Las discusiones en torno al desarrollo sostenible, uno de los temas centrales de la Río +20, han secuestrado hoy día la categoría de la sostenibilidad. Ésta no puede reducirse al desarrollo realmente existente, que tiene una lógica contraria a la sostenibilidad. Mientras aquel se rige por la linealidad, por el crecimiento ilimitado que implica explotación de la naturaleza y creación de profundas desigualdades, la sostenibilidad es circular, envuelve a todos los seres en relaciones de interdependencia y de inclusión de suerte que todos pueden y deben convivir y co-evolucionar.
Sostenible es la realidad que consigue mantenerse, reproducirse, conservarse a la altura de los desafíos del ambiente y estar siempre bien. Esto resulta del conjunto de relaciones de interdependencia que mantiene con todos los demás seres y con sus respectivos hábitats. La sostenibilidad funda un paradigma que debe realizarse en todos los ámbitos de lo real.
Para que lasostenibilidad ocurra realmente, especialmente cuando entra en juego el factor humano capaz de intervenir en los procesos naturales, no basta el funcionamiento mecánico de los procesos de interdependencia y de inclusión, es menester otra salida que se componga con la sostenibilidad: el cuidado. Éste funda también un nuevo paradigma.
En primer lugar, el cuidado es una constante cosmológica. Si las energías originarias y los elementos y los primeros elementos no estuviesen regidos por un cuidado solidario para que todo mantuviese su debida proporción, el universo no habría surgido y nosotros no estaremos aquí escribiendo sobre el cuidado.
Nosotros mismos somos hijos e hijas del cuidado. Si nuestras madres no nos hubiesen acogido con infinito cuidado, no habríamos tenido cómo bajar de la cuna e ir a buscar nuestro alimento. El cuidado es la condición previa que permite que un ser venga a la existencia. Es el orientador anticipado de nuestras acciones para que sean constructivas y no destructivas.
En todo lo que hacemos entra el cuidado. Cuidamos lo que amamos. Amamos lo que cuidamos. Por los conocimientos que tenemos hoy en día sobre los peligros que pesan sobre la Tierra y la vida, sabemos que si no las cuidamos surge la amenaza de nuestra desaparición como especie, mientras que la Tierra, empobrecida, seguirá durante siglos su curso por el cosmos hasta que tal vez surja otro ser dotado de alta complejidad y cuidado, capaz de soportar el espíritu y la conciencia.
Resumimos en lo que sigue los distintos significados de cuidado construidos a partir de muchas fuentes que no cabe aquí referir, pero que vienen de la más remota antigüedad, de los griegos y los romanos, pasando por San Agustín y culminando en Martin Heidegger , que ven en el cuidado la esencia misma del ser humano, en el mundo, junto con los otros y orientado al futuro. Identificamos cuatro grandes sentidos que se implican mutuamente.
Primero: el cuidado es una actitud de relación amorosa, suave, amigable, armoniosa y protectora de la realidad, personal, social y ambiental.
Metafóricamente podemos decir que el cuidado es la mano abierta que se extiende para la caricia esencial, para el apretón de manos, dedos que se enlazan con otros dedos para formar una alianza de cooperación y unión de fuerzas. Es lo contrario a la mano cerrada y al puño cerrado para someter y dominar al otro.
Segundo: cuidado es todo tipo de preocupación, inquietud, desasosiego, malestar y hasta miedo por personas y realidades con las cuales estamos afectivamente implicados y que por eso nos son preciosas.
Este tipo de cuidado nos acompaña en cada momento y en cada fase de nuestra vida. Es implicarse con las situaciones y las personas que nos son queridas. Ellas nos traen cuidados y nos hacen vivir el cuidado esencial.
Tercero: el cuidado es la vivencia de la relación entre la necesidad de ser cuidado y la voluntad y la predisposición a cuidar, creando un conjunto de apoyos y protecciones (holding) que hace posible esta relación indisociable a nivel personal, social y con todos los seres vivos.
El cuidado-amoroso, el cuidado- preocupación y el cuidado-protección-apoyo son existenciales, es decir, datos objetivos de la estructura de nuestro ser en el tiempo, en el espacio y en la historia, como nos ha demostrado Winnicott. Son previos a cualquier otro acto y subyacen a todo lo que emprendemos. Por eso pertenecen a la esencia de lo humano.
Cuarto: cuidado-precaución y cuidado-prevención se refieren a aquellas actitudes y comportamientos que deben ser evitados por sus consecuencias dañinas previsibles (prevención) e imprevisibles, que son debidas a veces a la inseguridad de los datos científicos y a lo imprevisible de los efectos perjudiciales al sistema-vida y al sistema-Tierra (precaución).
El cuidado-prevención y el cuidado-precaución nacen de nuestra misión de cuidadores de todo ser. Somos seres éticos y responsables de las consecuencias, es decir, nos damos cuenta de las consecuencias benéficas o perjudiciales de nuestros actos, actitudes y comportamientos.
Como se deduce, el cuidado está ligado a cuestiones vitales que pueden significar la destrucción de nuestro futuro o el mantenimiento de nuestra vida sobre este pequeño y bello planeta. Sólo viviendo radicalmente el cuidado garantizaremos la sostenibilidad necesaria a nuestra Casa Común y a nuestra vida.
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