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martes, 22 de enero de 2013

¿QUIÉN DICE QUE DIJO?


Por Hugo Latorre Fuenzalida

Novoa el inefable, Allamand el ínclito. Ambos se han puesto de acuerdo para discursear contra su propio gobierno, de manera pública y sonora. Novoa predica la eterna naturalidad del mercado, por tanto la inexcusable pureza del modelo, como ley, como dogma inapelable, como fatalidad. Allamand no se las juega por las doctrinas hechas dogma y canon; el hombre es pragmático a su manera, es decir bajo su propio interés. Si beneficia su postulación, es estimable, pero si no es bueno para él, entonces a “desalojar”, ahora al propio Piñera.

Lo cierto es que desde el enfurruñamiento teatral de Larraín hasta las evasivas sonrientes de Golborne, pasando por las increpaciones fúnebres de Ossandón, la cosa se vive de tal manera que ya casi parece una tragicomedia, pero de dudosa coherencia.

Siempre en la derecha han existido estos Bossuet de la doctrina. Novoa es uno de los nuestros. Son inabordables, tienen siempre el argumento del dogma y como contra los dogmas no hay discusión (porque la religión no se discute, sólo se venera) no hay nada que hacer. La política, en cambio, es el arte de construir discutiendo, al menos si de democracia se trata. Es más lento que las políticas dictatoriales, pero suelen ser menos corruptas y menos deletéreas o fallidas. Chile lo demuestra, no por la democracia actual, que corrompe con la ley a su servicio, sino por la vieja democracia; esa que con todos los agites que vivió, las cremalleras de los bolsillos se mantuvieron discretamente cerradas.

Pero Novoa es hombre de mando vertical. Por eso lleva inconmovible tantos o más años que el General en el poder de la UDI. Aunque no sea directamente presidente del partido es quien corta el queque, el mismo pastel que luego se debe tragar el señor de la Moneda.

No le vengan a cambiar la letra ni el espíritu del texto original. Eso no es aceptable en su mentalidad mosaica (de Moisés y las tablas de La Ley). El quiere el mercado puro, prístino y totalista. Nada de medias tintas. Pero al parecer se equivocó de Tierra Prometida, pues lo que se da en Chile no es una sociedad de libre mercado, menos de mercado puro. Chile, para que sepa el señor Novoa es uno de los países con estructura más oligopólica del planeta. De hecho el 85% DE TODO CUANTO SE TRANSA EN NUESTRO MERCADO ES CONTROLADO POR EL 3% al 5% DE LAS EMPRESAS. Es decir, que este hombre está predicando en la Iglesia equivocada y no en la propia. Estos errores en política pesan, sobre todo cuando se sobrepasan los 65 años, que es una edad propensa a sufrir fijaciones y voladas mentales. Bueno hay otros que de menos edad andan hablando con los difuntos, y hablan de política, cosa que a los difuntos bien poco debe importar ya a esas alturas.

Allamand es un entercado, un terco, no da su brazo a torcer. Ese hombre es de ideas tan fijas como la mirada de un riflero. Nadie le quitará de la cabeza que está signado por el destino, los dioses o la lógica universal para llegar al sillón de la Moneda. Sus poses lo delatan, sus tramas comediosas en el accidente famoso, también hablan de un hombre jugado a la idea de llegar a ser, no importa en qué mares se deba sumergir, como un Odiseo en esta extremadura del planeta. Pero si bien dice el refrán que quién la sigue la consigue, hay otro de igual mérito que enseña que no por mucho madrugar amanece más temprano.

Golborne es como un personaje de las películas de Woody Allen. Esa personita era la gran componedora, la mediadora, la que siempre consuela con buen talante y aconseja con facilidad y certeza; pero ese personaje es el que termina rompiendo los matrimonios de los amigos y quedándose con las parejas ya abandonadas, para bien gozarlos ella. ¡Cuidado con esa sonrisa de caricatura inconclusa para cabaret! Que en Chile una linda sonrisa puede más en política que cien discursos de buenos letrados…Si no, preguntenle a Bachelet.

Bueno, para finalizar esta noche de Walpurgi que vive la derecha chilena, deberá ocurrir algo tan grande como la intervención del Espíritu Santo, con lo cual dejaría de ser Santo. Porque , por los aires que le soplan a la Alianza, el destino es otro “desalojo”, pero esta vez de contramarea, con lo cual los pupilos de la derecha que rompieron su virginidad sacramentada, oficiando en cargos públicos, no habrán alcanzado a tomar la experiencia suficiente para aprender que empresa y política son cuentos distintos.

El problema está, para nosotros los chilenos, en que estos mozalbetes no aprenderán nunca y los que lleguen del lado de la oposición tuvieron un aprendizaje suficiente como para adolecer del mal opuesto, es decir que los negocios y la política sí se pueden administrar sin miramientos éticos, ni ideológicos, con lo cual llegamos al mismo puerto.

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