22-7-2013- EDICIÓN N°
863
UN PUEBLO EMPODERADO QUE PIDE CAMBIOS URGENTES, RECIBIÓ HOY AL PAPA FRANCISCO EN SU PRIMER VIAJE INTERNACIONAL
El avión A330 de Alitalia en el que viajó el Papa Francisco entre
Roma y Río de Janeiro en Brasil, aterrizó hoy lunes a las 15,45 horas (hora brasileña) en el aeropuerto internacional
'Galeao/Antonio Carlos Jobim' de Río de Janeiro (Brasil) tras 12 horas de vuelo
y 9.201 kilómetros recorridos, comenzando así su primer viaje internacional.
En Río el Pontifice rezará en el Santuario de Aparecida,
visitará una favela y celebrará los actos centrales de la Jornada Mundial de la
Juventud que se realizará durante siete días, un encuentro religioso de una semana de duración
que reunirá a más de un millón de
católicos de todo el mundo.
A su llegada, en la pista le esperaba la presidenta de la
República, Dilma Rousseff y el arzobispo de Río de Janeiro, Orani Joao
Tempesta, el presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil, Raymundo
Damasceno Assis y el nuncio apostólico en Brasil, Giovanni Daniello.
Un grupo de niños le recibió con gritos de '¡Esta es la
juventud del Papa!' y con el himno de la JMJ de Río, que el Papa recibió con un
aplauso.
Desde el aeropuerto, el Papa se dirigirá en coche cerrado
hasta la Catedral Metropolitana, donde se prevé que llegue a las 17,00 horas. A
partir de este punto, realizará un recorrido en jeep descubierto por la Avenida
República de Chile, Avenida Rio Branco, Rua Araújo Porto Alegre, Avenida Graça
Aranha, Avenida Nilo Peçanha y de nuevo Avenida Rio Branco en dirección al
Teatro Municipal, según informó la Organización de la Jornada.
A continuación, se celebrará una ceremonia de bienvenida en
los jardines del Palacio Guanabara de Río de Janeiro, donde el Papa Francisco
pronunciará su primer discurso del viaje. Además, realizará una visita de
cortesía a la presidenta de la República, Dilma Rousseff, --con la que está
prevista una reunión privada-- al gobernador del Estado de Río de Janeiro,
Sergio Cabral y al alcalde de la ciudad, Eduardo Paes.
Tras la recepción, el Pontífice se trasladará hasta la
residencia de Sumaré, donde se alojará durante su estancia en Brasil. Se trata
del mismo alojamiento en el que se hospedó Juan Pablo II durante sus dos
visitas a Brasil, en 1980 y en 1997. La residencia también recibirá a toda la
comitiva papal.
El viaje a América Latina, la tierra natal de Francisco,
llega en momentos en que los intereses seculares, el agresivo avance de otras
religiones y la decepción por los escándalos sexuales y financieros en el
Vaticano han llevado a la deserción de muchos católicos en todo el mundo.
La visita del Papa ocurre también en medio de un creciente
descontento en Brasil, que con más de 120 millones de católicos es el país con
más fieles del planeta.
La insatisfacción con el alto coste de la vida, la
corrupción política y la mala calidad de los servicios públicos en la mayor
economía de América Latina provocó enormes protestas en las calles de Brasil en
junio.
En los cinco meses desde que sucedió a Benedicto XVI como
líder de los católicos, Francisco ha conquistado a muchos con su estilo simple,
su rechazo al lujo y sus llamamientos para una Iglesia más comprometida con los
pobres y la justicia social.
El lunes, a bordo del avión que lo llevaba a Brasil, el Papa
dijo a periodistas que el mundo se arriesga a perder una generación de jóvenes
por culpa del desempleo e instó por una cultura de mayor inclusión.
"La crisis mundial no está tratando bien a la gente
joven", dijo el pontífice de 76 años. "Estamos corriendo el riesgo de
tener una generación que no trabaja. Del trabajo viene la dignidad de una
persona".
Las autoridades brasileñas esperan que el mensaje de
Francisco de solidaridad con los pobres y las clases trabajadoras minimice la
posibilidad de protestas durante su visita. Aún así han desplegado a más de
20.000 soldados, policías y agentes de seguridad.
Las autoridades se enfrentan el desafío de brindar seguridad
a un nuevo Papa que pretende desplazarse por Río de Janeiro en un vehículo
descapotable no blindado y ocasionalmente mezclarse con los miles de fieles que
lo aclamarán en las calles.
Ya se han programado algunas protestas durante la visita,
principalmente por feministas, grupos de derechos de homosexuales y otros que
desaprueban las doctrinas sociales de la Iglesia católica.
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