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miércoles, 13 de marzo de 2013

IGLESIA
OPINIÓN DE TEÓLOGOS: LOS TEMAS CENTRALES DE UNA VERDADERA REFORMA DEL VATICANO


Colegialidad

El Gobierno vaticano está dividió en dicasterios o ministerios que se ocupan de las cuestiones fundamentales de la Iglesia. Pero no existe un consejo de ministros propiamente dicho en el que se discutan los problemas globales. Cada prefecto o ministro funciona por su cuenta. El secretario de Estado es el único que, teóricamente, les coordina, pero Tarcisio Bertone, el elegido por Benedicto XVI, ha sido un elemento de desunión, más que otra cosa. Es evidente que escándalos como la filtración de documentos privados del papa Benedicto XVI a la prensa, Vatileaks, o los protagonizados por la banca vaticana (Ior), cuya opacidad ha puesto en serios aprietos a la Santa Sede, son cuestiones ligadas a este imperfecto Gobierno vaticano. Son escándalos que han puesto de manifiesto también la imposibilidad de que una sola persona, el Papa, lleve las riendas de una institución tan compleja. Sería necesaria mayor participación de los obispos en las decisiones vaticanas.


Transparencia


Los propios cardenales presentes en Roma para las congregaciones generales han puesto de relieve la necesidad de que el IOR (Banco del Vaticano) se adecue a la normativa fijada por Moneyval (agencia del Consejo Europeo que vigila la limpieza del dinero que manejan los bancos). La banca vaticana, que maneja bienes por valor de 7.000 millones de euros, en 33.000 cuentas que en más de un 60% pertenecen a personas o instituciones religiosas, ha funcionado hasta hace poco como si el Estado vaticano fuera un paraíso fiscal. La situación no puede mantenerse.


Nueva evangelización

El renunciado Papa Benedicto XVI poco antes de iniciar su retiro pronunció las siguientes palabras: “A veces se tiende a circunscribir el término caridad a la solidaridad o a la simple ayuda humanitaria. Es importante, en cambio recordar que la máxima obra de caridad es precisamente la evangelización, o sea el servicio de la palabra”. Este impulso renovado para fomentar la fe en los países de vieja tradición católica fue uno de los grandes caballos de batalla de Benedicto XVI. Europa no es ya el continente fundamental para la Iglesia. Al contrario, como ha explicado el cardenal Christoph Schönborn, en el Viejo Continente “la Iglesia es vista casi como un cuerpo extraño”. ¿Cómo recuperar al Viejo Continente para la fe? Dos líneas de pensamiento se enfrentan aquí. Una, que propone el regreso a las esencias, dando la batalla de la educación católica, negando legitimidad al matrimonio homosexual, defendiendo la vida hasta extremos que implican la condena de los anticonceptivos más utilizados. Otra, que propone mantener las esencias pero adaptándose más a la realidad del mundo moderno. Es la línea de los episcopados que aceptan administrar anticonceptivos a mujeres violadas, o ven con mayor comprensión el uso del preservativo para prevenir el sida. No será fácil intentar una síntesis entre ambas.


Imagen: Purificación y recuperación


La imagen que ha proyectado la Iglesia al mundo en los escándalos de Vatileaks o en las zonas de sombra del IOR no es buena y el sucesor de Benedicto XVI de forma prioritaria deberá limpiar. También en el capítulo, todavía irresuelto, de los escándalos de abusos sexuales, que la acosan desde principios del tercer milenio. Joseph Ratzinger dio grandes pasos en este sentido, pero su sucesor tendrá que llevar a término el proceso para permitir a la Iglesia pasar definitivamente la página y dejar atrás un escándalo que ha sido agitado también de forma interesada por muchos sectores enemigos de la institución.


Renovación


La esperan los cerca de 1.200 millones de fieles. Sería algo así como una revolución moderada, sin sangre ni levantamientos violentos, que salve a esta institución de la actual postración. El primer paso lo ha dado el propio Benedicto XVI presentando su renuncia al Pontificado, un gesto revolucionario que ha causado un enorme impacto en el mundo. Si el Papa ha sido capaz de romper una tradición de 600 años, ¿por qué no va a poder la Iglesia romper con una inercia de gobierno y de vida que la deja inerme ante el mundo y le resta capacidad de acción? Hay una larga lista de aspectos a cambiar. Desde la inclusión mayor de las mujeres en una Iglesia demasiado masculina, donde cuenta demasiado la gerontocracia, a la discusión del celibato como un posible requisito optativo.


Problemas doctrinales

También en el plano doctrinal, la Iglesia se enfrenta a interpretaciones muy diferentes de lo que es la esencia del cristianismo. Un ejemplo: mientras en el mundo occidental muchos teólogos son partidarios de considerar como meramente simbólica la presencia del cuerpo y la sangre de Jesús en la eucaristía, y restan importancia, por la falta de base bíblica al dogma de la Inmaculada Concepción o de la Asunción de la Virgen, en otras partes del mundo el catolicismo parece girar en torno a hechos milagrosos de gran potencia emocional. Por ejemplo, las apariciones de la Virgen en Medjugorje (Bosnia-Herzegovina). Mantener el equilibrio entre las diferentes fuerzas, tendencias, intereses, poderes y contrapoderes parece una tarea ímproba.  

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