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lunes, 19 de diciembre de 2011

LA CUESTIÓN NUCLEAR ES LO QUE MÁS PREOCUPA A OCCIDENTE TRAS LA MUERTE DEL LÍDER NORCOREANO KIM JONG-IL

Kim Jong-un, el hijo menor del fallecido Kim Jong-il, es el sucesor en el poder aunque aparece como un desconocido.
Aunque parezca paradójico, la muerte del líder norcoreano Kim Jong-il, ocurrida sorpresivamente el fin de semana de un infarto al miocardio, quien fuera el gran enemigo de Occidente especialmente de Estados Unidos, se ha convertido en una preocupación mundial al no saberse a ciencia cierta lo que puede llegar a ocurrir en este estado, la única dinastía comunista existente en el mundo.

Los analistas internacionales expresan en forma casi unánime que la muerte de Kim Jong Il y la llegada al poder de su hijo Kim Jong-un abre un futuro incierto sobre el desarrollo del país más hermético del mundo. Nadie espera cambios significativos a corto plazo en el rumbo del régimen de Pyongyang. Sin embargo, la tutela de China, la política que desarrolle el Gobierno surcoreano que saldrá de las urnas el próximo año y la posición que adopte la cúpula militar norcoreana marcarán el porvenir de Corea del Norte (23.000.000 de habitantes).

Los norcoreanos, que hoy salieron a las calles para despedir al “líder” vieron horrorizados a una presentadora de televisión, vestida completamente de negro, que dijo llorando: El "amado líder" de 69 años falleció el sábado por exceso de trabajo físico y mental mientras se dirigía a ofrecer "orientación en terreno".

El anunció se produjo poco después que las Fuerzas Armadas norcoreanas lanzaron un misil contra Corea del Sur, hecho que hizo aumentar la preocupación por la seguridad de Corea del Norte que el 2010 atacó a civiles en una isla de Corea del Sur y fue acusado por el hundimiento de uno de sus barcos.

El de hoy es el primer lanzamiento misilero contra Corea del Sur que se conoce desde junio. Según la agencia oficial norcoreana KCNA, el “gran sucesor” ha sido su hijo menor Kim Jong-un (ver foto izquierda), siendo alabado como "el líder excepcional de nuestro partido, Ejército y pueblo".

KCNA emitió un reporte diciendo que todos los norcoreanos están profundamente dolidos pero están hallando consuelo en la "absoluta seguridad de que el liderazgo del camarada Kim Jong-un dirigirá y consagrará la gran tarea del proyecto revolucionario".

Esta es la tercera generación de la dinastía gobernante, pero lo que es aun una interrogante si este nuevo gobierno tendría el debido apoyo de la clase dirigente, sobre todo del Ejército.

"Kim Jong-un es un pálido reflejo de su padre y abuelo. No ha tenido las décadas de preparación y creación de la base de poder que Jong-il tuvo antes de asumir el control de su padre", opinó Bruce Klingner, analista de política de Asia en la Heritage Foundation en Washington.

La noticia sobre la muerte de Kim Jong-il originó una gran preocupación en la península de Corea. Desde ya Corea del Sur, al conocer la noticia, puso a sus tropas bajo alerta máxima. Las dos Coreas se encuentran aún prácticamente en guerra técnica.

El presidente surcoreano, Lee Myung-bak, se dirigió a su pueblo y pidió normalidad a la población. De inmediato se comunicó con el Presidente de Estados Unidos Barack Obama, el estado norteamericano garante de la seguridad surcoreana.

China, que hoy ofreció sus “profundas condolencias”, es el único aliado poderoso que tiene Corea del Norte, dijo que confía en que su vecino seguirá unido y que las dos Coreas mantendrán su relación. El Gobierno chino aseguró que continuará apoyando al país vecino para "salvaguardar la paz y la estabilidad" en la región.

La cuestión nuclear

La realidad, no obstante, es que el destino de Corea del Norte está estrechamente ligado a su futuro nuclear. Hasta el pasado fin de semana había señales positivas de que el régimen estalinista podía regresar a la mesa de negociaciones multilaterales (las dos Coreas, Estados Unidos, Rusia, China y Japón), para abandonar su programa nuclear a cambio de ayuda económica y alimenticia. Ahora todo queda en suspenso.

Parece poco probable que Kim Jong Un, designado ya como el "Gran Sucesor", decida dar un paso atrás en el desarrollo nuclear del país. Se podría interpretar como una muestra de debilidad, tanto a nivel internacional como de cara a su país.

Un gesto, que, sin duda, la poderosa cúpula militar del país, fiel a las directrices de su padre, no parece dispuesta a tolerar.

El temor que suscita la llegada al poder de Kim Jong Un es más bien lo contrario. Existe recelo acerca de que el heredero decida hacer una demostración de fuerza y Corea del Norte lleve a cabo un nuevo ataque contra su vecino de Corea del Sur o realice una nueva prueba nuclear.

Mucho dependerá esta acción no solo de la decisión del "Gran Sucesor", sino de los consejos que reciba de la cúpula militar. En este sentido, podría producirse una división de opiniones en el seno del ejército, entre aquellos que son fieles al ideario de Kim Jong Il y los más jóvenes que apoyarían a Kim Jong Un.

Kim Jong-un, a quien se le calcula una edad de 30 años, hereda un hermético Estado cuya economía ha sido devastada por décadas de mala administración.

Japón también dio a conocer su preocupación y señaló que está siguiendo los eventos de cerca.

"Esperamos que este evento repentino no tenga un efecto adverso en la paz y estabilidad de la península coreana", dijo el jefe de gabinete Osamu Fujimura en una conferencia de prensa.

