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miércoles, 1 de octubre de 2014

BRASIL
LAS MUCHAS RAZONES PARA VOTAR A DILMA
Por Leonardo Boff


Reconociendo los percances y errores que ha habido en los últimos 12 años del gobierno de Lula-Dilma y viendo los esbozos de proyectos políticos presentados por los partidos de oposición, estoy convencido de que el proyecto liderado por el PT con Dilma es todavía el más adecuado para Brasil. Sólo por esto mi voto va ya para Dilma Rousseff.
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Pero tengo otras razones a ser tomadas en consideración.
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La primera de ellas trata de algo de magnitud histórica innegable. A partir de 2002 con Lula y sus aliados ligados a las bases de la sociedad, se hizo una revolución democrática y pacífica en Brasil. Hay que decirlo claramente: lo que ocurrió no fue solo una alternancia de poder, sino una alternancia de clase social. Las clases dominantes que a lo largo de toda la historia ocuparon el Estado, garantizando más sus privilegios que los derechos de todos, fueron apeadas del Estado y de sus aparatos. Un representante de las clases subalternas, Lula, llegó a ser presidente. Y realizó una verdadera revolución en el sentido que Caio Prado Jr. dio en su clásico libro La Revolución Brasileira (1996): revolución significa «transformaciones capaces de atender las aspiraciones de las grandes mayorías que nunca fueron debidamente atendidas; revolución que lleva la vida del país por un nuevo rumbo».
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No podemos negar que millones de personas han visto atendidas sus aspiraciones y que hoy el rumbo de Brasil es otro. Puede no ser del agrado de las clases dominantes que fueron derrotadas por el voto. De un Estado neoliberal y privatizador que se alineaba con el neoliberalismo dominante, hemos pasado a un Estado republicano, que coloca la res publica, la cosa pública, lo social en el foco de su acción, de ahí la centralidad que el gobierno Lula-Dilma ha dado a los millones de personas que estaban secularmente al margen y que fueron –son 36 millones– incluidos en la sociedad organizada.
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Esta conquista histórica no podemos perderla. Hay que consolidarla y profundizarla. Los que antes comían caviar tendrán que acostumbrarse a comer platos populares como carne de sol o baião de dos.
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Para consolidar esta revolución voto a Dilma.
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La segunda razón consiste en garantizar las dos revoluciones que han ocurrido: una rumorosa y otra silenciosa. La rumorosa han sido las muchas políticas sociales que son de conocimiento general. Estas se han hecho visibles en las multitudes que comenzaron a usufructuar los beneficios mínimos de una sociedad moderna. Tal hecho corrió mundo y ha servido de punto de referencia a otros países. Pero hubo también una revolución silenciosa: las varias universidades federales creadas en todo el país y las decenas de escuelas técnicas y cursos profesionales que han habilitado a millones de personas. Esta política de educación todavía debe de ser extendida, multiplicada y ganar calidad. Por esta razón mi voto va para Dilma.
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Una tercera razón es el crecimiento con la multiplicación del empleo. Es verdad que nuestro crecimiento es pequeño pero nunca se mantuvo el desempleo en niveles tan bajos, un 5% de los trabajadores. En el mundo, a consecuencia de la crisis neoliberal, existen en la zona euro 102 millones de personas desempleadas, con ningún crecimiento o con crecimiento irrisorio. Nuestra generación ha visto caer dos muros, el de Berlín en 1989 y el de Wall Street en 2008. Resistimos a estas dos caídas: no perdimos los ideales del socialismo democrático ni tuvimos que desemplear y renunciar a las políticas públicas. Los salarios en esos 12 años subieron un 70% por encima de la inflación. Por eso mi preferencia es por Dilma.

