Por Abraham Santibañez
Se suponía que la gran incógnita de las primarias era si los votantes mostrarían o no interés. La respuesta fue positiva, sorprendentemente positiva.
Había otras preguntas. ¿Mantendría Michelle Bachelet la ventaja que fue acumulando en los cuatro años desde que dejó el poder? ¿Cómo la afectaría la dura campaña oficialista en su contra, primero por el 27-F y luego por el deseo de quebrar su persistente popularidad?
Se la trató de arrinconar, clasificándola como la candidata del extremismo de izquierda, eslogan acentuado luego del apoyo del PC y Camila Vallejo.
Michelle Bachelet ha probado ser como Margaret Brown, mítico personaje norteamericano, que salvó con vida en el naufragio del Titanic hace más de cien años. Su papel en la tragedia y su compromiso con causas cívicas la convirtieron en popular heroína. Después de su muerte, el compositor Meredith Wilson compuso el musical que la inmortalizó como “la insumergible Molly Brown”.
En estas primarias, los candidatos de la derecha, con el apoyo de la incansable vocera Cecilia Pérez, se empeñaron en desacreditar a la ex Presidenta. Pero, tal como creíamos muchos, la campaña negativa les jugó en contra. (Al parecer, estos sectores nunca sacaron las cuentas del fracaso de la campaña del “Sí” en el plebiscito de 1988).
Al reconocer su derrota y endosar su apoyo “y el de sus seguidores” a Michelle Bachelet, Claudio Orrego destacó la votación como un acto democrático ejemplar. Después de tantas voces agoreras que han anunciado el fin de nuestra democracia, estas primarias nos permiten mirar el futuro con optimismo. Es evidente que hay mucho que mejorar, pero se ha manifestado una potente mayoría que cree en la expresión ciudadana y en el diálogo.
La ceguera del oficialismo frente a las demandas populares, no solo estudiantiles, y las demostraciones marcadas por incidentes marginales pero de gran impacto, han generado un clima de temor. El fracaso de las políticas de seguridad ciudadana ha contribuido a una evidente crisis de confianza. Pero la fiesta cívica de este domingo, un hermoso día con sol de primavera en muchas ciudades, debería hacernos recuperar el optimismo.
No tenemos garantizada la democracia. Todavía viviremos momentos difíciles. Pero la reafirmación del liderazgo de Michelle Bachelet y la consolidación de una nueva mayoría, son buenos signos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario