24-4-2014-KRADIARIO-N°894
EL CAMBIO EN CHILE DESDE SUS MISMAS RAÍCES
Por Walter Krohne
El intento
de hacer muchas cosas en poco tiempo está llevando quizá a la actual
administración de Michelle Bachelet a caer
en textos legislativos en los que se
aprecia cierta ligereza en cuanto a forma, fondo y contenido. Esto involucra a algunos
proyectos enviados al Congreso Nacional o en estudios recientes sobre la ambiciosa
reforma educacional, en los cuales el ministro Nicolas Eyzaguirre no dice nada
o da muestras de que no sabe bien como
concretar lo que tendría en mente hacer. Esta situación, que puede ser una estrategia o forma de trabajo
del secretario de Estado, ha originado un nuevo enojo o desconfianza, al menos entre los estudiantes
secundarios agrupados en la ACES. Sus dirigentes dijeron “no confiar” en él, "de no considerarlo un interlocutor
válido” y de manejar “un proyecto ambiguo que no ataca los problemas de la
educación”. Tras estas descalificaciones directas, una nueva movilización sería inevitable y estaría ya a la vuelta de la esquina.
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Una
iniciativa que ha ocasionado críticas y que afecta al sector laboral es la
indicación sustitutiva al proyecto de ley que busca regular el multi RUT y que
apunta a terminar con la práctica de muchas empresas que se subdividen y no
permiten a los trabajadores unirse para negociar colectivamente.
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El tema es
importante y está dentro de las aspiraciones centrales de los trabajadores y de
sus dirigentes, pero lamentablemente en la iniciativa gubernamental no existe
claridad sobre la eliminación real del multi RUT, que es donde está el
problema, sino que se le da la posibilidad a los sindicatos de utilizar “una puerta lateral de escape”, por decirlo de alguna forma, para negociar colectivamente todos juntos si
así lo decidieran los trabajadores.
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Es cierto
que las empresas con el multi RUT han
debilitado el poder de negociación de los trabajadores, pero la indicación
ahora enviada al Parlamento por el Gobierno mantiene viva la posibilidad de continuar
por el mismo camino seguido hasta ahora, ya que una vez aprobada la indicación las empresas se las arreglarán para
encontrar una nueva fórmula a fin de poder seguir ejerciendo presión sobre la
clase trabajadora y evitar la negociación colectiva.
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Sin embargo
es por ahora la reforma del binominal la que causa mayor complejidad, tras
elegirse el crítico camino del aumento
del número de parlamentarios, en el marco de
un sistema de proporcionalidad inclusiva. La reforma de Bachelet busca incrementar
de 120 a 154 el número de diputados y de 38 a 50 el de senadores, tocando un
tema que ocasiona mucha “urticaria” entre los chilenos, por el nivel de desprestigio
en el que ha caído el Poder Legislativo, reflejado en los últimos años por las encuestas, y
motivado por diversos escándalos (como uso indebido de las asignaciones e
incrementos unilaterales de ingresos) y
el alto costo al erario nacional que significa mantener un mayor número de
“representantes del pueblo”, que para muchos no son más que señores que ocupan
escaños, cobran un suculento sueldo, pero que aportan muy poco a la modernización y
perfeccionamiento de la democracia chilena. Muchos de ellos saben muy bien
además que sin la existencia del binominal no serían ahora parlamentarios, lo que
afecta o favorece tanto a la derecha como a la izquierda o al progresismo.
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Para
garantizar la proporcionalidad se plantea crear más distritos y
circunscripciones y que la cantidad de congresistas electos guarden relación
con la población que habita cada zona. "No puede ser que los sectores más
poblados elijan la misma cantidad que los sectores menos poblados y eso hace
imprescindible el aumento de nuestros representantes", argumentó la
mandataria. "Tener más representantes no es un triunfo para la burocracia
sino para el pueblo de Chile", agregó.
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Todo lo que
dijo la Mandataria es teóricamente efectivo y correcto, pero esto funciona en
un parlamento donde se cumpla con el
trabajo legislativo como corresponde a cualquier otra tarea o actividad, ya sea
privada o pública, donde no sea tan notorio el ausentismo en las sesiones o el
manejo politiquero de la presencia o no de los parlamentarios en la sala. No
hablemos de si todos los parlamentarios estudian o al menos leen los proyectos
de ley o son capaces de entenderlos, porque muchos sólo esperan las órdenes de
sus partidos para votar y liquidar el tema. Ya ha ocurrido que ciertos
parlamentarios han votado por equivocación en forma opuesta a lo que les había indicado
su partido o coalición.