Una cuarta razón: en algunos estratos del PT ha habido corrupción. Esta no viene de ahora sino de mucho antes. Hay que reconocerla, rechazarla y condenarla. Pero nunca jamás, en ningún momento, se ha acusado a la presidenta Dilma de corrupta. Ni nunca ella aceptó aprobar proyectos que fuesen dañinos para el pueblo brasilero. Siempre fue fiel al pueblo, point d’honneur de su gestión.
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Lucharemos para vencer. No para vencer simplemente, sino para consolidar lo que ya se ha conseguido, avanzar y consolidar muchos puntos, especialmente aquellos que fueron reclamados en las calles en junio de 2013. Resumiendo, allí se pedía: queremos una democracia participativa, en la cual los movimientos sociales puedan ayudar a discutir, pensar y decidir los mejores caminos, especialmente para los más vulnerables. Eso implica mejor educación, mejor sanidad, transporte decente, saneamiento, cultura donde el pueblo pueda mostrar lo que es y participar de lo que se hace en las distintas regiones de Brasil.
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Tenemos que avanzar en la reducción de la desigualdad, en la sostenibilidad ambiental, en la reforma agraria, en la protección de las tierras indígenas y en la cultura generalizada. Mediante la cultura se supera la mentalidad meramente consumista y materialista y se crea espacio para aquello que solo el ser humano puede realizar: creatividad en las artes, en la música, en el teatro, en el cine, en las letras y en otros campos en los que la cultura se expresa. En la cultura se revela más claramente el alma de un pueblo. Estoy seguro de que Dilma asumirá estos puntos. Para que eso suceda con más seguridad voto a Dilma.
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Estamos asistiendo al alborear de una nueva civilización biocentrada a la cual deben servir la economía, la política y la cultura. Brasil tiene todas las condiciones para ser uno de los primeros en inaugurar esta nueva fase de la historia. Con Dilma será más fácil recorrer ese camino. Por eso voto a Dilma.

Nota de la Redacción:

La elección presidencial en Brasil, que se realizará el próximo domingo, será definida en segunda vuelta, según indica una encuesta realizada por el instituto Sensus y publicada por la revista semanal ISTO.


Esta es la primera encuesta que sugiere la posibilidad de que la elección del próximo presidente o presidenta de Brasil sea definida en una segunda ronda electoral.
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De acuerdo con los datos, la actual jefa de Estado, Dilma Rousseff, obtuvo el 35 por ciento de las intenciones de voto, seguida por el precandidato socialdemócrata Aécio Neves, que recibió el 23,7 por ciento. En tercer lugar marcha el socialista Eduardo Campos, a quien votarían el 11 por ciento de los entrevistados.
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Sumados, los precandidatos del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y del Partido Socialista Brasileño (PSB) obtuvieron el 34,7 por ciento de las intenciones de voto, lo que constituye un empate técnico, puesto que la encuesta trabaja con un margen de error de 2,2 puntos porcentuales para más o para menos.
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De confirmarse estos resultados, la mandataria del Partido de los Trabajadores (PT) enfrentaría en la segunda vuelta al senador socialdemócrata.

Los candidatos

Economía, programas sociales, corrupción, aborto: estas son las propuestas y posiciones de los tres candidatos favoritos a la elección presidencial en  Brasil: la presidenta Dilma Rousseff, la ecologista Marina Silva y el  socialdemócrata Aecio Neves.

