficios y evite penas.
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En este trastorno, hay un porcentaje considerablemente mayor de hombres que de mujeres. Investigaciones internacionales estiman que por cada siete hombres psicópatas hay una sola mujer, y un estudio de la Universidad de Fresno, EEUU, que analizó a 399 asesinos en serie -desde 1800 a 1995- del país, indica que solo 62 eran mujeres. Sobre eso escribiré la próxima semana, basándome en las investigaciones del psiquiatra y perito forense Rodrigo Dresdner que ha investigado sobre los rasgos psicopáticos femeninos.

1 comentario:

  1. Interesante artículo, muy ilustrativo da una visión de lo que es un sicópata. Muchas gracias espero el del próximo lunes.

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