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martes, 6 de noviembre de 2012

EE UU: ANALISTAS SEÑALAN QUE TANTO EN LA CÁMARA COMO EN EL SENADO SE MANTENDRÁN  LAS MISMAS MAYORÍAS DE ANTES DE LA ELECCIÓN DE HOY

El Capitolio, sede del Parlamento de EE UU
Los demócratas controlan hoy el Senado con 53 contra 47 senadores, incluidos dos independientes que los apoyan, mientras que los republicanos encabezan la Cámara de Representantes con 242 contra 193, con cinco vacantes.

Ambas fuerzas políticas han gastado más de 2.000 millones de dólares en la campaña electoral, pero no lograrían cambiar casi nada la actual distribución en los escaños en  el Parlamento en Washington, como señalan los analistas, porque los republicanos mantendrían la diferencia de unos 50 diputados, mientras que el Senado seguiría dominado por los demócratas, pero con un escaso margen de diferencia.

Los republicanos comenzaron las tareas políticas este año pensando que se apoderarían del control del Senado porque sólo están defendiendo 10 de los 33 escaños en juego en este día electoral. Eso parece improbable ahora gracias a las controvertidas declaraciones sobre la violación sexual efectuadas por candidatos republicanos en Misurí y Nevada, el retiro de la popular senadora Olympia Snowe de Maine, y las firmes campañas orquestadas por los demócratas que ocupan las bancas de Florida y Michigan.

Parece casi seguro que los demócratas no lograrán ganar los 25 escaños que necesitan para controlar la Cámara Baja, y cuando mucho podrían obtener un puñado de distritos. Después de que los republicanos ganaron gobernaciones y legislaturas estatales en los comicios de 2010, su partido tuvo mayor capacidad para reorganizar nuevas líneas distritales que reflejan el censo más reciente con el fin de proteger a sus miembros que ocupan puestos de elección popular y poner a los integrantes demócratas de la Cámara de Representantes en terreno menos amistoso.

Como resultado, un Obama reelecto probablemente tendría continuos choques con el republicano John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, en torno a los impuestos, la estimulación de la economía, la lucha contra la creciente deuda nacional y otros asuntos.

Ello aseguraría también límites a lo que el mandatario podría lograr en el Senado, donde los republicanos, aunque son la minoría, podrían seguir utilizando tácticas dilatorias para bloquear proyectos de ley que no puedan obtener 60 votos en la cámara de 100 integrantes.

Desde luego, un Romney victorioso tendría menos choques que Obama con la Cámara Baja. Sin embargo, enfrentaría aún más problemas con el Senado encabezado por los demócratas, donde el líder de la mayoría Harry Reid podría negarse incluso a debatir piezas importantes en la agenda republicana.

Para Romney sería crucial que su partido capturara una mayoría en el Senado en las elecciones del martes, o incluso un empate 50-50, porque entonces el vicepresidente Paul Ryan podría ser el fiel de la balanza en las votaciones empatadas.

Las normas del Senado permiten un proceso especial llamado de “reconciliación” que les permitiría a los líderes aprobar proyectos de ley para disminuir el déficit, sobre los impuestos y otros temas por una simple votación de mayoría, con lo que evitarían la amenaza de tácticas dilatorias.
 

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