UNA PRUEBA DE ACCIÓN COLECTIVA
Por Camilo Escalona
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El triunfo europeo en Brasil 2014, me refiero a las
victorias de Alemania y Holanda, sobre Argentina y Brasil, en los partidos
finales, amén de la goleada alemana al dueño de casa en semifinales, van más
allá de ser un triunfo ocasional en un juego deportivo. Ya no se trata sólo de
eso, de un inocente ejercicio deportivo.
En efecto, la importancia para cada país que este tipo de
certámenes ha alcanzado en la sociedad global, el volumen de los capitales
involucrados, las repercusiones sociales y políticas son muchísimo más vastas
que el buen o mal acierto en tal o cual jugada, tras la "pelotita".
Las inversiones en preparación en recursos y tiempo son
cuantiosísimas. Y he aquí donde sobresale el valor de la voluntad colectiva que
mostraron los equipos ganadores.
Esta fue también la nueva fisonomía que tuvo la selección chilena. Es decir, las grandes empresas requieren de organización, de
espíritu fraterno, de un cuerpo disciplinado y todo lo que signifique un
"alma" que entregue la cuota extra de despliegue, el plus que hace la
diferencia.
Cuando digo lo anterior, estoy pensando en lo lejos que
estamos en la acción política de llegar a tales alturas o niveles de voluntad
colectiva, que supere los incontables apetitos individuales, las innumerables
pugnas inconducentes, la atomización de los esfuerzos por que cada cual
prefiere hacer lo que sean sus propias ganas o aquello que le indiquen sus
exclusivas apuestas.
Hay un individualismo contestatario que se muestra
equívocamente como rebeldía ciudadana que es difícil de superar o, que es más
difícil de superar, en la medida que no se comprenda que las más descollantes
figuras individuales pierden su sentido de ser sino se hacen parte de proyectos
compartidos, de la acción colectiva que día a día debe ir desbrozando el camino
hacia superiores formas de vida y de convivencia humana.
Se habla en Chile que ahora si, que con el elenco humano
agrupado en la selección podemos llegar a los triunfos que nunca hemos tenido.
Es cierto. En ello, los jugadores son lo esencial, a condición que la voluntad
de lucha colectiva que mostraron se fortalezca, se afiancé y logré que el
"alma" del equipo continúe alimentando el propósito común que les
anima.
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