ECONOMIA

Rousseff (Partido de los Trabajadores, izquierda): Su gobierno ha sido  criticado por cuatro años de magro crecimiento económico y por dejar que la  inflación sobrepase el límite de tolerancia oficial de 6,5%. La presidenta  responsabiliza en gran parte a la crisis internacional y dice que construyó las bases para una recuperación. Promete una reforma tributaria y un nuevo equipo  económico si gana. Rechaza la autonomía del Banco Central. Se jacta de una tasa  de desempleo históricamente baja (5%). 
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Silva (Partido Socialista Brasileño, centro-izquierda): Defiende el  mantenimiento de las conquistas sociales del PT y un retorno a una gestión  económica más ortodoxa y menos intervencionista: tipo de cambio flotante y  responsabilidad fiscal, autonomía del Banco Central. Promete también una  reforma tributaria. Se compromete a desarrollar energías renovables y un modelo  de agronegocio más compatible con la preservación del medio ambiente. 
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Neves (Partido Socialdemócrata Brasileño, PSDB, centro-izquierda):  También ortodoxo, promete una política austera para poder llevar la inflación  hacia la meta del 4,5%, aunque asegura que no será de un día para otro. Promete  una reforma tributaria, autonomía para el BC y recuperar la confianza de los  inversores en Brasil.
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EDUCACIÓN Y PROGRAMAS SOCIALES
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Rousseff: Asegura que gracias a su gobierno, las regalías del petróleo,  que serán destinadas a la educación en un 75%, permitirán dar un salto  histórico en educación, con profesores mejor pagados y escuelas de tiempo  integral. Promete 100.000 becas más para brasileños en las mejores  universidades del mundo, a semejanza de las impulsadas en su primer mandato. Reforzará programas sociales bandera del PT, como los subsidios para  familias pobres "Bolsa Familia" y el programa de viviendas populares "Mi Casa  Mi Vida".
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Silva: Asegura que quiere eliminar el analfabetismo -ella misma, nacida  en la pobreza, fue analfabeta hasta los 16 años- y "fortalecer, priorizar la  educación, desde la educación infantil hasta la post graduación". Promete  continuar con los programas sociales del PT. 
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Neves: Quiere que las escuelas con bajo desempeño tengan en 10 años un  índice por lo menos semejante a la media nacional. Propone más escuelas de  tiempo integral. Promete más inversión en el sector (7% del PIB hasta 2019 y  10% después) y continuar con programas sociales del PT pero hacerlos más  efectivos.
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CORRUPCIÓN y POLITICA
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Rousseff: Se compromete a endurecer las leyes anticorrupción, entre ellas  sancionar a quienes no declaren sus recursos a los órganos de fiscalización o a  quienes se enriquezcan ilícitamente desde cargos públicos. Promueve una  consulta popular para una reforma política. 
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Silva: Está a favor de la no reelección inmediata y de alargar el mandato  presidencial de cuatro a cinco años, para lo cual debe modificarse la  Constitución. Quiere reducir el número de ministerios (39 actualmente).  
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Neves: También planea reducir ministerios y eliminar la influencia  política en los contratos con el Estado. Propone el fin de la reelección  presidencial y fortalecer los partidos políticos, que deberán obtener un mínimo  de 5% de los votos para garantizar su existencia. Hoy hay 32 partidos políticos  en Brasil y muchos de los 11 candidatos presidenciales no llegan al 1% de los  votos. 
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ABORTO
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Rousseff: En abril de 2014, la presidenta defendió la interrupción de la  gestación por motivos "médicos y legales", y su realización en todas las  unidades del servicio de salud pública. Pero el aborto sigue siendo ilegal en  Brasil, salvo en caso de violación, de riesgo para la vida de la madre o cuando  el feto es anacefálico. 
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Silva: Se declaró en 2010 contraria al aborto dada su fe evangélica,  aunque dice estar dispuesta a debatir modificaciones a la ley actual en un  plebiscito. 
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Neves: Está contra la legalización del aborto, adhiere a la legislación  actual.  
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MATRIMONIO IGUALITARIO
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Rousseff: A favor en nombre del Estado laico y de la Constitución que  garantiza los mismos derechos civiles para todos. El matrimonio igualitario es  reconocido por la Corte Suprema, pero el Congreso no ha legislado al respecto. 
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Silva: Se opone a matrimonios entre personas del mismo sexo a raíz de sus  creencias religiosas.
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Neves: A favor del casamiento entre homosexuales, que es "ya una realidad". 
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LEGALIZAR LA MARIHUANA
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Rousseff: En contra. "Aquí en Brasil no cabe la legalización de la  marihuana (...) El tema no es legalización, es el combate, ayudar al  tratamiento de adictos y a la prevención, consideró en junio de 2014. 
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Silva: "Defiendo que se haga un plebiscito para que la sociedad debata el  asunto", dijo en el 2010, aunque asegura que no cree que el narcotráfico se  combata con la legalización de las drogas.
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Neves: Prudente. "Vamos a observar lo que está ocurriendo en Uruguay, las  experiencias como la de Portugal, de algunos estados en Estados Unidos. Vamos a  ver el efecto. Me opongo a que Brasil sea conejillo de indias", dijo. 
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