Aunque parezca ingenuo, no deja de sorprender el poco relieve que se le dio en la prensa a la más reciente encuesta de Adimark. El debate, a lo más, se restringió al impacto del conflicto de Aysén en los resultados que muestran, con un índice de popularidad del 29 por ciento, la segunda peor caída del Presidente Piñera en sus dos años de gobierno. (En medio del conflicto estudiantil llegó a 27 por ciento el año pasado).
El comentario de los encuestadores, entregado junto a los resultados, es inequívoco: “Sin duda esta disminución en la aprobación del presidente y gobierno se relaciona con las movilizaciones sociales de Aysén que se extendieron desde mediados del mes de febrero hasta fines de marzo... quienes resultaron mayormente afectados fueron los ministros políticos del gabinete y que tuvieron directa participación con el conflicto en el Sur.
Así, experimentaron muy fuertes bajas en su aprobación los ministros Larroulet (-15 puntos), Chadwick (-14 puntos) y Hinzpeter (-9 puntos). No ha sido habitual observar cambios de esta magnitud en las evaluaciones mensuales de los Secretarios de Estado, lo que, a falta de otros hechos que pudieran explicarlo, demuestra el profundo impacto que el conflicto de Aysén tuvo en la opinión pública”.
Este reconocimiento puede ser doblemente ingrato para el responsable de la empresa encuestadora, Roberto Méndez.
Por una parte, es sabida su buena relación con el gobernante. No debe ser fácil estar a cargo de la entrega de las malas noticias. Pero, más serio parece, por otra parte, que haya sido el mismo Méndez quien, en su calidad de consejero, recomendara en La Tercera la “mano dura”:
“Esta estrategia se basa en las lecciones que el gobierno sacó de las traumáticas experiencias vividas durante el conflicto estudiantil; algo que le hizo incluso perder apoyo entre los conservadores, sector especialmente preocupado por el orden público y la seguridad ciudadana. Hoy, la Moneda no quiere ni puede repetir esa situación, por eso es que la única y correcta opción es mostrar dureza, aunque esto implique riesgos”.
“La dureza, señaló en esa misma entrevista, también puede provocar la explosión social. Sin embargo, pese a lo violento que ha sido este conflicto (Aysén) creo que esta ha sido una estrategia exitosa”.
Méndez concluyó que corresponde esta política de mano dura debido a que la opinión pública “ya no mira con el mismo entusiasmo las marchas y protestas”.
Tal vez el presidente debería buscar otros consejeros. Pero ello, lo sabemos bien, no parece probable.
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