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martes, 1 de abril de 2014

1-4-2014-KRADIARIO-Nº891
LA DERROTA SOCIALISTA EN LAS MUNICIPALES HIZO CRISIS EN EL GOBIERNO DEL PRESIDENTE FRANCÉS FRANÇOIS HOLLANDE - HOY ASUMIÓ COMO NUEVO PRIMER MINISTRO MANUEL VALLS
La nueva carta deberá hacerle frente a una profunda crisis financiera
El nuevo primer ministro francés, Manuel Valls (izquierda), subrayó hoy el objetivo de "justicia social" que tiene marcado durante el acto de traspaso de poderes con el jefe del Gobierno saliente, Jean-Marc Ayrault. Valls, que había llegado poco después de las 15.00 hora local al palacete de Matignon, residencia oficial del primer ministro, fue recibido por Ayrault con quien estuvo reunido una veintena de minutos antes de que ambos salieran al patio y se dirigieran a las decenas de periodistas y empleados con dos breves discursos. 
El nuevo jefe del Ejecutivo, que aparece como la última carta del presidente François Hollande para salvar su mandato,  rindió homenaje a Ayrault, del que dijo estar "orgulloso" de ser su sucesor " tras "el enorme trabajo que ha llevado a cabo en 22 meses". Dijo asimismo que al elegirlo ayer como jefe del Ejecutivo francés por Hollande le ha trazado "una hoja de ruta para ir más lejos, más rápido", y en particular "para responder a la demanda de justicia, y de justicia social (...) que las elecciones municipales han revelado con más fuerza todavía".

Una alusión al revés electoral sufrido por los socialistas en particular y por la izquierda en general en los comicios locales, que tuvieron el domingo su colofón con la segunda vuelta.

"Continuaré con el trabajo que usted empezó" para "la recuperación de nuestro país, de nuestra economía, de nuestra industria", afirmó Valls dirigiéndose a Ayrault, al que dijo que "puede estar orgulloso de lo que ha hecho aquí". 

El primer ministro saliente, con la voz marcada por la emoción, insistió en que "servir a Francia y a los franceses (...) es la única preocupación que (le) ha animado" en su acción política. Una acción -añadió- según las directrices que le había marcado Hollande con el objetivo de que Francia "ocupara su lugar en Europa y en el mundo, no sólo como líder político, sino como líder económico", mediante la recuperación económica y la salvaguarda de "su modelo social". 

Ayrault abandonó el palacete de Matignon en coche, acompañado de su mujer, mientras Valls entró en su nueva residencia para continuar los contactos con vistas a la composición de su Gobierno, que se espera que se haga pública mañana.

Derrota socialista

La derrota del Partido Socialista francés (PS) en las elecciones municipales del domingo llevó a la caída del primer Gobierno del socialista François Hollande, un gabinete encabezado por Jean-Marc Ayrault que adoptó drásticas medidas económicas.
La reducción de la deuda, la puesta en marcha de masivos recortes del gasto público y la recuperación de la competitividad, mediante la reducción de cargas sociales, lastraron el Gobierno.
Ese gabinete, a cuyo frente Hollande nombró a Ayrault el 15 de mayo de 2012, nueve días después de su elección como presidente de Francia, heredó una importante crisis.
El margen de maniobra se vio limitado por la deuda francesa, que pasó del 64 por ciento del PIB en 2007 al 93,4 por ciento en 2013.
En 2012, Francia perdió la triple A, el sobresaliente a su deuda soberana, que le asignaban las agencias de calificación de riesgos, en medio de una grave crisis financiera en la eurozona.
Para aliviar la crisis económica, en julio de 2012 el Gobierno de Ayrault (izquierda) aprobó una serie de subidas de impuestos con las que pretendía recaudar ese año 7.200 millones de euros y así cumplir el objetivo de reducir el déficit público, pese a que Hollande se había comprometido durante la campaña electoral a no aumentar los gravámenes.
Además, la subida del IVA, anunciada en noviembre, elevó el malestar social, como pusieron de manifiesto las encuestas.
El Gobierno decretó el incremento del IVA general del 19,6 por ciento al 20 por ciento en 2014 y decidió una subida del IVA reducido desde el 7 por ciento hasta el 10 por ciento.
A fin de ganar popularidad, el Ejecutivo adoptó la subida de los impuestos para las grandes fortunas, si bien tuvo que reformar su idea inicial de gravar con un 75 por ciento los ingresos superiores a un millón de euros, después de que el Consejo Constitucional se pronunciara en contra.
La reforma de las pensiones fue otra de las grandes medidas adoptadas con las que el gabinete pretendía ahorrar otros 10.500 millones de euros en los próximos años y así reducir el déficit.
En este ámbito, el principal punto de esta ley ha sido el mantenimiento de la edad mínima de jubilación en los 62 años, o 67 para cobrar la pensión completa.
En cuanto a la política exterior y con la idea de mantener su influencia, Francia emprendió varias misiones, como las de Malí y la República Centroafricana para asegurar la paz.

