EL PAPA LLAMÓ A LOS JÓVENES A NO PERDER LA ESPERANZA FRENTE
A LA CORRUPCIÓN QUR CARCOME A BRASIL DESDE HACE DÉCADAS
Francisco, el "papa de los pobres", fue aclamado hoy
en Río de Janeiro bajo la lluvia, por cientos de miles de personas al recorrer
en papamóvil descubierto la avenida que bordea la playa de Copacabana, tras
visitar más temprano una favela donde reclamó la inclusión social de los
marginados.
Al igual que en sus anteriores paseos en papamóvil, el
primer papa latinoamericano de la historia rompió el protocolo y se mostró
llano y accesible: estrechó manos, besó niños, cambió su solideo (el casquete
de seda blanco), por el que le entregó un fiel, y hasta tomó un mate que le
ofrecieron.
"La fe de ustedes es más fuerte que el frío y la
lluvia. ¡Felicitaciones! (...) Esta semana, Rio se convierte en el centro de la
Iglesia", dijo el papa en su saludo de bienvenida a los peregrinos de la
Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), en un inmenso escenario instalado en la
arena.
Atendiendo un pedido del pontífice, el alcalde de Rio envió
a una monja una canasta con una docena de huevos para ser colocada a los pies
de Santa Clara, pidiendo que el tiempo mejore.
Horas antes, el papa argentino recorrió un lugar muy
diferente: la favela de Varginha, gris y chata, donde caminó entre miles de
personas, saludó y conversó con muchas de ellas, se puso un collar de flores
que le regalaron, bendijo el nuevo altar de la humilde parroquia aún en
construcción, y entró en una casa de la favela a saludar a una familia.
Desde el techo de una precaria vivienda frente al enlodado
campo de fútbol donde se apiñaban los vecinos, afirmó que la
"pacificación" de las favelas de Rio, emprendida hace cinco años por
el Estado para arrebatar su control a narcotraficantes y milicias
parapoliciales, no durará si la sociedad brasileña margina a sus pobres,
informó un despacho de la agencia francesa AFP
.
"Ningún esfuerzo de 'pacificación' será duradero, ni
habrá armonía y felicidad para una sociedad que ignora, que margina y abandona
en la periferia una parte de sí misma", dijo el papa ante unas 25.000
personas que lo escuchaban bajo la lluvia.
Al mismo tiempo, reconoció los esfuerzos de inclusión social
en Brasil, que en los últimos 10 años, durante los gobiernos de Luiz Inacio
Lula da Silva (2003-2010) y su sucesora Dilma Rousseff, sacó de la pobreza a 40
millones de personas.
El primer papa latinoamericano urgió asimismo a los jóvenes
"y a todos" a no perder la esperanza frente a la corrupción, un mal
que carcome a Brasil desde hace décadas.
"Queridos jóvenes, ustedes tienen una especial
sensibilidad ante la injusticia, pero a menudo se sienten defraudados por los
casos de corrupción, por las personas que, en lugar de buscar el bien común,
persiguen su propio interés", dijo.
"A ustedes y todos les repito: nunca se desanimen, no
pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se apague", añadió.
Cansados de la corrupción arraigada en la clase política,
sobre todo en el Congreso, donde hay muchos legisladores acusados y condenados
por graves delitos, más de un millón de brasileños -en su mayoría jóvenes- se
volcaron a las calles de todo el país en junio.
El discurso del papa en la favela, en portugués, fue llano y
estuvo salpicado de humor e improvisaciones.
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