Existe una notoria preocupación en la extrema derecha chilena y se percibe por los denodados esfuerzos que hace Hernán Büchi para entregarnos un discurso sectorial, con el cual pretenden confundir a los chilenos, sin darse cuenta que ellos mismos están viviendo un espejismo del cual no quieren despertar y que va en curso de colisión.
Büchi piensa que la pobreza y el subdesarrollo son productos de las políticas públicas que se dejan guiar por visiones de moda y afirma que, “Hoy está de moda en Chile aseverar que el crecimiento no ayuda a los pobres”, por el contrario, el dice, “el progreso ha llegado a todos y especialmente a los más pobres”.
No es una moda en realidad. Es mucho más serio de lo que él piensa. Nadie discute hoy que Chile tiene el modelo de economía más abierta del mundo. Es el país donde todas las transnacionales tienen interés en invertir y aún así, según sus propias palabras, “la inversión bordea el 23 % del PIB, insuficiente para crecer aceleradamente, lo que requeriría un aumento de 5 puntos, ya que aún con los actuales precios del cobre tenemos déficit externo”.
Probablemente el Sr. Büchi, convertido en el adalid a ultranza de la derecha económica más extrema, no quiere reconocer todas las facilidades que tienen las transnacionales para invertir en Chile, que pueden examinarse en un artículo que está publicado en Internet el 27 de Marzo de este año. Las facilidades entregadas al capital extranjero son de tal magnitud, que han permitido por décadas ganar miles de millones de dólares y luego se han ido sin pagar un dólar, aduciendo que tuvieron pérdidas. (Véase el caso Impuestos EXXON, entre 1978 y el año 2002).
La derecha ha optado por hacer oidos sordos cuando se les dice que se llevaron el equivalente a 152 toneladas de oro en utilidades y dejaron una limosna de US$ 36 millones como impuesto, luego que el Gobierno de Chile se vió obligado a reclamar, debido a la enorme utilidad obtenida en la venta de la mina.
Se insiste en la loca teoría del crecimiento y el chorreo, haciendo caso omiso de un hecho indesmentible. Los chilenos hemos vivido durante 39 años bajo el régimen de la economía neo liberal más abierta del mundo, alabada y celebrada por varios paises y por consiguiente, tenemos la experiencia “en la sangre” para hablar y opinar del gran fraude al que hemos sido sometidos, a partir de la dictadura de Pinochet.
Lo grave de la manipulación de la derecha es que no parecen advertir que estamos haciendo el mismo síndrome que esta invadiendo a las economías más desarrolladas del mundo, incluida la crisis en la zona Europea, y que existen “efectos subterraneos” en la economia estadounidense que subsisten y se mantienen en la más estricta reserva, pese a lo cual, en estos últimos meses y semanas mantienen en alerta a los mercados bursatiles en todo el orbe.
Somos uno país a la vanguardia en TLC, estamos en el exclusivo grupo de la OCDE y por lo tanto nadie puede decir, con excepción de los exportadores, que nos han manejado con políticas de izquierda o que se ha protegido a las industrias o alguna zona estratégica para el desarrollo del país, ni aún bajo los gobiernos de la Concertación, porque dichas zonas no existen, todo se ha regalado. Nos hemos convertido lisa y llanamente en un país que exporta productos primarios sin mayor valor agregado, principalmente proveniente de la minería y algunos otros productos que no tienen la relevancia fundamental que requiere el país.
Los acaparadores de la riqueza saltan de felicidad esperando que lleguen las nuevas inversiones para aumentar la explotación minera en US$ 91.400 millones de dólares, de aqui hasta el año 2018.
Tenemos un pésimo sistema de salud pública, las madres dan a luz a sus hijos en los baños de los servicios de salud y muchos mueren esperando en las antesalas de los hospitales. Eso, para Büchi, es parte del progreso, especialmente para los más pobres. Las reparaciones y las viviendas nuevas como consecuencia del terremoto siguen pendientes en su gran mayoría.
Tenemos una pésima educación pública y la semi-privada o la universitaria ha resultado ser la más cara del planeta, creadas como fuente de lucro por y para la derecha gobernante. Aún tenemos millones de pobres y sobre el 60 % de la población, tiene ingresos promedios de no más de $ 350.000.
Lo que esta viviendo Chile, y una gran parte del mundo, son los efectos de un mismo modelo de economía neo liberal globalizado, que esta mostrando signos evidente de agotamiento y que posiblemente deberemos enfrentar como una mega crisis, en los próximos decenios.
Las últimas y sucesivas crisis estan demostrando que no se está sustentando dicho modelo, tal como sucedió con la economía planificada de la Unión Soviética. Digan lo que digan, personas como el Sr Büchi, son vanos intentos por tapar, negar y distraer a cualquier precio a la opinión pública, aludiendo a un optimismo burdo hecho con datos estadísticos que se contraponen brutalmente con las percepciones reales que tiene la gente en su diario vivir, donde debe soportar las enorme agresiones corporativas de casi 40 para esquilmar a la gente con servicios malos, caros y tarifas o bienes necesarios para la subsistencia.
Es muy importante fundamentar el fondo de lo expuesto, y para ello haré mención a una charla que efectuó Manfred Mac Neef, hace un par de año en la Universidad de Andalucía, España y que hoy tiene especial relevancia con lo que estamos señalando.
¿Qué dijo Mac Neef?
Estamos en, “Un mundo acostumbrado a que nunca hay suficiente para los que no tienen nada, y siempre hay suficiente para los que lo tienen todo”. Con estas palabras sintetizaba la inmoralidad de los US$ 17 billones de dólares utilizados para salvar la banca mundial y la de inversiones el 2008/2009, negando US$ 30.000 millones que se necesitan en el mundo, según la FAO, para alimentar a mil millones de personas que sufren hambre.
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