LOS PRINCIPALES MENSAJES
DEL PAPA EN BRASIL
Un millón de jóvenes, según el Vaticano, de 190 países
dieron ayer la bienvenida al papa a la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ),
en una festiva ceremonia en la playa de Copacabana de Río de Janeiro, durante
la cual Francisco pidió a los participantes que pongan a Cristo en sus vidas.
Dinero y poder
Sobre el tener dinero y el poder es lo que da la felicidad: “Pero no es así. El tener, el dinero, el poder
pueden ofrecer un momento de embriaguez, la ilusión de ser felices, pero, al
final, nos dominan y nos llevan a querer tener cada vez más, a no estar nunca
satisfechos. ¡"Pon a Cristo" en tu vida, pon tu confianza en él y no
quedarás defraudado!".
Cristo en la vida
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"Pon a Cristo en tu vida y encontrarás un amigo del que fiarte siempre, pon a Cristo y verás crecer las alas de la esperanza para recorrer con alegría el camino del futuro, pon a Cristo y tu vida estará llena de su amor, será una vida fecunda".
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"Pon a Cristo en tu vida y encontrarás un amigo del que fiarte siempre, pon a Cristo y verás crecer las alas de la esperanza para recorrer con alegría el camino del futuro, pon a Cristo y tu vida estará llena de su amor, será una vida fecunda".
La fe
"La fe nos inunda de su amor que nos da seguridad,
fuerza, esperanza. Aparentemente no cambia nada, pero, en lo más profundo de
nosotros mismos, todo cambia. En nuestro corazón habita la paz, la dulzura, la
ternura, el entusiasmo, la serenidad y la alegría, que son frutos del Espíritu
Santo y nuestra existencia se transforma, nuestro modo de pensar y de obrar se
renueva, se convierte en el modo de pensar y de obrar de Jesús, de Dios",
precisó.
El papa Francisco en medio de fuertes medidas de
seguridad, con policías con armas de precisión, helicópteros sobrevolando la
zona y más agentes por las calles de la favela, visitó Varginha, en el complejo
de Manguinhos, en la zona norte, lugar hasta finales del pasado año controlado
por bandas de narcotraficantes y ahora una zona recuperada para la ciudad.
Allí dijo que ya desde el principio, al programar el viaje a
Brasil, su deseo era visitar los barrios: “Habría querido llamar a cada puerta,
decir buenos días, pedir un vaso de agua fresca, tomar un cafezinho, ¡no un
poco de cachaza [aguardiente de caña]!, hablar como amigo de casa, escuchar el
corazón de cada uno, de los padres, los hijos, los abuelos. ¡Pero Brasil es tan
grande! Así que elegí venir aquí…”. Al corazón de la pobreza y la violencia.
Hasta hace siete meses, el control de la favela de Manguinhos lo ejercían los
narcos locales, a tiro limpio contra la policía y los sicarios vecinos. Ahora
existe una paz precaria, artificial, impuesta a culatazos.
Justicia social
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“Me gustaría hacer un llamamiento a quienes tienen más recursos, a los poderes públicos y a todos los hombres de buena voluntad comprometidos en la justicia social: que no se cansen de trabajar por un mundo más justo y más solidario. Nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades que aún existen en el mundo. Que cada uno, según sus posibilidades y responsabilidades, ofrezca su contribución para poner fin a tantas injusticias sociales. No es la cultura del egoísmo, del individualismo, que muchas veces regula nuestra sociedad, la que construye y lleva a un mundo más habitable, sino la cultura de la solidaridad; no ver en el otro un competidor, sino un hermano”.
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El papa también se dirigió a los jóvenes resaltando que ellos tienen una "especial sensibilidad ante la injusticia" y que a menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción, "por las personas que, en lugar de buscar el bien común, persiguen su propio interés. Nunca se desanimen, no pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se apague. La realidad puede cambiar, el hombre puede cambiar. Sean los primeros en tratar de hacer el bien, de no habituarse al mal, sino a vencerlo".
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Defensa de la vida
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“La vida es "un valor que siempre se ha de tutelar y promover, y la familia, "fundamento de la convivencia y remedio contra la desintegración social".