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Está además
el tema de la aceptación sin verguenza de las “recomendaciones” que hacen grandes
conglomerados económicos, financieros o
empresariales para influir de uno u otro modo en la aprobación de las leyes,
como ocurrió con la Ley de Pesca.
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¿Cuánto
dinero aportaron los conglomerados privados a las campañas electorales
recientes, de lo que la Presidenta no está tampoco al margen? Ningún empresario
va a hacer donaciones sin tener la promesa siquiera de que recibirá a futuro
algún tipo de compensación, beneficio o recompensa. Esto lo sabemos.
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Con el
sistema electoral binominal se eligen dos cargos por circunscripción o distrito,
es decir con este sistema se logra un empate virtual o “equiparatorio” de las
fuerzas políticas en el Congreso, lo que impide efectuar cambios grandes o
fundamentales. Este sistema ha despertado fuertes controversias a lo largo de
los años.
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En el fondo el
sistema genera una gran inmovilidad entre los bloques políticos, excluyendo a
los partidos menores que no son capaces de incorporarse a las coaliciones ya
que la competencia se traslada al interior de cada coalición.
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El proyecto de
Bachelet establece también una cuota de género para que ningún partido presente
más de un 60% de candidatos de un mismo sexo y asegurar que al menos el 40 % de
las postulantes sean mujeres, lo que incluye un bono compensatorio para el partido o movimiento político por cada candidata que sea electa. Esto tiene un valor más bien populista o “politiquero”, por
decirlo coloquialmente, porque si es cierto que se ve muy bien la preocupación
que exista por la participación de la
mujer en las tareas políticas y estatales (lo dijo hoy sobre Bachelet la
revista Time), esta relación no se debería reglamentar en la ley hasta el extremo de incluir porcentajes
como se ha hecho en el proyecto enviado por La Moneda al Congreso. ¿Qué pasa si un partido no cuenta con el
suficiente número de mujeres en la lista de candidatos?
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En Chile se sabe que a veces es difícil interesar a las mujeres para que asuman ciertas tareas oficiales. Muchas prefieren ser madres de verdad y jefas de familia y no están interesadas en la política. Además no se trata de confeccionar listas de mujeres interesadas en ser parlamentarias, sino los partidos y la sociedad deberían preocuparse de buscar a las mejores mujeres, la más capacitadas para que asumieran estas funciones, mujeres con ideas y dispuestas a aportar en beneficio del país. Esto mismo equivale para los hombres y así evitaríamos que los escaños del Congreso sean ocupados a veces por personajes de la farándula chilena o de la “farándula política”.
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En Chile se sabe que a veces es difícil interesar a las mujeres para que asuman ciertas tareas oficiales. Muchas prefieren ser madres de verdad y jefas de familia y no están interesadas en la política. Además no se trata de confeccionar listas de mujeres interesadas en ser parlamentarias, sino los partidos y la sociedad deberían preocuparse de buscar a las mejores mujeres, la más capacitadas para que asumieran estas funciones, mujeres con ideas y dispuestas a aportar en beneficio del país. Esto mismo equivale para los hombres y así evitaríamos que los escaños del Congreso sean ocupados a veces por personajes de la farándula chilena o de la “farándula política”.
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¡Cuánto añoramos
las piezas oratorias que escuchábamos de senadores y diputados en el Congreso
Nacional en la década de los años sesenta!
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Es necesario
que por el futuro político de Chile intentemos
llevar a las mejores y los mejores a
cargos públicos y de elección popular, especialmente al Congreso que es el principal escenario del ejercicio
democrático. Para ello habría que cuidar muy bien cada uno de los puntos
expuestos en los proyectos de leyes evitando el trabajo contra el
tiempo motivado por las promesas a cumplir o tener que anunciar "en un verdadero ataque de nervios" un determinado número de
medidas en cien días, lo que ahora resultará casi imposible de cumplir tras el registro de
tres demoledoras tragedias naturales nacionales.
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Es el momento
para comenzar a cambiar a Chile desde sus mismas raíces.
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