kradiario.cl

lunes, 4 de marzo de 2013

Chile pierde posición en minería…..¡Menos mal!


Por Hugo Latorre Fuenzalida

El diario La Segunda publicó en titulares dos noticias: una que llama buena, cual es que el desempleo bajó al 6%, y otra mala, cual es que Chile pierde posición internacional en explotación minera.

Esto que se define como una mala noticia, yo me atrevo a señalar que, por el contrario, me parece una buena noticia para Chile. Porque es como perder posición en explotación de bosques, de mar o de aguas dulces.

Cuando la explotación minera se hace en las condiciones que ha optado hacerlo la elite neoliberal de Chile, entonces cualquier efecto de ralentización explotadora o de disminución en volúmenes, representa una ganancia para el país.

Puede que no sea una buena noticia para las élites que se han aliado a los inversionistas transnacionales, a fin de asegurar los negocios privados y los preciados y bien remunerados puestos de los miembros de sus familias; o de garantizar ingresos extraordinarios a sus empresas de subcontratación que, a su vez, subcontratan a otras menores, pero donde ellos se llevan indefectiblemente la gran tajada.

Pero para Chile, es decir para el pueblo, ese que no tiene más herencia que los recursos que la naturaleza le ha proporcionado, esto de regalar los recursos a las empresas extranjeras de manera absurda, irracional e irresponsable, constituye una muy mala cosa y una buena noticia el que perdamos terreno, es decir que no sigamos siendo los primeros “gafos” del planeta (voz venezolana derivada del inglés: gaffe, que se traduce en América Latina como “metida de patas”).

Obviamente para La Segunda, El Mercurio, La Tercera esto constituye un motivo de preocupación. Al igual que para las familias de la burguesía nacional hermanadas al capital extranjero, de cuyos intereses se ocupa esa prensa duopólica. Eso ha sido así desde siempre y lo seguirá siendo, pues la derecha de nuestro país es de un sesgo antinacional indeclinable y totalista, llegando a ser, cuando las circunstancias lo exigen, también totalitaria.

Durante la fase primera de la dictadura militar, la derecha se apropió de gruesa parte del capital del Estado; cuando fracasaron en esta tarea privatizadora y desataron una de las peores crisis, entonces se aliaron al capital transnacional, derivando la propiedad en asociación con los extranjeros.

Curiosamente, a la burguesía derechista se suma ahora la burguesía política que perteneció a la vieja postura “progresista”. Esta gente –o mejor sus dirigentes- derribaron el espíritu y la letra de su antigua fe, la que trastocaron por el temible sesgo que impone el prefijo “neo”.

Cuando se es “neo”, es que ya no se es más lo que antes fue, sino, todo lo contrario, se pasa el rio y en esa pasada se ejecuta el auto bautismal del nuevo credo.

Por eso esas familias se entrelazan ahora, tal como en otros tiempos lo hicieron los cristianos de cultura oriental con los de cultura grecolatina o como se mezclaron los nativos de América con los europeos. En ambos casos la dominante de los dominadores se impone históricamente y en el caso del neo, son los neoliberales los que se han impuesto a los llamados viejos “progresistas”, definiéndoles no sólo el “fenotipo” o apariencia –que de hecho les ha cambiado- sino que, al parecer, la cosa llega más hondo, es decir hasta afectar el genotipo, es decir el rasgo que se reproduce de generación en generación.

Que Perú puede adelantarnos en la explotación minera, es un problema que debe resolver Perú en su modelo de crecimiento. Para Chile el problema está más que claro: entre menos se explote nuestro recurso minero por las transnacionales, más ahorramos en riqueza, menos despilfarramos y menos nos empobrecemos.

Por tanto, celebramos como buena noticia esto de perder terreno en minería. Lo que debemos empujar ahora es que esos recursos se “soberanicen” plenamente en el futuro próximo, pues es un recurso de los chilenos, que debe ser explotado por chilenos y para los chilenos.

Esta etapa de explotación irracional será recordada un día como una traición de la élite; peor que la realizada, por los mismos, con el salitre en la primera mitad del pasado siglo XX; pues, por entonces, Chile recibió, a pesar del fraude en la comercialización que nos hacían los ingleses, proporcionalmente mucho más que lo que se obtiene ahora. Lo digo y afirmo: nuestra élite nos ha traicionado. Y lo digo a contrapelo de lo que un día manifestó el historiador Jocelyn Holt, asegurando que el afirmar que Chile había claudicado ante los intereses ingleses en el salitre, era falso. Pues así ha sido: antes y ahora, nuestra élite nos ha traicionado.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario