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miércoles, 2 de mayo de 2012

ESCRIBE EL PERIODISTA WALTER KROHNE

INCREMENTO DEL SALARIO MÍNIMO SERÁ EL GRITO DE GUERRA DE LOS GREMIOS ESTE AÑO EN CHILE

Por Walter Krohne

El inconformismo que domina al mundo laboral, tanto en los países desarrollados como en los en vías de desarrollo, le dio este año un carácter  muy peculiar a la celebración del Día del Trabajo, especialmente por los elevados índices de desempleo que afectan a Europa, la crisis de EE UU y las profundas desigualdades económicas existentes en América Latina.
Sólo en Chile comenzó ayer 1 de mayo la lucha por la mejora del salario mínimo, que no debería ser menor a  los 250.000 pesos mensuales (unos US$ 500) y los gremios ya anunciaron que las movilizaciones de este año estarán orientadas al logro de este objetivo. Actualmente este salario es de 182.000 pesos (US$ 364).
Sin embargo, el Gobierno reaccionó de inmediato diciendo que “ahora se nos hace difícil, sobre todo cuando estamos generando miles de empleos,  pero al mismo tiempo estamos en una crisis internacional, en Europa el desempleo es tremendo, los países están entrando en recesión, por eso tenemos que cuidarnos”, señaló el Ministro vocero Andrés Chadwick.
En Chile hay cuatro temas claves para mejorar con urgencia: en primer lugar  el ingreso básico o mínimo; segundo el sistema previsional;  y tercero y cuarto  los servicios fundamentales del Estado como son la educación y la salud.
La discusión quedó planteada, aunque la ministra del trabajo Evelyn Mathei insiste en  no aumentar el salario mínimo y desestima igualmente una mayor participación del Estado en el sistema de las AFP (seguro privado de pensiones). Todo se explica con el argumento capitalista de siempre: Al encarecerse el salario se pueden perder en vez de ganar empleos, lo que sería una derrota para el modelo neoliberal.
Sin embargo, en el fondo esto puede evitarse si el Estado tiene iniciativas serias para fomentar y crear nuevos empleos dentro de nuevas fuentes nacionales de ingresos, especialmente en el campo industrial.
Parece que en Chile es mejor  tener muchos trabajadores empleados aunque éstos estén pasándola mal o medio muertos de hambre con los escuálidos ingresos que reciben, además que muchos de ellos trabajan en condiciones laborales realmente deficientes o insuficientes.
 "Es una aspiración, una meta a llegar", dijo el ministro Chadwick esta mañana, refiriéndose a los US$500 dólares de ingresos “porque tenemos cifras que hay que mejorar. El Presidente Piñera se ha puesto como meta para su gobierno terminar con la extrema pobreza hacia fines del 2018", agregó.
Ciertamente los gremios chilenos están en su pleno derecho de pedir un salario que sea digno y decente para poder afrontar la ola de alzas de precios, especialmente en el rubro alimentación y en el transporte público o privado, que ha subido por las alzas en los precios internacionales de los combustibles.
Frente a esto, el Gobierno tampoco ha afrontado esta situación  con medidas que favorezcan a la clase trabajadora tras haber pasado ya unos seis meses de incrementos de precios permanentes en las bencinas.
En ese contexto agregó el ministro que  "las cifras oficiales indican que hemos crecido en empleos, en dos años hemos logrado crear más de 700 mil empleos, empleos formales, con contrato, donde la mujer tiene una participación altísima, que es lo que queremos nosotros porque eso va generando un ingreso familiar".
Es obvio que tenemos una sociedad donde todavía tenemos mucho por hacer y tenemos muchos problemas que resolver, crear situaciones de mayor equidad social, sacar a aquellos que se han quedado en situación de extrema pobreza.
Sin embargo, el Gobierno hace  muchas promesas, pero en la práctica no concreta y terminará su período quizá con una mayor o la misma desigualdad y mayor pobreza. Es lamentable ver los nuevos focos de miseria que se han ido concentrando al borde de autopistas, como la que conduce al aeropuerto de Santiago o la autopista de El Sol.
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Las críticas que han surgido en contra  de la reforma tributaria son correctas, especialmente las que se refieren a la profundización  de la  desigualdad, ya que en el fondo las  personas que tienen mayores ingresos podrán ahorrar más, aunque Chadwick afirme que "los impuestos que se pagarán como personas, según lo que hemos planteado, es una reducción del 15% para los tramos más bajos y del 10% inferior de aquellos que están en los tramos más altos".
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Tienen razón los sectores económicos y políticos que argumentan que de no hacer una reforma tributaria en forma y suficiente para cubrir los nuevos grandes gastos que tiene y va a tener el Estado, es mejor no hacer absolutamente nada.
No es pensable que en el futuro cada Gobierno que asuma se vea obligado a reformar el sistema tributario para poder superar en serio los graves problemas que tiene Chile.


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