25-4-2014-KRADIARIO-N°894
CAMILO ESCALONA: LA CAÍDA DE UN REY
Es viernes 17 de mayo de 2013, el día frío y oscuro no está
para celebraciones. Se reúne la Comisión Política (CP) del PS para votar la
realización de primarias en Los Lagos que han estado precedidas por la negativa
de Camilo Escalona a enfrentarse al líder y caudillo local Rabindranath
Quinteros. La prensa se agolpa en calle París 873, para obtener la primicia.
Por Edison Ortiz (*)
La tensión en la sede de los herederos de Allende es aún
mayor. Horas previas a la realización de la sesión, Camilo Escalona se hace
presente en ella rodeado de su círculo íntimo: su esposa, su hermano Simón, el
diputado Juan Luis Castro, y un grupo de adherentes, entre los que destaca
Hernán Vargas, quien luego sería el frustrado gobernador de Antofagasta.
.
Por otra parte ha llegado también a la sede su presidente
Osvaldo Andrade, flanqueado por sus dos corpulentos hijos. El diputado, quien
conoce a Escalona desde su juventud, sabe que el asunto puede terminar mal. Y
efectivamente durante su ingreso se profieren amenazas, garabatos y se lanzan
más de un par de puñetes. Lo más blando que le dicen a Andrade es “traidor”,
mientras sube por la escalera que conduce a la sala de sesiones del órgano
colegiado de la colectividad.
.
La CP del PS vota la realización de primarias en
Los Lagos, debate que ha estado precedido no sólo por la negativa del senador a
participar de ellas sino, sobre todo, por la voluntad de la candidata Michelle
Bachelet para que éstas se realicen. Y si bien el referéndum finalmente se
produce, está de más: horas antes el hombre más influyente del PS, sabiendo el
escenario adverso que le espera en la CP, patea el tablero: se niega a ir a
primarias, y de paso cuestiona la institucionalidad del PS así como el
liderazgo de Andrade. Es el fin del “acuerdo personal” entre ambos que el
presidente socialista ha exhibido antes, como cuando fue cuestionado por su
disputa pública con la ministra Paulina Veloso.
.
Entre los dos ha habido una
coincidencia histórica, pero las diferencias han venido acrecentándose desde
2004, cuando Escalona hace pública, en su círculo más íntimo, la idea de
desbancar a Martner de la presidencia del PS. Andrade es el único que dice que
“no será fácil, sino muy complicado”.
.
Lo que hace que, por primera vez, en casi 25 años, el PS sea
un campo de disputa sin hegemonías claras, como sí ocurrió a lo largo de toda
la transición. Y si bien la impronta cultural impuesta por sus líderes, ahora
históricos, continuará dominando – una cultura de la “cooptación” y de
copamiento del Estado sin mayor interés por fortalecer su rol civil–, podremos
ver en los próximos meses una reconfiguración del poder interno de la
colectividad como no pudo darse a lo largo de la última década.
.
Es entonces el 17 de mayo del año pasado la fecha en que se
inicia oficialmente el ocaso del liderazgo de, tal vez, el hombre más
influyente del socialismo local a lo largo de casi dos décadas.
.
Pero su pérdida de poder ¿comenzó ese día con su negativa a
la realización de primarias? ¿O el 2009, cuando lanzó un puñete por la espalda
a José Antonio Gómez en la accidentada primaria en un salón del Club Ansco de
Rancagua? ¿Quizá fue un mes antes, cuando ninguneó a MEO tratándolo de
“Marquito” y, como buen hombre de orden, no se tomó en serio el fenómeno
electoral que se estaba levantando detrás del diputado socialista? ¿O fue el
2008, cuando con su actitud intransigente provocó la primera diáspora
significativa del PS desde inicios de la transición o, incluso, el último día
de enero de 2005, cuando desbancó a la directiva de Gonzalo Martner?
.
Difícil saberlo. Lo que sí sabemos es que el 2013 se hizo
evidente su “cuesta abajo en la rodada”. Luego de su desacierto comunicacional
al negarse a ir a primarias y de su exabrupto con Osvaldo Andrade, concluyó
siendo candidato al Senado en un cupo DC –que, por cierto, perdió– y con apoyo
del presidente del PS, quien, ante las declaraciones de Escalona, en relación a
que solo sería candidato si “la gente lo pedía en Bío-Bío”, ironizó en los
pasillos del Congreso ante colegas con la frase: “¡Claro, seguro que lo están
pidiendo!”.
.
Luego el ex líder del PS continuó caracterizándose por ir a
contracorriente de la opinión pública –es famosa su frase sobre “fumar opio” en
relación a quienes postulaban una Asamblea Constituyente-, tanto es así que, en
su última aparición significativa en un conocido programa nocturno de
televisión, fue objeto de mofas, no sólo por su aspecto formal, sino también
por sus declaraciones.
