ARGENTINA-ELECCIONES PRIMARIAS DEL DOMINGO-KRADIARIO
SCIOLI Y MACRI EN LA DISPUTA PRESIDENCIAL ARGENTINA CON LAS MAYORES POSIBILIDADES
El candidato oficialista Daniel Scioli, del Frente para la Victoria (FPV), ha hecho algo más que cambiar su discurso: ahora tiene dos
discursos. Uno es el de la tribuna, que no lo modificó, y el otro es el que
despliega en reportajes periodísticos, que cambió sustancialmente, como critican algunos analistas.
Agregan que el candidato oficialista ha recurrido
a la misma estrategia del opositor de centroderecha Mauricio Macri del PRO (con contenidos
distintos, desde ya), con la única diferencia que éste muestra sus cambios
tanto en la tribuna como en los reportajes. Los dos han salido a la caza
desesperada de los indiferentes, alrededor de un 25 por ciento de la sociedad,
que no milita en ningún partido, que no
adscribe a ideologías y que, en última instancia, votan con pragmatismo.
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Con las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y
Obligatorias (PASO) que se realizarán el domingo, todos esperarían que los
candidatos a las presidenciales en Argentina se jugaran todas sus cartas en
promesas para resolver los problemas que más atemorizan a los ciudadanos: la
inseguridad, la corrupción y la situación económica. Sin embargo, hasta ahora
se ha visto una campaña "light", marcada por los spots sin mucho
contenido y precandidatos con pocas definiciones políticas. Es lo que
ocurre con Scioli y Macri, derechista,
los dos candidatos con mayores posiblidades de ganar las primarias. En tercer
lugar de llegada figura el peronista disidente Sergio Massa (Frente Renovador),
que se ha mostrado algo más directo que los otros dos con frases como
"castigar a los delincuentes lo máximo posible" y "terminar con
los jueces sacapresos".
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De todas formas, las encuestas muestran a un Massa (derecha) muy
rezagado. Según uno de los últimos sondeo, el de Management & Fit, el candidato del
Frente Renovador marca apenas un 11,8% frente al 26% de Macri y 35,3% de
Scioli, el candidato mejor posicionado para las PASO que se transformarán en
una suerte de primera vuelta extra.
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La pesca del electorado indecisos (o de una parte de él, para
ser más precisos) es un objetivo cansador, lleno de obstáculos cambiantes.
Scioli necesita de cuatro o cinco puntos más, todos provenientes de ese sector
social medio y apolítico, para ganar en primera vuelta en octubre, que es su
definitiva apuesta para llegar a la Presidencia. Macri precisa agregar un
caudal parecido de votos a su candidatura para forzar a Scioli a una segunda
vuelta, que podría constituir su oportunidad perfecta para suceder a Cristina
Kirchner.
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La segunda vuelta de las elecciones para elegir al nuevo alcalde
de Buenos Aires, en reemplazo de Macri, efectuada el 19 de julio, tuvo un sabor agridulce para Propuesta
Republicana (PRO). Pese a que la carta de ese partido Horacio Rodríguez obtuvo
la victoria, la diferencia con Martín Lousteau (ECO) no fue la que se esperaba. Ello, fue visto como una victoria para el gobierno de Cristina
Fernández -y consecuente derrota para Macri-, teniendo en cuenta la cercanía de
las presidenciales, en las que Daniel Scioli (Frente para la Victoria) buscará
mantener la Casa Rosada en manos del kirchnerismo.
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Macri y su hoja de ruta
Pese al optimismo gubernamental, el empresario sigue siendo
la opción más fuerte para poner en jaque a la opción de que el oficialismo
continúe por un cuarto período a cargo del país. De 56 años, Macri es
considerado uno de los herederos de las fortunas más importantes de su país.
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Uno de los momentos que marcó la vida de la actual carta
presidencial de la centroderecha ocurrió el 24 de agosto de 1991, cuando fue
atacado en la puerta de su casa. Allí, lo golpearon, amordazaron, encapucharon
y encerraron en un ataúd. Pasó 12 días secuestrado. Para rescatarlo, su familia
debió pagar casi US$ 6 millones.
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Su carrera no sólo ha estado ligada al mundo político, sino
que también estuvo al mando de la directiva de Boca Juniors, siendo su período
el que más títulos le dejó al equipo, que encabezó entre 1995 y 2007.
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En 2003, Macri creó el partido Compromiso para el Cambio, el
cual dos años después se fusionó con el pacto Recrear para el Crecimiento. La
unión dio como resultado lo que actualmente se conoce como PRO. Desde 2005
hasta 2007, antes de transformarse en jefe comunal de la capital, Macri fue diputado por la ciudad de Buenos Aires.
