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jueves, 16 de septiembre de 2010

Página Editorial de América Latina


Diario El Cronista de Buenos Aires, Argentina 
El ‘noventista’ plan K para las elecciones: tipo de cambio 1 a 1

Por Juan Cerruti
Subeditor de Economía

Paradojas de la Argentina contemporánea, nadie hubiera imaginado que la estrategia económica que apunta a utilizar el matrimonio Kirchner para dar pelea en las elecciones 2011 guardar similitudes con el plan que aplicó Carlos Menem en los noventa. No menos curioso, es que mientras la Convertibilidad tenía como rasgos centrales la sobrevaluación cambiaria y el alto consumo interno, el modelo post 1 a 1 arriba a su décimo año con semejanzas de su predecesor, debido a la erosión que ha generado la inflación en el programa económico original.

Desde hace casi un año y medio el Gobierno dejó de acomodar al dólar ante cambios en los precios relativos. Desbocada la inflación, sin posibilidades de contener el gasto ni intención de moderar la emisión monetaria, optó por utilizar el tipo de cambio como ancla nominal de este ajedrez económico.

La rigidez del tipo de cambio nominal en un contexto de elevada inflación (en torno al 25%) genera una marcada apreciación del tipo de cambio real (TCR, es el nominal descontada el alza de precios). Tras alcanzar un máximo de $ 2,81 por dólar en enero de 2002, el TCR cayó a un nivel de $ 1,98 durante gran parte de 2004 y 2005. Actualmente se ubica en $ 1,22 y, de continuar esta tendencia, las proyecciones indican un valor de $ 1,17 para fines de este año. Y de $ 1 en diciembre de 2011 (en plenas elecciones), el mismo nivel que tenía en 2001.

¿Vuelve al 1 a 1? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Curiosamente, la suerte de esta estrategia escapa a las posibilidades del Gobierno. Dependerá en gran medida de dos factores que los K no controlan: el clima y lo que haga Brasil con el real. O, mejor dicho, con el ‘superreal’. Hasta ahora la pérdida de competitividad del peso fue ‘disimulada‘ por la cosecha récord de este año (que en principio no se repetiría el próximo) y por la fuerte apreciación del real. Esto último explica por qué el tipo de cambio multilateral (con el resto de los países, no sólo frente al dólar) aun está en niveles más competitivos. Pero Brasil –que ayer anunció medidas para contener la apreciación– enfrenta el mes próximo un cambio de gobierno y es una incógnita si la administración entrante (aun si fuera presidida por la oficialista Dilma Rousseff) convalidará la actual política cambiaria.

En este contexto, los analistas miran con atención la evolución del superávit comercial, que en lo que va del año cayó 33% frente a 2009. Inquieta más el frente externo, que el plano fiscal (el gasto sigue creciendo pero la recaudación reacciona).

Las importaciones están aumentando al 43% anual (el doble que las exportaciones), impulsadas no sólo por la apreciación cambiaria, sino también por el mayor consumo interno, que ya no puede ser abastecido solamente con la producción local. Aunque suena paradójico que en un país con inflación del 25% el consumo (que ya representa dos tercios del PBI) se haya transformado en el motor del crecimiento.

No se trata de un comportamiento irracional de la población. En una economía capitalista, los agentes económicos responden a las señales de precios. Con la inflación actual y el tipo de cambio nominal quieto en torno a $ 4, las opciones tradicionales de inversión de los argentinos (dólar, plazo fijo, etc) carecen de atractivo. Un depósito a 30 días rinde (en el mejor de los casos) 9% anual, con el alza del costo de vida del 25% anual, ello representa una pérdida del poder adquisitivo del 15% en 12 meses.

En este escenario, la mejor opción es, sin duda, consumir: bienes durables o no durables. Autos, inmuebles, electrodomésticos, etc. Porque siguen a la inflación. Esa que el Indec no mide, pero el bolsillo padece.

Radio ABC de Asunción Paraguay
Fracaso del castrismo lo condena a su definitiva extinción

De manera casi simultánea a la confesión de Fidel Castro de que el “modelo” por él instaurado ya no les sirve ni siquiera a los mismos cubanos, el gobierno encabezado por su hermano Raúl hizo público el anuncio de que en los próximos seis meses procederá a despedir ni más ni menos que a 500.000 empleados públicos.

Lo llamativo del caso es que el anuncio fue formulado por la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), que paralelamente anuncia el incremento del número de trabajadores “en el sector no estatal”. Es el reino del revés: en el mundo de la filosofía y los principios marxistas, es una central obrera la que informa sobre la necesaria reducción del aparato estatal y proclama, esperanzada, el impulso vigoroso de la actividad privada.

Lo vivido en las últimas décadas por el pueblo de Cuba es verdaderamente trágico; tanto o más patético que lo que nuestro propio pueblo debió soportar durante los treinta y cinco años de inacabable dictadura stronista (Alfredo Stroessner).

Es menester, pues, sacar lecciones de la historia y aprender a valorar las innumerables ventajas de vivir en un ambiente de respeto a la libertad y de consolidación de la democracia, por lo que hace falta hacer también aquí un franco análisis de la situación nacional en el tema para realizar lo antes posible las correcciones que deben impulsarse.

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