.
Quizá sin percatarse ha ido construyendo una caricatura de
sí mismo, al punto que, en una reunión con la bancada socialista y ante la
consulta del diputado Luis Lemus sobre las declaraciones emitidas por el ex
senador en ‘Tolerancia Cero’, en relación a que una estatización de la
educación era un “peligro para la cultura nacional, que va más allá de lo
político”, el ministro de Educación le pidió disculpas pues, argumentó, “el
‘pijama’ con que esa noche había aparecido el ex senador en televisión le había
impedido concentrarse en el contenido de la entrevista”.
.
Según algunos de los comensales asistentes, habría costado
varios minutos retomar la seriedad de la conversación tras la risotada general.
El asunto es tan crítico que, hoy, los mismos que crecieron a su alero
político, por quienes Escalona en el pasado “metió sus manos al fuego”, al
punto de quemárselas, y que lograron llegar al Senado sólo por eso, lo critican
públicamente sin desparpajo y toman distancia de su figura. Ya lo decía Giulio
Andreotti: “El poder desgasta solo a quien no lo tiene”.
.
Escalona ya no tenía cabida en el nuevo Congreso con
parlamentarios que se chasconean, que no se ponen corbata, que exigen rebajar
sus propias dietas y que solicitan cambios profundos en la sociedad chilena. Su
figura representó más bien la otra época: la del orden, donde el poder se
administraba para mantener el equilibrio y no para provocar el cambio y que lo
hicieron a él, y a gran parte de su generación, “maestros por excelencia de la
gobernabilidad” con el acuerdo de mantención del statu quo que descansaba en el
eje PS-DC.
.
Y si bien Escalona, Solari y otros crecieron al alero de
Almeyda, en definitiva no tuvieron la misma estatura de su maestro: una vez
caído el muro y producida la transición, abandonaron al ex ministro de Allende,
le dieron un funeral de Estado, pero, cada cual, se dedicó a acrecentar su
propia carrera política de manera muy individualista. Olvidar el proyecto
colectivo que, alguna vez, quiso representar el PS. Y esto fue lo que hemos
tenido: un partido más bien conservador, un aparato para controlar y, desde
ahí, asaltar al Estado para luego emprender trayectorias políticas singulares.
En un partido tan inorgánico y de culturas variadas como el PS, Escalona logró
su dominio sobre la base de una contundente estrategia de control del aparato y
en ausencia de una ética pública. Esto fue desarmando la lógica de
funcionamiento complejo del PS que hoy lo tienen fuera del escenario político
próximo: los liderazgos futuros ya no están en el PS ni de lejos, y éste
probablemente aumente su descomposición, salvo un acuerdo general para dejar
atrás al escalonismo y sus prácticas.
.
Hoy por hoy, tampoco dominan y controlan al PS sus viejos
compañeros de viaje –Ricardo Núñez, hoy en México, y Ricardo Solari, en TVN–
con los cuales solía repartirse la silla musical que fue la presidencia del
partido durante casi 20 años y con quienes conspiró para provocar la caída de
la directiva de recambio generacional en 2005. Y si bien es cierto que por
intermedio de Aleuy, subsecretario de Interior, su grupo ha logrado poner a una
red de militantes de la Nueva Izquierda en distintos niveles de gobierno, lo
cierto es que, una vez accedido al poder, éstos no tienen por qué renunciar a
él, para devolvérselo.
.
Y si bien, y en general, no hay allí liderazgos endógenos o
de carácter histórico, sino más bien gente que le debe toda su carrera política
a la Presidenta, lo cierto es que esta generación –una nueva burguesía fiscal–,
no tiene motivo alguno para ceder su cuota de poder y regresar al pasado. Lo
que hace que, por primera vez, en casi 25 años, el PS sea un campo de disputa
sin hegemonías claras, como sí ocurrió a lo largo de toda la transición. Y si
bien la impronta cultural impuesta por sus líderes, ahora históricos,
continuará dominando –una cultura de la “cooptación” y de copamiento del Estado
sin mayor interés por fortalecer su rol civil–, podremos ver en los próximos
meses una reconfiguración del poder interno de la colectividad como no pudo
darse a lo largo de la última década.
.
Camilo Escalona, antes el hombre fuerte del PS, en tanto,
continúa girando cheques a costa de una cuenta corriente ya sin fondos. No se
percata de que mientras más se muestra en público, más exhibe su desnudez y más
gente que le debía su carrera política (el último fue Juan Pablo Letelier),
hoy, incluso, osa mofarse de su persona.
(*) Es Dr. y profesor universitario
No hay comentarios.:
Publicar un comentario