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viernes, 11 de abril de 2014

11-4-2014-KRADIARIO-Nº892

IMPACTANTE PERDÓN DEL PAPA POR LOS ABUSOS SEXUALES COMETIDOS POR "BASTANTES" SACERDOTES EN EL MUNDO

El papa Francisco pidió hoy perdón por los abusos sexuales cometidos con niños por "bastantes" sacerdotes y dijo que la Iglesia no dará ningún "paso atrás" al abordar esta cuestión.

“Me siento llamado a hacerme cargo de todo el mal que algunos sacerdotes –bastantes, bastantes en número, aunque no en proporción con la totalidad [de los abusadores]—y a pedir perdón por el daño que han causado por los abusos sexuales a niños. La Iglesia es consciente de este daño. Es un daño moral y personal cometido por ellos, pero como hombres de la Iglesia. Y nosotros no queremos dar un paso atrás en el tratamiento de este problema y en las sanciones que se deben aplicar. Al contrario, creo que debemos ser muy duros. ¡Con los niños no se bromea!”.

Francisco interrumpió un discurso que tenía preparado para improvisar algunas palabras en las que pidió perdón por el mal perpetrado por sacerdotes a niños, para luego proseguir con su discurso dirigido a la delegación de la Oficina Internacional Católica de la Infancia (BICE), a la que recibió en el Vaticano, explicando que "en una sociedad bien constituida los privilegios sólo deben ser para los niños y los ancianos, porque el futuro de un pueblo está en manos de ellos". 

"Los niños porque ciertamente llevarán adelante la fuerza de la historia. Los ancianos porque son la sede de la sabiduría de un pueblo y tienen que aportar esa sabiduría", agregó.
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Los analistas dijeron que por primera vez  en el Vaticano no se  minimiza ni relativiza el problema de la pederastia. Hasta en dos ocasiones repitió que son “bastantes” los religiosos involucrados y lanza el mensaje a sus colaboradores de que ya está bien de contemporizar. Ni un paso atrás.
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Lucha contra la pederastia

El perdón del Papa
A partir de ahora, los sacerdotes y religiosos que vayan a trabajar con niños no solo tendrán que estar en paz con Dios, también deberán tener un pasado legal y psiquiátrico intachable. El papa Francisco —según ha anunciado hoy el arzobispo de Boston, Sean Patrick O’Malley, uno de los ocho cardenales encargados de reformar la curia— ha instituido una comisión específica para luchar contra la pederastia en el seno de la Iglesia. Algunas de las medidas apuntadas por el cardenal O’Malley, como la de colaborar con la Justicia o asistir a las víctimas, parecen de sentido común, pero suponen un giro de 180 grados con respecto a lo que, históricamente, ha venido haciendo el Vaticano.
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Durante décadas, la jerarquía de la Iglesia católica miró hacia otro lado ante el más sucio de los crímenes, encubrió a sus autores y despreció a las víctimas. Solo en febrero de 2012, el papa Benedicto XVI organizó un simposio en Roma para romper públicamente el silencio cómplice del Vaticano ante los miles de casos de abusos sexuales hacia menores de edad —4.000 denuncias en los últimos 10 años— cometidos por sacerdotes y religiosos. Joseph Ratzinger, ya acosado por las guerras de poder que provocarían su renuncia justo un año después, pidió entonces una “profunda renovación en todos los niveles” de la Iglesia para combatir la “tragedia” de la pederastia y obligó a los superiores de 30 órdenes religiosas y a los representantes de 110 conferencias episcopales a escuchar en directo el sufrimiento de Marie Collins, una mujer irlandesa que padeció de niña los abusos de un sacerdote. Aquel simposio fue la primera ocasión en que la Iglesia miró cara a cara a las víctimas, la primera vez que un Papa lanzaba el mensaje de “tolerancia cero” contra los abusos. Ahora se trata, según explicó el cardenal Sean Patrick O’Malley, de buscar herramientas concretas para no repetir un pasado tenebroso.

El simposio de Ratzinger, sin precedentes, reunió a religiosas, representantes de conferencias episcopales y algunas de sus víctimas. “Las mismas manos que abusaban de mí me daban de comulgar”, dijo ante la jerarquía católica Marie Collins, una irlandesa agredida a los 13 años.

Al poco de iniciar su pontificado, en julio de 2013, Francisco cambia con  documento, que solo pueden emitir los papas, el reglamento jurídico del Estado Ciudad del Vaticano. Entre otras cosas, endurece las penas para los casos relacionados con abusos de menores.
Ayer, el Papa y los ocho cardenales que le asesoran en la reforma de la curia anunciaron la creación de una comisión para luchar contra la pederastia.

Fundan organización de víctimas

Barbara Blaine estaba a punto de cumplir 13 años cuando el sacerdote de su parroquia comenzó a abusar de ella. “Era verano”, dice hoy esta mujer que ronda los 58 natural de Toledo (Ohio) fundadora y presidenta de una organización de víctimas de la violencia sexual del clero con presencia en 79 países, SNAP, como publicó El País de España.

La tortura duró hasta su graduación, pero en ese tiempo nunca se lo dijo a nadie. Los traumas llegaron después. “Empecé a tener pesadillas, lloraba de pronto sin ningún motivo aparente y decidí ver a un terapeuta. Él me preguntó por mi infancia, si mis padres bebían o éramos pobres. Yo respondía de forma adecuada hasta que un día me pidió que le hablara de mi primer beso y del primer novio. Entonces empecé a contar que tenía 12 años y que había sido un cura. Aún no era muy consciente de lo que había sucedió”.
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En 1988 comenzó su trabajo en la organización que esta semana la ha llevado a México para participar en un foro internacional sobre el significado del informe del Comité de los Derechos del Niño de la ONU a la Santa Sede. El documento, histórico porque nunca antes un organismo internacional había cuestionado a la Institución, acusa al Vaticano de no haber reconocido nunca “la magnitud de los crímenes sexuales” cometidos por parte de sus religiosos y de “no haber tomado las medidas necesarias para proteger a los menores”. El informe presentado a comienzos de año en Ginebra concluye que los abusos “se siguen cometiendo de forma sistemática mientras la inmensa mayoría de los culpables disfruta de total impunidad”. Para Barbara Blaine, el texto de las Naciones Unidas, basado, entre otros, en los estudios aportados por SNAP – con más de 15.000 casos documentados-, representa el paso más importante de la lucha que emprendió hace ya 16 años. “La Iglesia ha demostrado estar más preocupada por su reputación que por proteger a los niños de los abusos”, asegura la presidenta de la asociación de víctimas.

En su opinión, la respuesta de la jerarquía eclesiástica continúa siendo la misma. “El Vaticano niega, minimiza y da excusas. El papa Francisco pone en marcha una comisión para estudiar los abusos sexuales en la Iglesia que elaborará recomendaciones, pero no hay autoridades. Es engañoso porque da la sensación de que en la medida en que el Vaticano analice más el asunto, parecerá que están haciendo lo correcto, pero nosotros no creemos que se necesite más análisis. Lo que se necesita es corregir y actuar. El Papa no ha hecho nada aún por proteger a los niños, siguen igual de expuestos que con Juan Pablo II o con Benedicto XVI”. Al igual que lo establece el informe de la ONU, para Blaine la acción pasa por “relevar a todos los sacerdotes que han cometido abusos y ponerlos en manos de la justicia”.


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