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martes, 2 de septiembre de 2014

MUNDO
AJUSTES DE ANDAMIAJE


Por Martín Poblete
En una misma semana,  separados por tres días, Henry Kissinger desde Nueva York y Joschka Fischer desde Berlín,  coincidieron en una evaluación crìtica de la idea occidental de orden entre  estados-naciones y regiones,  vigente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Terminado el mayor conflicto bélico en la historia de la humanidad, los imperios coloniales europeos exhaustos debieron aceptar el fin de un orden colonial imperante por mas de dos siglos;   recayó en Los Estados Unidos la doble tarea de mantener un orden mundial de predominio occidental afianzado en el capitalismo de la segunda Revolución Industrial, y a la vez contener al comunismo representado por la Unión Soviética y su imperio en Europa Central y Oriental.

Los acuerdos financieros de Bretton Woods,  el tratado de la OTAN, y el fin del régimen colonial inglès en India dando lugar a la mas populosa nación democrática,  parecieron marcar el comienzo de un período de prosperidad sin precedentes en las potencias occidentales;  sin embargo, tanto Kissinger como Fischer  argumentan que importantes regiones del mundo nunca aceptaron  la idea occidental de orden mundial, solo la toleraron reticentemente.
El fin de la Guerra Frìa con el fracaso y derrota final, terminal, del comunismo soviético y de los socialismos marxistas de una parte, y con la victoria de las democracias representativas occidentales bajo el liderazgo de los Estados Unidos de otra,  pareció apuntar a una era unipolar con una sola superpotencia, pero tres elementos de dispar desarrollo  incidieron en impulsar realidades  en conflicto especialmente con el proyecto americano.

A mediados de la década de 1950, Milton Friedman  avanzò su idea del predominio futuro del capital bancario financiero, y del manejo de la masa monetaria como factor fundamental en el diseño y ejecución de políticas pùblicas económicas y financieras.   Diez años mas tarde, durante el primer gobierno del Presidente Richard Nixon, los Estados Unidos terminaban con la convertibilidad en oro del dólar, de manera casi imperceptible empezó una dinámica marcada por el aumento de las ganancias  de los tenedores del capital financiero, por sobre las del capital productivo y de trabajadores en sus mas variadas gamas.
Hacia fines de la década de 1970, después de la muerte de Mao ZeDong,  China iniciò  su ensayo, hasta hoy exitoso, de combinar el régimen político totalitario heredado del comunismo con un dirigismo capitalista de rasgos fascistas mussolinianos, buscando incorporar a mas de mil millones de habitantes a la segunda Revolución Industrial,  proyectando poder comercial y financiero a escala global, y de paso lanzando un desafío geopolítico a la presencia de mas de medio siglo de los Estados Unidos  en los mares del Océano Pacìfico en Asia Oriental.

En los años finales del siglo XX, tendencias extremas  en la interpretación de la teología musulmana empujaron a las márgenes a las iglesias islàmicas establecidas ante la mirada estupefacta de sus respectivos cleros; la revolución islàmica del Ayatola Khomeini en Iran culminò en la instalación de un régimen teocrático culturalmente hostil a Occidente.   A comienzos del Siglo XXI, las fuerzas extremas del Islam iniciaron  su asalto a los regímenes autoritarios y dictatoriales seculares inspirados en Jammal abd-il-Nassir;  las potencias occidentales malentendieron el asunto como una especie de "primavera árabe", pero no había demócratas, liberales, moderados ni pro-occidentales  en esa primavera.   En un par de años,  aquel Cercano Oriente cuidadosamente delimitado en el primer cuarto del Siglo XX por Francois Georges Picot y Sir Mark Alan Sykes,  està siendo reducido a ruinas.
Los variados enfrentamientos armados simultáneos y guerras civiles en Cercano Oriente; el surgimiento de un conflicto clásico de intereses de estados-naciones europeos en Ucrania, enfrentando a Rusia con la Unión Europea, los Estados Unidos, y su alianza geoestratégica, la OTAN;  y el potencial para un serio conflicto geopolítico en el Mar de la China y alrededores;  llevan a Kissinger y a Fischer a sostener, cada uno con sus propias razones, el cuestionamiento del orden mundial establecido por Occidente.

De lo anterior fluye una compleja dualidad,  mientras el comercio, la economía  y las finanzas con predominio del sector bancario financiero son globales,   la instantaneidad y simultaneidad de las comunicaciones electrònicas permiten seguir haciendo negocios a toda hora, sin perjuicio de la ubicación física de quienes ejecutan las transacciones;  las estructuras políticas siguen organizadas en torno al estado-nación, y a las instituciones intergubernamentales  integradas por estados-naciones, bajo el imperio lógico de la razón de estado.

Occidente todavía tiene óptima posición para   reposicionarse  manteniendo su liderazgo, sin embargo deberá considerar realidades històricas y culturales diferentes al intentar reordenar los andamiajes en el primer cuarto del Siglo XXI, particularmente los líderes occidentales deberán prescindir de cualesquier intento por imponer a otras regiones, sus propias concepciones geoestratégicas y de seguridad.

    

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