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lunes, 12 de diciembre de 2011

MUCHOS CHILENOS NO VEREMOS NUNCA UN CHILE DESARROLLADO Y CON EQUIDAD

Por Walter Krohne
Director-Editor de Krohne Archiv

Los chilenos que buscan justicia social y que se sienten engañados después de 22 años de “democracia” han tenido otra vez en el 2011 la posibilidad de manifestarse en la vía pública y expresar sus angustias sin miedo, lo que no deja de ser un avance importante. Hay que reconocer sí que lo que ha pasado es una consecuencia directa de las movilizaciones estudiantiles, un movimiento que se está proyectando ahora hacia una ambiciosa hoja de ruta para los próximos años, en la cual se llega hasta contemplar como demanda formal la redacción de una nueva Constitución para Chile.

A nombres como Camila Vallejo o Giorgio Jackson se ha sumado ahora el presidente electo de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Gabriel Boric, un “animal político” en pleno desarrollo que ve desde hace mucho tiempo a la actual política chilena revestida de un manto de hipocresía.

Cuando uno ve hoy el panorama nacional caracterizado en el último tiempo por una serie de acciones delictuales en grandes empresas, colusiones, delitos que quedan impunes, abusos de los poderosos sobre los débiles y arbitrariedades, se puede observar que las mismas fuerzas que deberían apoyar al Gobierno de derecha, están precisamente jugándole en contra.

Hablamos de la estafa de La Polar, de las farmacias (que siguen coludidas y nadie hace nada para evitarlo), de la colusión de tres empresas productoras de pollos, del sector financiero que abusan a diario con los clientes, a pesar del Sernac Financiero recientemente creado, y para qué hablar de los jubilados, que en gran medida viven en la miseria más espantosa.

Es un círculo amplio que se completa con la estrechez de la competencia, muy sana en un modelo de mercado, pero que en Chile constantemente conduce a alzas de precios, especialmente de los productos alimenticios. Alguien dijo en un comentario que las empresas inescrupulosas hacían gran negocio estafando o coludiéndose porque lo que “ganaban” era muy superior a las multas que los responsables de estos delitos estaban obligados a pagar tras descubrirse el ilícito.

Hay jubilados que no pueden pagar las contribuciones de la casa donde viven y que adquirieron cuando trabajaban, pensando que así no tendrían la carga del alquiler cuando estuviesen fuera de la actividad laboral. Ahora tienen que poner la casa en venta. ¿Es justo que ocurra algo así?

Pero a los empresarios ricos, que viven como reyes, no les interesa el tema porque están preocupados de incrementar sus negocios y, en un mercado chico como el chileno, se cae fácilmente en las prácticas monopólicas. Vean ustedes como recientemente era anunciada la compra por Horst Paulmann (dueño del Jumbo, Almacenes  París y Santa Isabel),  de la tienda Johnson que ofrecía precios razonables por sus productos, mucha ropa, que beneficiaba a las clases más necesitadas. La idea ahora sería integrar Johnson con Almacenes París, pero con precios de esta última.

Frente a todo esto,  el gobierno reacciona por un tiempo pero después se olvida. Dice que va a enviar proyectos de Ley al Congreso para que los estafadores tengan penas de cárcel efectiva. ¿Alguien cree que lo va a hacer si ni siquiera ha tenido la capacidad ni la fuerza para controlar a estos infractores de la Ley con cuello y corbata?

Y en esta línea están ahora los estudiantes que observan con una lupa todo lo que hemos dicho, porque ciertamente la situación de “miseria invisible” que vive el pueblo chileno no puede continuar ni tampoco la vigencia de la Constitución de 1980, redactada en dictadura, por desconocer la existencia de una verdadera democracia en Chile.

“Chile ha dado una señal muy clara de continuidad con las movilizaciones”, asegura Gabriel Boric, indicando que los estudiantes no van a delegar la “vocación transformadora” del movimiento que universitarios y secundarios levantaron durante el año en “sectores del parlamento que hoy día no nos representan”.

Las marchas son esenciales como elemento de presión, aunque el alcalde de Santiago Pablo Zalquet haga lo imposible para prohibirlas, hasta plebiscitos. El próximo año no sólo saldrán a la calle los estudiantes sino también el gremio de la salud, el movimiento por una nueva previsión y muchos otros gremios que apoyan a esta movilización social de los "indignados", como se les conoce en Europa.

El ministro de economía Pablo Longueira enfatizó ayer sobre la desigualdad que existe en distintos sectores sociales del país, aseverando que ello no se solucionará "en un gobierno o en una década".

Esto significa que algunas generaciones no alcanzaremos a ver a un Chile desarrollado, porque, en primer lugar, no hay niveles de crecimiento económico como en los años noventa de entre 6 y 7 por ciento; segundo, no será posible lograr la equidad social que los políticos dicen que están buscando, salvo que se haga una reforma tributaria en grande con un aporte de los más ricos de entre 35 y 40% de los ingresos; y tercero, para ser desarrollado hay que tener una mentalidad de país desarrollado, que se recibe en un sistema educacional de calidad, que hasta hoy no lo tenemos.

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