Las reformas
De ser electo, los cambios con la actual administración se
harían notar. En materia económica, el candidato opositor
aseguró que instauraría reformas a favor del libre mercado, las que -a su
parecer- ayudarían a restaurar la confianza tanto a nivel nacional como
internacional. Sus propuestas son vistas con buenos ojos por parte del sector
empresarial trasandino.
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Por lo pronto, la conclusión más clara de la encuesta de
Poliarquía es que no existe,
con los números actuales, la posibilidad de que la elección presidencial de
octubre se resuelva en primera vuelta. Esa novedad podría encoger el amplio optimismo
con el que se venía moviendo el sciolismo o convertir su triunfalismo en un
arma suicida.
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Scioli se siente más cómodo con el discurso que dice en los
reportajes. Lo expresan más a él que sus profesiones de fe kirchneristas
explayadas en las tribunas. Una innovación importante que sumó en los últimos
días a sus expresiones públicas es la promesa de "desestresar" a la
sociedad. Es el reconocimiento implícito de que existe una sociedad estresada,
aunque eso signifique aceptar también que es el gobierno el que la estresó.
¿Quién estaría en condiciones, si no el poder político, de fatigar y enfrentar
a los ciudadanos? Macri promete lo mismo, con otras palabras, pero eso es lo
que todo el mundo espera de él.
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En rigor, y si se miran bien las condiciones de los dos
candidatos que están polarizando la opinión electoral, el kirchnerismo, tal
como se lo conoció, se terminará el 10 de diciembre. Una cosa es lo que Scioli
podría hacer con las políticas de fondo (economía, relaciones internacionales,
justicia), para las que el ritmo de los cambios será más lento, y otra cosa es
la creación de un clima político y social más pacífico. Este nuevo estado de
ánimo social, que desliza en las entrevistas, será una prioridad inmediata para
él. La "pacificación de la sociedad", según una expresión (y un
anhelo) del Papa Francisco, la asegurarán tanto Macri como Scioli. A ninguno de
los dos les saldría otra cosa. No están hechos para guerras culturales ni para
combates épicos por la verdad ideológica.
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Cuando se baja de la tribuna para hablar en un reportaje,
Scioli provoca otra modificación en su discurso. Subraya la necesidad de una
marea de inversiones (reconociendo de hecho que ahora no las hay) y promete que
irá en busca de ellas a Brasil, Europa, Asia y Estados Unidos.
La diferencia con Cristina es que Scioli se siente más él
con el discurso de los reportajes. Esas frases describen a un conservador
popular, según la vieja categoría política. Toda campaña está llena de
cinismos, pero no por eso hay que dejarlos pasar. ¿Por qué el gobierno se
escandaliza tanto con el cambio de discurso de Macri mientras su propio
candidato está cambiando el suyo? Tal vez porque lo que persigue es la
polarización con Macri; teme que un eventual crecimiento de Sergio Massa
(peronista disidente) le saque más votos peronistas a Scioli que a cualquier
otro. Los furiosos ataques del kirchnerismo contra Macri no hicieron más que
beneficiar a éste; el público antikirchnerista percibe que es el principal
enemigo del gobierno.
Los aliados de Macri
Macri requiere que sus aliados Elisa Carrió (derecha) y Ernesto Sanz
(ambos de Cambiemos) crezcan en las elecciones primarias para hacer viable su
elección en la primea vuelta y, eventualmente, su presidencia. Carrió ya
anticipó que si otra vez sacara el dos por ciento de los votos en las PASO se
irá a vivir al extranjero. "No tendré poder ni fuerza moral para seguir
defendiendo los principios republicanos", adelantó. Quizá su valor sea más
político que electoral. Fue ella la que derrumbó prejuicios y abrió puertas
para que la coalición con Macri fuera posible.
Llama la atención, al fin y al cabo, que los dos principales
candidatos presidenciales den tan poca importancia a las ideologías después de
una década empapada de ideologías. Macri no es un político ideologizado y eso
lo demostró como alcalde de Buenos Aires. Le importa más el contenido de las
cosas que sus símbolos. Scioli puede tocar en la orquesta kirchnerista con la
misma precisión que afina una melodía capitalista y reconciliadora.
El problema de Scioli es que él y su discurso no vienen
solos. El vicepresidente, Amado Boudou, salió a apoyarlo en lo que pareció una
conspiración de sus opositores. Es la historia del cristinismo que siempre
vuelve. La cuestión económica se complica cada vez más por la crisis sin fondo,
política y económica, de Brasil, el principal socio comercial de Argentina.
Nadie del gobierno parece detenerse en ella, cuando el destino electoral
depende de la estabilidad económica. Sin ella, no habrá discurso, nuevo o
viejo, que valga la pena.
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