POLÍTICA
EL PAÍS DEL MIEDO
Por Abraham Santibañez
"Chile tuvo y tiene miedo. Un miedo que nos hace vivir a
medias, reprimidos y sofocados”. La frase no puede ser más actual. Pero no es
nueva. Es el comienzo de un libro de la periodista Patricia Politzer publicado
en 1985 y titulado precisamente “Miedo en Chile”. En los últimos días, después
del bombazo en el centro comercial de la estación Escuela Militar del Metro de
Santiago, muchas “personas han expresado su temor. El martes –día siguiente del
atentado- La Segunda tituló en portada: “El retorno del miedo”.
.
Quienes estuvieron cerca de la explosión (el 13 de septiembre último en el subcentro de la estación del metro Escuela Militar) han dicho a sus
parientes y cercanos que, más allá del impacto, lo que más los afectó fue la
sensación de sentirse vulnerables, indefensos ante el terrorismo. Muchos
confesaron que experimentaban una profunda resistencia a subir nuevamente al
tren subterráneo. Es comprensible. Ese mismo martes, en la noche, tuve la
oportunidad de transitar por los pasillos del centro comercial para abordar el
Metro y, obviamente, lo hice con una mezcla de temor y curiosidad. Es, probablemente,
lo mismo que sentían las otras personas que transitaban por ahí esa noche y que
hubieran preferido no tener que hacerlo.
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“Todos tuvimos miedo en algún momento” sostenía el escritor
y periodista Guillermo Blanco al recordar los años de la dictadura.
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Es la reacción inevitable frente a un peligro indefinido,
que amenaza en cualquier momento, en cualquier lugar. Fue lo que recogió en su
libro Patricia Politzer hace casi treinta años. En una breve nota de
presentación, el cardenal Raúl Silva Henríquez escribió entonces su
convencimiento de que el trabajo de la periodista tenía “el valor de
recordarnos lo que nunca debimos olvidar: podemos pensar distinto sin necesidad
de considerarnos enemigos. Podemos tener divergencia en las ideas, pero no es
necesario que busquemos la destrucción del adversario”.
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Patricia y el cardenal hablaban en un contexto muy diferente
al de ahora. Entonces el terror venía mayoritariamente del régimen militar que
ya llevaba más de una década en el poder. Las historias que recogió este libro
–“gente tan heterogénea como un sacerdote, un militar, una militante comunista,
y un empleado de banco” entre otros- le hicieron “percibir que el miedo era un
elemento común a casi todos”.
.
Esto ocurrió en 1985. Era una época de feroz represión, en
que las protestas se repetían todos los meses con enfrentamientos urbanos y un
doloroso saldo de víctimas fatales. Sin embargo, a pesar de todo ello, menos de
tres años después, en el plebiscito de 1988, la mayoría de los chilenos se
atrevió a acudir a votar sin más arma que un lápiz para marcar su rechazo a la
continuación del régimen militar. El miedo no había desaparecido, pero los
electores fuimos capaces de superarlo.
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Es la lección que deberíamos recordar en estos días. El
terrorismo –venga de donde venga- busca amedrentar, busca imponerse por la
fuerza. La única manera de derrotarlo es no rendirse, no dejar que nos venza la
parálisis.
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El país democrático que estamos reconstruyendo desde 1990
nos obliga a perseverar. Tratar de mejorar nuestra convivencia y no dejar que
nos dominen por la fuerza o el miedo.
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