URGENTE SE BUSCA
CANDIDATO PRESIDENCIAL
PARA LA ALIANZA
CANDIDATO PRESIDENCIAL
PARA LA ALIANZA
Los medios de
comunicación en Chile se concentran
hoy en la renuncia de Pablo Longueira a la candidatura presidencial, esperando
el resultado de las reuniones que sostendrán las comisiones políticas de la UDI
y Renovación Nacional para resolver lo antes posible este impasse que afecta a
la derecha. El reemplazante del ex ministro de economía, renunciado ayer por razones de salud, debe ser
buscado con pinzas, porque aquí no sólo está en juego la Presidencia de
la República sino también el resultado de las parlamentarias en ambos partidos oficialistas.
De estas conversaciones debe surgir una solución. Hay ya diversas
fórmulas en este nuevo proceso como sería que cada partido llevara un candidato
para medirse en la primera vuelta presidencial y pasar con uno al ballotage para
enfrentar a Michelle Bachelet. Esto se explica por el escaso tiempo disponible para realizar nuevas primarias, cerca de
un mes hasta la inscripción de los
candidatos en agosto.
Sin embargo, para algunos analistas llevar dos candidatos
sería un verdadero suicidio, como lo mencionó el ex alcalde de Puente Alto y
actual candidato a senador Manual José Ossandon. La idea sería designar a un
candidato de unidad para presentar a la Alianza como una nueva carta de la
centroderecha que ofrezca cambios concretos incluso en el plano constitucional, dice Ossandón.
El Presidente de RN, Carlos Larraín, declaró hoy que en este caso tendría
que ser un candidato de unidad que “nos represente a todos”, lo que se ve difícil en estos momentos
debido al desgaste que han tenido las relaciones entre los dos conglomerados de
la derecha, especialmente después del proyecto para reformar el sistema
electoral binominal que RN presentó conjuntamente con la oposición a espaldas
de la UDI y del Gobierno del Presidente Sebastián Piñera.
En cualquiera de las dos fórmulas figuran como cartas la
ministra del trabajo Evelyn Matthei (UDI), y el derrotado candidato de RN, en
primarias, Andrés Allamand. Y ciertamente ninguna de estas cartas tiene el
liderazgo necesario y la posibilidad concreta de derrotar a Michelle Bachelet.
El problema para los dos partidos oficialistas es que la
presentación de una débil candidatura presidencial podría afectar seriamente
también las elecciones parlamentarias, reduciendo peligrosamente el número de
senadores y diputados de la alianza, lo
que le dejaría a Bachelet las puertas abiertas para realizar todas las reformas
políticas, tributarias, educacionales y de salud que ha prometido en su campaña.
Los propios análisis de la derecha hablan
del riesgo de ser doblados por la oposición en las parlamentarias en varios distritos y circunscripciones.
Un tercer camino sería para la alianza elegir a un
candidato de unidad con una carta nueva que tenga el carisma y liderazgo
necesarios para derrotar a la candidata de la Nueva Izquierda. En este caso se ha comentado que la figura
que cuenta con esta condiciones sería justamente la de Ossandón, quien lucha por la unidad y al mismo
tiempo plantea algunas reformas políticas muy necesarias y demandadas
por los movimientos sociales. Sin embargo, este vicepresidente de RN no
cuenta por ahora con el apoyo ni dentro de su partido ni menos en la UDI, donde
simplemente no quieren escuchar hablar de reformas de ningún tipo.
Lo concreto es que la derecha no tiene candidato
presidencial a cuatro meses de la elección. Ayer se hablaba de la posibilidad
del regreso de Laurence Golborne, pero según varios analistas, esta fórmula sería una completa locura porque
se trata de un ex candidato cuestionado severamente por sus pares por gestiones
realizadas, como gerente de Cencosud, de
aumento unilateral de la comisión de la
tarjeta de crédito de este consorcio
en desmedro de los usuarios y también por mantener inversiones prsonales
en Islas Vírgenes, un paraíso fiscal.
Pero en esto de la credibilidad también se ve afectada la
figura de Allamand quien tiene en su contra una derrota en las primarias del 30
de junio, aunque si obtuvo cerca de 400.000 votos. ¿Cómo candidato derrotado
en las primarias podría reemplazar al candidato ganador?, se preguntan muchos observadores políticos.
“No son tiempos fáciles para la derecha. El 2011
perdieron el control de la agenda y este año chocaron con el muro de
popularidad que respalda a Michelle Bachelet, quien regresó empoderada de Nueva
York, asumiendo parte de las demandas levantadas por el movimiento social y que
ratificó su potencia electoral en las primarias del 30 de junio con una abrumadora mayoría de su sector”, escribió hoy el diario Dínamo.
Indudablemente que son muchas complicaciones para una
derecha en decadencia, ya que con
Longueira es el tercer candidato que designan y que pierden. Los anteriores
fueron Golborne y Allamand. Todo esto
mantiene a la Alianza con un bajo apoyo en las encuestas, lo que también
podría haber afectado en el cuadro depresivo que afectaría a Longueira.
El sociólogo de la Universidad de Chile, Manuel Antonio
Garretón, plantea que “el escenario político para la derecha ya era muy malo,
porque además de haber sacado baja votación estaba en un proceso de
descomposición y de división muy fuerte, acelerado por el tema del debate en
torno a los proyectos del sistema electoral, con esto se les complica mucho
más”.
Para el cientista político de la Universidad del
Desarrollo, Eugenio Guzmán, el momento que vive la derecha es “dramático” y por
lo mismo cree que la solución puede darse en un candidato nuevo, pero único del
sector. “en esto se repetiría una característica de la derecha, que es recurrir
a candidatos independientes para salir de este empate e inmovilidad”.
Sin embargo, el director del Centro de Estudios de la
Realidad Contemporánea, Carlos Huneuus, asegura que lo que más le conviene a la
derecha sería presentar dos candidatos, pero ve ese escenario como poco
probable: “Dos candidatos, como el 2005, cuando sacaron más votos que Michelle
Bachelet en primera vuelta. Dos candidatos movilizan más que uno. No creo que
esa vaya a ser la solución, porque ellos están empecinados en la unidad y la
UDI tiene mucho susto de quedarse sola. Especialmente si RN está negociando con
la DC un acuerdo tan importante como la reforma electoral”.
Este es el peor momento en que la derecha pudo haber
sufrido la salida de Longueira de la
carrera presidencial. Los pasos a dar, especialmente para la UDI, son muy
delicados y peligrosos, porque uno que se de en falso puede significar la
desintegración de la actual derecha, especialmente frente a la posibilidad de
una alianza entre RN y la Democracia Cristiana, que podría convertirse en un
nuevo conglomerado de centroderecha.
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