La hermana de Kim Jong-il y su marido también fueron promovidos a importantes cargos políticos y militares, creando un poderoso triunvirato listo para continuar la dinastía familiar que ha gobernado en Corea del Norte desde su fundación tras el final de la Segunda Guerra Mundial.

Aparte del tema nuclear, una de las grandes preocupaciones del nuevo gobierno será la penosa situación socioeconómica que deberá resolver. No es ningún secreto que el país está empobrecido y cuatro de cada diez norcoreanos sufren hambruna. Y el 33 por ciento de los niños menores de cinco años padece desnutrición.

Para paliar esta situación, el nuevo líder de Corea del Norte debería dar señales de cierta apertura, como habrían aconsejado en los últimos tiempos los mandatarios chinos a Kim Jong Il.


En la foto el fallecido Kim Jong-il con el presidente
 chino Hu Jintao

El régimen de Pekín es el primer interesado en que Corea del Norte evolucione hacia una mayor apertura. El gigante asiático apuesta por el mantenimiento del estatus quo en la península coreana. Esto es: el mantenimiento del actual régimen en Pyongyang, pero con un mayor grado de apertura económica.

Un equilibrio que daría satisfacción a los dos países. Pyongyang obtendría beneficios económicos y su población más recursos para mejorar su precaria calidad de vida y Pekín evitaría una implosión del régimen estalinista del norte y una posible invasión de refugiados, se señaló en un análisis de la agencia EFE.

Aunque no hay que olvidar, por otra parte, que China encara el próximo año 2012 el relevo de sus líderes.

En octubre del 2012, asumirán el mando en la dirección del Partido Comunista la quinta generación de mandatarios. Los mismos que cogerán las riendas del Gobierno de la segunda potencia mundial en marzo del 2013. Y no se puede descartar que los nuevos responsables tengan sus propias ideas acerca de la cooperación con Pyongyang.

No obstante, el clima de distensión en la península coreana también dependerá en gran medida del resultado de las elecciones legislativas y presidenciales que se celebrarán el próximo año en Corea del Sur. Del veredicto de las urnas y de la política que desarrolle el futuro Ejecutivo hacia su vecino del norte dependerá todo el porvenir de la región.

En cualquiera de los casos, el próximo año 2012 se adivina como una época de cambios que afectarán al nuevo orden mundial. Tiempo al tiempo

La historia

Kim Jong-il (izquierda) estuvo al frente de la única dinastía comunista hereditaria del mundo durante 17 años, en los que convirtió su país en una amenaza nuclear tan hermética como empobrecida. Desde que en agosto de 2008 sufriera una apoplejía, las apariciones públicas de Kim fueron contadas y en ellas mostró una figura cada vez más frágil y demacrada, aunque siempre con sus inseparables gafas de sol y el uniforme militar que fueron su seña de identidad. Si su padre, Kim Il-sung, fundador de Corea del Norte, era el "gran líder" y "presidente eterno", Kim Jong-il fue el "amado líder" de los norcoreanos, a los que gobernó con mano de hierro y un sólido aparato de propaganda desde 1994.

Durante su régimen dictatorial, basado en la glorificación de su persona y la de su padre, el "amado líder" se consolidó como un estratega desafiante y anacrónico que, pese a una economía destrozada, erigió su país en una potencia atómica. Con él Corea del Norte también vivió algunos breves periodos de distensión con Corea del Sur y EE UU, pero siempre truncados por repentinas pruebas nucleares o lanzamientos de misiles de un régimen tan hermético como desafiante.

La apoplejía sufrida hace tres años por el líder norcoreano le dejó secuelas visibles y a ello se sumaron la diabetes y los problemas cardiacos que supuestamente también padecía. Una salud delicada que, sin embargo, no impidió que Kim realizará en 2011 dos largos viajes, uno a Pekín y otro al este de Rusia, en su tren blindado (evitaba el avión por temor a volar) ambos posiblemente programados para hablar con los dirigentes de estos dos países sobre el proceso de sucesión, según los analistas. Y fue precisamente en un tren donde el dictador, según la televisión estatal norcoreana, perdió la vida este sábado a causa de "fátiga física y mental".

Se cree que Kim Jong-Il nació el 16 de febrero de 1941 en Siberia, donde su familia se exilió durante la II Guerra Mundial y en cuyos registros figuraría con el nombre de Yuri Ilsungyevichi Kim. Su biografía oficial, sin embargo, afirma que llegó al mundo en la montaña sagrada norcoreana de Paektu en 1942 -justo 30 años después del nacimiento de su padre- y que su nacimiento estuvo acompañado de un doble arco iris y una nueva estrella en el cielo.

En 1994 falleció su padre y él se convertió en el nuevo líder de los norcoreanos, aunque formalmente todos los poderes del país estalinista los asumió después de otros tres años de luto confuciano. Considerado impaciente y excéntrico, amante de la buena mesa y el alcohol, Kim Jong-Il se ganó además fama de mujeriego, aunque su vida privada transcurrió envuelta en el misterio.

Según un libro publicado en 2003 por el que fuera uno de sus cocineros, el japonés Kenji Fujimoto, el líder norcoreano organizaba grandes banquetes y extravagantes fiestas en las que no faltaban sushi o caviar ni alcohol de su bodega, de cerca de 10.000 botellas. Kim también fue un reconocido amante del cine y cuenta, según varias de sus biografías, con una enorme videoteca con miles de películas de acción y espionaje.

El líder norcoreano tuvo tres hijos varones y al menos cuatro hijas de distintas mujeres. Su primogénito, Kim Jong-nam, es hijo de la actriz Sung Hye-rim, mientras que la madre de sus otros dos hijos, Kim Jong-chol y Kim Jong-un, es la bailarina Ko Young-hi.

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