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miércoles, 13 de marzo de 2013

IGLESIA


Para conocer el pensamiento del nuevo Papa  Documentación: Matrimonio homosexual - Voz de la Iglesia Católica argentina


CARTA DEL CARDENAL BERGOGLIO A LAS MONJAS CARMELITAS

Las relaciones entre el Gobierno argentino y el nuevo Papa no son buenas y se agudizaron mucho en 2010 cuando la Presidenta Cristina Fernández logró aprobar en el Congreso Nacional su proyecto sobre el matrimonio homosexual.

Esto se demostró en que hasta las primeras horas de esta tarde no se había conocido una reacción oficial argentina por el nombramiento, lo que ocurrió recien varias  horas después con el siguiente texto:  "En mi nombre, en el del Gobierno argentino y en representación del pueblo de nuestro país, quiero saludarlo y expresarle mis felicitaciones con ocasión de haber resultado elegido como nuevo Romano Pontífice de la Iglesia Universal", expresó Cristina Fernández, misiva que subió a su cuenta de Twitter.

"Es nuestro deseo que tenga, al asumir la conducción y guía de la Iglesia, una fructífera tarea pastoral desempeñando tan grande responsabilidades en pos de la justicia, la igualdad, la fraternidad y de la paz de la humanidad", agregó la jefa de Estado.

El 22 de junio el cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, publicó sobre el tema del matrimonio homosexual un documento dirigido a las Monjas Carmelitas de la arquidiócesis de Buenos Aires, fechado el 22 de junio de 2010. El texto de este documento es el siguiente:
Queridas hermanas:

Les escribo estas líneas a cada una de Ustedes que están en los cuatro Monasterios de Buenos Aires. El pueblo argentino deberá afrontar, en las próximas semanas, una situación cuyo resultado puede herir gravemente a la familia. Se trata del proyecto de ley sobre matrimonio de personas del mismo sexo.

Aquí está en juego la identidad, y la supervivencia de la familia: papá, mamá e hijos. Está en juego la vida de tantos niños que serán discriminados de antemano privándolos de la maduración humana que Dios quiso se diera con un padre y una madre. Está en juego un rechazo frontal a la ley de Dios, grabada además en nuestros corazones.

Recuerdo una frase de Santa Teresita cuando habla de su enfermedad de infancia. Dice que la envidia del Demonio quiso cobrarse en su familia la entrada al Carmelo de su hermana mayor. Aquí también está la envidia del Demonio, por la que entró el pecado en el mundo, que arteramente pretende destruir la imagen de Dios: hombre y mujer que reciben el mandato de crecer, multiplicarse y dominar la tierra.

No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una “movida” del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios.

Jesús nos dice que, para defendernos de este acusador mentiroso, nos enviará el Espíritu de Verdad. Hoy la Patria, ante esta situación, necesita de la asistencia especial del Espíritu Santo que ponga la luz de la Verdad en medio de las tinieblas del error; necesita de este Abogado que nos defienda del encantamiento de tantos sofismas con que se busca justificar este proyecto de ley, y que confunden y engañan incluso a personas de buena voluntad.

Por esto recurro a Ustedes y les pido oración y sacrificio, las dos armas invencibles que confesaba tener Santa Teresita. Clamen al Señor para que envíe su Espíritu a los Senadores que han de dar su voto. Que no lo hagan movidos por el error o por situaciones de coyuntura sino según lo que la ley natural y la ley de Dios les señala.

Pidan por ellos, por sus familias; que el Señor los visite, los fortalezca y consuele. Pidan para que ellos hagan un gran bien a la Patria.

El proyecto de ley se tratará en el Senado después del 13 de julio. Miremos a San José. A María, al Niño y pidamos con fervor que ellos defiendan a la familia argentina en este momento. Recordémosle lo que Dios mismo dijo a su pueblo en un momento de mucha angustia: “esta guerra no es vuestra sino de Dios”. Que ellos nos socorran, defiendan y acompañen en esta guerra de Dios.

Gracias por lo que harán en esta lucha por la Patria. Y, por favor, les pido también que recen por mí. Que Jesús las bendiga y la Virgen Santa las cuide.


Afectuosamente,

Card. Jorge Mario Bergoglio s.j., arzobispo de Buenos Aires



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