LA FRUSTRACIÓN POPULAR ES VISIBLE
EN CADA ESQUINA EN CHILE Y GENERA
CADA DÍA MÁS VIOLENCIA
Por Walter Krohne
El pueblo organizado o mejor
dicho, mal organizado, como el de anoche que profanó la Catedral Metropolitana
de Santiago en el marco de una protesta pro aborto, causando serios desmanes,
están indicando que los tiempos actuales nos superan en cuanto a las
posibilidades reales que existen para resolver algunos problemas valóricos, dándonos
una proyección futura mucho más dramática con una movilización social que será más
activa y violenta. Esto no solo ocurre en Chile sino en numerosos otros países,
cercanos o lejanos, da los mismo, pero en las cercanías lo hemos visto en
Brasil que tienen en cierta forma “tambaleando” al gobierno de doña Dilma del
Partido de los Trabajadores (PT).
La frustración humana en un
mundo de desigualdades, cuando los ricos hacen aspavientos de lo que tienen y
de cómo viven, mientras los pobres se mueren en las calles de Santiago de
hambre y frio, son argumentos valederos que alimentan estas movilizaciones,
cuyos participantes, generalmente son grupos
pequeños, reaccionan con una violencia delirante que en
Chile desconocíamos. Nadie puede descubrir hasta ahora quiénes son y quiénes
manejan a los famosos encapuchados. Muchos piensan que son anarquistas, pero
otros los identifican como infiltrados
del sistema de seguridad que están allí para destruir todo lo que encuentran a
su paso como forma de amedrentar a la población y desprestigiar las
movilizaciones sociales.
Estos temas deberían encabezar los
programas presidenciales. La lucha, especialmente la política, será
dura y difícil porque la violencia del futuro tendrá formas y objetivos distintos a los de ahora, ya que en el caso de no lograr lo que la masa aspira
o desea, esta irá al fondo buscando hasta la caída de gobiernos si les llega a
ser posible, como puede estar ocurriendo en Brasil y ya ocurrió en Egipto,
descontando ciertas características especiales y distintas como son la actitud de los militares y el elemento religioso islámico.
Sin embargo, los políticos
chilenos siguen actuando como si nada peligroso se estuviese estructurando hacia
el futuro. Mientras la alianza sigue
concentrada en los temas económicos del crecimiento del PIB y de llevar lo más
rápidamente posible a Chile al desarrollo, sin saberse a ciencia cierta que significa esto para una población de pobres y ricos, la oposición ofrece un amplio plan de
reformas políticas que sólo podrá cumplir si obtiene en el Parlamento una
mayoría sólida y contundente. De lo contrario todo se convertirá en promesas al
vuelo o luces de colores que terminarán apagándose para causar aún más frustración
en el pueblo chileno.
.
Este gobierno de derecha ha estado involucrado en una decena de
escándalos políticos y económicos mayúsculos que han derivado en varias
renuncias o destituciones de funcionarios. El que ha originado mayor impacto puede
ser el perdonazo tributario a Johnson’s por más de cien millones de pesos,
dinero con el cual Horst Paulmann pudo comprar dicha firma y anexarla a su imperio
económico. Hechos como este impactan a
la población chilena, especialmente a aquellos que tienen que trabajar diez horas
diarias, recibir un salario “miseria” y luego ocupar otras dos horas a bordo de
los carros del metro o del transantiago para poder llegar a la casa y recién estar con la familia.
Esta no es vida humana, indudablemente.
La elección presidencial en
Chile será reñida y tendrá un valor agregado que es una riña ideológica más
profunda. La UDI, que representa a los empresarios, no está dispuesta a hacer
cambios en el modelo, porque este fue formulado e implantado en el tiempo de la
dictadura para asegurar “la estabilidad” que permita a quienes manejan el
capital en Chile continúen haciendo de
las suyas. Entre las cosas incambiables está el FUT (Fondo de Utilidades
Tributarias) que le permite a los empresarios a no pagar año a año los impuestos por las
ganancias como lo hace cualquier cristiano, sino que es dinero que queda allí
para futuras inversiones. Por esta vía, según los especialistas, con el correr
de los años se ha dejado de pagar mucho
impuesto, pero también se da como causa
del enriquecimiento acelerado de los que tienen más como igualmente del
mayor empobrecimiento de los pobres, porque no tienen solución para sus problemas por
no existir los fondos suficientes en las
arcas fiscales. Si el impuesto fuera igual para todos contemplando que lo que
más ganan paguen más, la situación cambiaría.
Al otro lado están los políticos
que dicen querer cambios pacíficos pero profundos, los que quizá quedarán en el
aire, como ya dijimos, por falta de una suficiente mayoría parlamentaria.
Ojalá que la idea de cambios
que se expresa a los cuatro vientos en la alianza de Nueva Mayoría sea real y no forme parte o se vean afectados por la
burocracia chilena que contempla muchos proyectos, pero que al final poco es lo
que se concreta.
Al menos tenemos en estas elecciones a dos
mujeres candidatas que prometen cambiar el país en cuatro
años y hacer todo lo que los hombres no hicieron en 22 años, como opinó ayer en KRADIARIO una colega española.
¡De esperanzas también se puede
vivir!
Nuestros dirigentes políticos, obedeciendo al poder económico, de manera transversal, y nuestro gobierno en especial, han pisoteado sistemáticamente la dignidad de los ciudadanos, con todo tipo de escándalos a cero costo para ellos, porque todos los costos los asume la ciudadanía.
ResponderBorrarCreo que los ciudadanos tenemos también responsabilidad en los abusos a los que nos someten y tenemos el deber de armarnos de valor, abandonar la burguesía, porque en Chile la clase media está desapareciendo, todos estamos siendo abusados por igual(al menos el 95% de la población), por lo tanto el camino al parecer solamente es salir a la calle y protestar.