La columna del periodista Fernández
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Por Enrique Fernández
Por Enrique Fernández
Pasamos agosto… Y llega septiembre repleto de aniversarios,
marcados con una serie de errores históricos, algunos conocidos y otros no
tanto. Por ejemplo, ¿sabía usted que no fue el 18 de septiembre de 1810 cuando
Chile proclamó su independencia?
Pero vamos por partes.
Empecemos por la primera semana de este patriótico mes. El
día 4 se cumplen 43 años de la elección presidencial que el 4 de septiembre de
1970 ganó el líder socialista Salvador Allende. ¿Y cuál fue el error? Si lo
analiza desde el punto de vista de las frías estadísticas, Allende fue elegido
con 1.075.616 votos que representaron sólo el 36,3% de la votación total.
Segundo fue el conservador Jorge Alessandri, con 1.036.278 (34,9%) y tercero
llegó el demócrata cristiano Radomiro Tomic, con 824.849 sufragios (27,9%).
En consecuencia, el doctor Allende no logró la mayoría
absoluta. Si usted suma los votos de Alessandri y Tomic, ellos en conjunto
representan más del 60% del electorado. Ahí estuvo el error, porque Allende
llegó a la Presidencia sin tener el suficiente respaldo que le permitiera
construir, en forma pacífica, “la vía chilena al socialismo” que él quería.
En ese tiempo no había una segunda vuelta electoral, como
ahora. Cuando algunos parlamentarios quisieron legislar para establecer ese
mecanismo, la derecha se opuso. Los partidos Conservador y Liberal estaban
convencidos de que ganarían la presidencia con Alessandri y no necesitaban una
segunda vuela. Ése fue otro error.
Si seguimos en nuestro calendario llegamos al día 7. El
domingo 7 de septiembre de 1986 un comando del Frente Patriótico Manuel
Rodríguez, apostado en la ruta del Cajón del Maipo, intentó matar al general
Augusto Pinochet que se desplazaba hacia Santiago en una caravana de
automóviles. En el atentado murieron cinco miembros de la escolta presidencial.
Pero fue un error, porque Pinochet salvó ileso de la emboscada. Al día
siguiente la dictadura puso al país bajo Estado de Sitio y desató una
represalia que incluyó el asesinato de cuatro opositores: el periodista José
Carrasco, el publicista Abraham Muskablit, el profesor Gastón Vidaurrázaga y el
electricista Felipe Rivera.
Así llegamos al día 11. Fue el martes 11 de septiembre de
1973 cuando Chile, una de las democracias más estables del continente, quedó
aplastado por el golpe militar que culminó con la muerte del doctor Allende y
puso en el poder a Pinochet. De eso hace ya 40 años. La mañana de aquel martes
el Presidente Allende pensaba llamar a los chilenos a un plebiscito, para
determinar si continuaba o no con el proceso de transición al socialismo. Sin
embargo el Presidente se equivocó. También se equivocaron los que apoyaron el
golpe, pensando que los militares llamarían pronto a elecciones y
restablecerían la democracia. Hasta Pinochet se equivocó, cuando creyó que pasaría
a la Historia como el salvador de la Patria y el vencedor de la batalla “contra
el comunismo”.
Y ya estamos en el día 18, dispuestos a celebrar con cuecas,
empanadas, asados, chicha y vino la independencia de Chile. El 18 de septiembre
de 1810 Santiago amaneció cargado de nuevas sensaciones. El Cabildo conformado
por ilustres vecinos sesionó en forma extraordinaria, para pedir la formación
de una Junta de Gobierno. Así se hizo y esta primera Junta Nacional de Gobierno
quedó bajo la presidencia de Mateo de Toro y Zambrano, para mantener la lealtad
del reino de Chile al “bien amado
Fernando VII”, el rey de España al que Napoleón había obligado a renunciar. En
consecuencia, cuando esperamos el día 18 para brindar por la independencia de
Chile, estamos en un profundo error.
La independencia sólo se concretó más de siete años después,
con un solemne juramento de las autoridades de la época, el 12 de febrero de
1818. Los patriotas escogieron esa fecha porque se conmemoraba entonces el
primer aniversario de la Batalla de Chacabuco, en la que derrotaron a las
fuerzas españolas.
Ya en el final de este calendario llegamos al día 23 de
septiembre, cuando se cumplen 40 años de la partida de Pablo Neruda. Y desde
luego que es un error, porque el poeta no se ha ido. Sigue presente entre
nosotros para invitarnos a nacer.
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