¿POR QUÉ PIDIÓ PERDÓN EL PRESIDENTE?
Fue una de las ideas del mensaje presidencial que ocupó las portadas en los diarios y los titulares en la radio y la televisión: el Presidente Sebastián Piñera pidió perdón a los chilenos por los errores cometidos.
Y no lo hizo sólo una vez, sino dos veces. Aplicó por cierto ese procedimiento que utiliza a menudo cuando reitera y repite conceptos, para que todo el mundo entienda lo que quiso decir y las cosas queden claras. Claras, en la visión del Presidente, por supuesto.
“Sé que hemos cometido errores y pido perdón por ellos”, dijo el mandatario en los primeros minutos de su extenso discurso ante el Congreso Pleno, el 21 de mayo.
"Estoy muy consciente de que nos falta mucho y hemos cometido errores, y nuevamente pido perdón por ellos”, insistió, casi al terminar su alocución de dos horas.
¿Cuál fue la intención del Presidente?
Los primeros análisis tras el mensaje estimaron que ésta fue una actitud sin precedentes. Lo que Piñera busca, según algunos, es dejar atrás esa imagen suya, insincera y poco creíble, que provoca en las encuestas de opinión un rechazo que ningún Presidente ha tenido desde que se restauró la democracia, hace 22 años.
"Este es un gesto inédito; ningún Presidente había pedido perdón un 21 de mayo por errores cometidos en su Gobierno, ni siquiera Michelle Bachelet, que tenía mayor cercanía y espacio para hacerlo", opinó el académico Gonzalo Muller, en declaraciones al vespertino “La Segunda”. Tiene razón el profesor Muller, director de la Escuela de Gobierno de la Universidad del Desarrollo: ningún Jefe de Estado ha tenido el valor de reconocer sus errores… “un 21 de mayo”.
Pero éste no es un gesto inédito para un Presidente de la República.
La Presidenta Bachelet dijo en marzo de 2007 que "los habitantes de Santiago y los más pobres en particular se merecen una disculpa de todos nosotros" por los problemas que generó el Transantiago en el transporte de pasajeros.
El Presidente Patricio Aylwin, el 4 de marzo de 1991, se emocionó ante las cámaras y pidió perdón a los familiares de las víctimas de la dictadura militar, cuando entregó al país el informe de la Comisión de Verdad y Reconciliación. Según ese documento, conocido como el “Informe Rettig”, la represión del régimen del general Augusto Pinochet dejó más de 3.000 víctimas entre muertos y desaparecidos, además de las torturas, secuestros y otros delitos que cometieron sus agentes.
Patricio Aylwin recibe el mando de Pinochet. Este último nunca pidió perdón, lo hizo después Aylwin como presidente en nombre del Estado chileno |
“Por eso es que yo me atrevo, en mi calidad de Presidente de 1a República, a asumir la representación de la Nación entera para, en su nombre, pedir perdón a los familiares de las víctimas”, dijo Aylwin, con la voz quebrada.
El general Pinochet, en cambio, nunca pidió perdón ni reconoció los crímenes atribuidos a su Gobierno de facto. "¿A quién le vamos a pedir perdón? ¿A los que trataron de matarnos? ¿A los que trataron de liquidar a la Patria?", se preguntaba el ex dictador cuando ejercía el cargo de Comandante en Jefe del Ejército, en septiembre de 1994.
Son gestos que ya forman parte de la Historia.
¿Querría pasar a la Historia el Presidente Piñera cuando incluyó dos veces la palabra “perdón” en su mensaje del 21 de mayo? Es posible, pero hay una diferencia entre su gesto y los casos anteriores. Michelle Bachelet ofreció las disculpas de su Gobierno a la población de Santiago por un hecho concreto: las fallas de diseño y funcionamiento del Tansantiago. Patricio Aylwin, por su parte, asumió la representación del Estado frente a los episodios más dramáticos que la sociedad chilena conoció en el siglo XX.
El Presidente Piñera, en cambio, habló en términos abstractos. Su pedido de perdón no incluyó un reconocimiento concreto a errores con nombre y apellido, cometidos por sus colaboradores y él mismo en su condición de gobernante. Errores como considerar que la educación es “un bien de consumo” y no un derecho. O anunciar la eliminación del descuento del 7% de las pensiones de los jubilados, destinado a los servicios de salud, sin aclarar que el beneficio alcanzará sólo a una parte de los jubilados. O aplicar la violencia policial, en lugar del diálogo, para sofocar la rebelión de Aysén. O negarse, durante largos meses, a escuchar a los dirigentes de los estudiantes.
Y sin tomar en cuenta además las populares “piñerícosas”, uno de los mayores errores del último tiempo fue la ofensiva oficialista contra la ex Presidenta Bachelet. Porque no fue casualidad que esos ataques tuvieran su punto de partida cuando la última encuesta la señaló como favorita para volver a la presidencia, si la elección fuera este domingo.
Esto es palabra clara.
ResponderBorrarFelicitaciones a Enrique Fernández por su columna, y a Walter Krohne por publicarla