Otra polémica surgió cuando el entonces titular de Interior y próximo primer ministro francés, Manuel Valls, se pronunció por el endurecimiento de las medidas en contra de la inmigración irregular, con la expulsión de gitanos rumanos como principal actuación.
¿Ségolène Royal al Gabinete?

Manuel Valls tomó el relevo de Jean-Marc Ayrault en una jornada en la que multiplicó los contactos para la formación de un Gobierno que pretende mantener una serie de equilibrios en la izquierda. En un intento de aunar posiciones dentro de su campo político, Valls se esforzó en subrayar que el presidente francés, el socialista François Hollande, le ha marcado "una hoja de ruta para ir más lejos, más rápido" en el camino recorrido por Ayrault en sus veintidós meses de mandato. Se trata, en concreto, de "responder a la demanda de justicia y de justicia social (...) que las elecciones municipales han revelado con más fuerza todavía", destacó Valls en el acto de traspaso de poderes celebrado en el palacete de Matignon, residencia oficial del primer ministro.

Entre las múltiples especulaciones, uno de los nombres que más suena como nueva cara en el Gobierno es el de la exministra y excandidata presidencial socialista Ségolène Royal (derecha), quien fue durante casi 30 años pareja de Hollande, madre de sus cuatro hijos y actual presidenta de la región francesa de Poitou Charentes.
Una alusión directa al revés histórico sufrido por los socialistas en particular y por la izquierda en general en los últimos comicios locales, que les va a suponer la pérdida de las alcaldías de más de 150 ciudades de todo el país.
Valls rindió homenaje a su predecesor en el cargo, con el que se identificó en tanto que “socialista”, “republicano” y patriota”, y le aseguró que piensa continuar con el trabajo iniciado para “la recuperación de nuestro país, de nuestra economía, de nuestra industria”.
Una vez que Ayrault salió del palacete acompañado de su mujer en dirección a su feudo electoral de Nantes (se especula con que en un mes podría recuperar el acta de diputado), el nuevo primer ministro francés retomó su tarea más urgente, la formación de gabinete, complicada por las suspicacias que despierta su personalidad.
Su primera cita en Matignon fue con el presidente de la Asamblea Nacional francesa, el socialista Claude Bartolone, una pieza importante, ya que Valls deberá ser refrendado como primer ministro por los diputados, a los que además someterá en unas semanas la principal reforma pendiente de Hollande, el llamado “pacto de responsabilidad”.
Se trata de proceder a una rebaja masiva de las cotizaciones sociales de las empresas para tratar de mejorar su competitividad, lo que el presidente de la República se ha comprometido a hacer sin aumentar otros impuestos, con una reducción del gasto público de 50.000 millones de euros.
El primer ministro recibía más tarde al primer secretario del Partido Socialista (PS), Harlem Désir, a la búsqueda de un respaldo de su propia formación en un momento en que algunos miembros destacados de su ala izquierda, como el diputado Henri Emmanuelli y la senadora Marie-Noëlle Lienneman, han advertido de que no les gusta su orientación.
Más difícil lo tiene todavía para hacerse con el favor de los ecologistas, después de que los dos ministros salientes de este partido, Cécile Duflot (Vivienda) y Pascal Canfin (Desarrollo), anunciaran su intención personal de no seguir en la coalición por sus discrepancias en asuntos como la inmigración.
En el que hasta este martes había sido su ministerio, el de Interior, el nuevo jefe del Gobierno se reunió este miércoles con responsables ecologistas, a los que prometió implicarse en la “transición energética” y en la “descentralización”, así como en acciones en favor de la “justicia social”.

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