Una visión crítica a la autoridad
HAY CONDUCTAS PARLAMENTARIAS QUE DEJAN MUCHO QUE DESEAR EN CHILE
Por Manuel Acuña Asenjo
No es desconocido el hecho que algunos parlamentarios del
pacto llamado ‘Nueva Mayoría’ hayan sido protagonistas de un conjunto de
proposiciones extrañas; de seguir adelante con el trámite constitucional, nos
colocarían en la difícil tarea de explicar la razón de una verdadera sin razón.
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Así, el 26 de julio, los parlamentarios Gabriel Silber
(DC) y Daniel Farcas (PPD) hicieron pública una moción presentada por ellos en
orden a prohibir el uso de los saleros en las mesas de los restaurantes a fin
de desincentivar el uso excesivo de la sal. En las declaraciones hechas a la
prensa sobre lo que, de esa fecha en adelante, sería conocido como “ley de los
saleros”, el primero de ellos señaló:
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"El objetivo de este proyecto es cambiar los hábitos de
los chilenos para mejorar su salud y para ello, queremos que los saleros no
estén en las mesas de los restaurantes y que si una persona desea echarle más
sal a sus alimentos, deba pedírselo al garzón".
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Un mes antes de tan disparatada propuesta, otro diputado, el
demócrata cristiano Jorge Sabag, junto a Marcelo Chávez (DC), José Manuel
Edwards (RN), Daniel Farcas (PPD), Iván Norambuena (UDI), Sergio Ojeda (DC) y
José Pérez (PRSD), había presentado una iniciativa que, bajo el pomposo título
de “Proyecto de ley para modificar el Código Penal para perfeccionar la
protección de la dignidad de las autoridades”, pretendía sancionar a “quienes
realicen amenazas o profieran insultos contra la autoridad por medio de
plataformas electrónicas, ya sea de forma textual o gráfica, considerándose
como agravante que no lo hagan con su verdadera identidad o que intenten
obstaculizar la identificación del computador desde el cual se difunde el
mensaje”.
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Este proyecto, que sería conocido como ‘ley de represión de
los memes’, establecía una “pena de reclusión menor en su grado medio y multa
de 11 a 15 unidades tributarias mensuales (entre 463.958 y 632.670 pesos) a
quienes amenacen o insulten a las autoridades”.
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No está de más decir que tan estúpida proposición fue
retirada posteriormente por su propio promotor quien dio como excusa la circunstancia de haber sido mal redactado el proyecto por sus
asesores.
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Los disparates de los ‘honorables’ no pararon allí. Poco
antes de la celebración de las festividades patrias, los diputados de la DC Jorge Sabag, Sergio Espejo y
Ricardo Rincón, todos del pacto ‘Nueva Mayoría’, pidieron a la Comisión de
Educación de la Cámara agilizar la discusión del proyecto de ley que exige
aprobar el examen del baile de la cueca para que los alumnos puedan egresar de
la educación media.
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Según Sabag, “hemos solicitado a la Comisión de Educación,
nos haga un espacio en medio de la discusión de la Reforma Educacional, para
reimpulsar el proyecto que presentamos el año pasado para exigir el aprendizaje
de la cueca como requisito para obtener la licencia de 4º medio”.
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Uno de los últimos ‘aciertos’ legislativos de la temporada
ha sido el reciente que hiciera el diputado
Gustavo Hasbún, de la Unión Demócrata Independiente UDI, a los medios de
comunicación con ocasión del alto número de peatones atropellados por los
automovilistas durante las festividades patrias. El anuncio del parlamentario
fue el próximo envío de un proyecto de ley que va a establecer duras sanciones
en contra de los peatones ebrios.
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Dice un comentarista, al respecto, y con mucho humor: “Ahora, uno pensaría que en semejantes
circunstancias la Presidenta electa procuraría tomar medidas que contribuyeran
a mejorar el deplorable escenario planteado. Pues no. No sólo no tomó ninguna,
sino que envió un proyecto sin justificación alguna que pretende ¡aumentar el
número de parlamentarios! ¡Qué quiere que le diga! ¡Exijo una explicación!,
como dice una caricatura muy popular en el mencionado país.
"Ahora, aquí hay una
guinda formidable para la torta. La mandataria aseguró que, pese a las
cuantiosas dietas y asignaciones de los nuevos parlamentarios y pese a las
ingentes inversiones que deberán desarrollarse para acogerlos en sus funciones,
la caja fiscal no tendrá desembolsos adicionales a los actuales. Leyó bien:
todo el nuevo gasto y la mayor inversión necesarios, no le costarán ni un peso
adicional al erario nacional. ¿Y qué cree usted que ocurrió? ¡Los parlamentarios lo
aceptaron! ¡Lo aceptaron!”
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