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“Me gustaría hacer un llamamiento a quienes tienen más recursos, a los poderes públicos y a todos los hombres de buena voluntad comprometidos en la justicia social: que no se cansen de trabajar por un mundo más justo y más solidario. Nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades que aún existen en el mundo. Que cada uno, según sus posibilidades y responsabilidades, ofrezca su contribución para poner fin a tantas injusticias sociales. No es la cultura del egoísmo, del individualismo, que muchas veces regula nuestra sociedad, la que construye y lleva a un mundo más habitable, sino la cultura de la solidaridad; no ver en el otro un competidor, sino un hermano”.
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El papa también se dirigió a los jóvenes resaltando que ellos tienen una "especial sensibilidad ante la injusticia" y que a menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción, "por las personas que, en lugar de buscar el bien común, persiguen su propio interés. Nunca se desanimen, no pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se apague. La realidad puede cambiar, el hombre puede cambiar. Sean los primeros en tratar de hacer el bien, de no habituarse al mal, sino a vencerlo".
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Defensa de la vida
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“La vida es "un valor que siempre se ha de tutelar y promover, y la familia, "fundamento de la convivencia y remedio contra la desintegración social".
Esfuerzo de pacificación
"Ningún esfuerzo de pacificación será duradero, ni
habrá armonía y felicidad para una sociedad que ignora, que margina y abandona
en la periferia una parte de sí misma. La medida de la grandeza de una
sociedad está determinada por la forma en que trata a quien está más
necesitado, a quien no tiene más que su pobreza".
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La justicia y la Iglesia
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La justicia y la Iglesia
“La Iglesia es abogada de la justicia y defensora de los
pobres ante intolerables desigualdades sociales y económicas, que claman al
cielo".
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Los ancianos son el futuro
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Alertó del “riesgo que corremos de tener una generación que nunca ha tenido trabajo y recordó que “los ancianos también son el futuro” por su papel como depositarios “de la sabiduría de la historia, de la patria y de la familia”.
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El desempleo
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Los ancianos son el futuro
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Alertó del “riesgo que corremos de tener una generación que nunca ha tenido trabajo y recordó que “los ancianos también son el futuro” por su papel como depositarios “de la sabiduría de la historia, de la patria y de la familia”.
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El desempleo
El Papa
recordó que “del trabajo, de la posibilidad de ganarse el pan, deriva la dignidad
de la persona”. Previno del error de considerar a los jóvenes como una
comunidad aislada y pidió que siempre sean vistos en el contexto social.
“Cuando los aislamos, les hacemos una injusticia, quitándoles su pertenencia a
una patria, una cultura, una familia”, señaló. En esa integración deben
incluirse, insistió el Papa, los
ancianos, “que son parte del futuro”. El Sumo Pontífice reiteró, como ya ha
hecho en otras intervenciones desde que ocupa la silla de Pedro, el rechazo a
“la cultura del desecho” y la promoción de una “cultura de la integración” y
“del encuentro”.
Polémica teológica
Francisco dijo: “Jesús nos trae a Dios y nos lleva a
Dios”, además les pidió a los jóvenes que coloquen a Jesús en sus vidas y así tendrán a “Un
amigo en quién confiar”. Francisco parece haber hecho una distinción en su
discurso entre Dios y Jesús, una afirmación que puede ser considerada
arriesgada, según el diario español El País. Larga es la polémica en la teología católica sobre si
Jesús es o no Dios. Muchos biblistas defienden que Jesús nunca se presenta en
los evangelios como Dios sino como “hijo del hombre”, que en arameo significa
simplemente “hombre”, o como “hijo del Padre”. Esa primera afirmación aparece
justamente en Lucas, cuando Jesús les dice a los discípulos: “Grabaos bien
estas palabras: El hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres”.
La juventud
“La juventud es el ventanal por el que entra el futuro en
el mundo y, por tanto, nos impone grandes retos. Nuestra generación se mostrará
a la altura de la promesa que hay en cada joven cuando sepa ofrecerle espacio;
tutelar las condiciones materiales y espirituales para su pleno desarrollo;
darle una base sólida sobre la que pueda construir su vida; garantizarle
seguridad y educación para que llegue a ser lo que puede ser; transmitirle
valores duraderos por los que valga la pena vivir; asegurarle un horizonte
trascendente para su sed de auténtica felicidad y su creatividad en el bien;
dejarle en herencia un mundo que corresponda a la medida de la vida humana;
despertar en él las mejores potencialidades para ser protagonista de su propio
porvenir y corresponsable del destino de todos”.
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