CHINA EN LATINOAMÉRICA
Por Martín Poblete
El reciente viaje por estos lados del mandatario chino Xi Jingping, ostensiblemente para concurrir a la reunión en Brasilia del Grupo BRICS: Brasil-Rusia-India-China-SudAfrica, en realidad para reforzar la presencia de China en Latinoamérica, permitió tener claridad acerca del proyecto chino de largo plazo para esta región otrora territorio exclusivo de los Estados Unidos durante la mayor parte del Siglo XX.
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El contraste con la pretèrita potencia dominante se alza particularmente fuerte cuando se trata de diplomacia y política. En la segunda mitad del Siglo XX, los Estados Unidos pusieron su relación con Latinoamérica en el marco de la Guerra Frìa.
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Fundaron la Organización de Estados Americanos como sucesora de la Unión Panamericana, impusieron el Tratado Interamericano de Asistencia Recìproca (TIAR); en nombre de la lucha contra el comunismo soviético intervinieron militarmente y apoyaron numerosos regímenes dictatoriales.
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Así proyectaron también un discurso ideológico-político de defensa y promoción de los derechos humanos, y de la democracia representativa occidental, como forma de organización institucional predilecta, exponiéndose a ejercicios de cinismo como aquella frase de Henry Kissinger a Augusto Pinochet: hablaré sobre derechos humanos pero no contra usted.
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China, por su parte, proyecta en Latinoamèrica una diplomacia formalmente neutra, reconocen Estados y no gobiernos siguiendo la Doctrina Estrada, por el jurista y político argentino Josè Manuel Estrada, en este marco se abstienen de promover su propia forma de gobierno, por ejemplo las relaciones entre la Repùblica Popular China y el régimen dictatorial del General Pinochet fueron formalmente buenas.
Los derechos humanos no forman parte del discurso político chino, solo se refieren a ellos cuando es absolutamente ineludible y siempre por medio de un funcionario del mas bajo rango posible.
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Los intereses chinos en nuestra región son económicos y financieros. China ha surgido como el mas importante importador de productos primarios y del sector agroexportador especialmente en Sudamérica, poroto soya y trigo de Argentina, poroto soya de Brasil, cobre de Chile, por citar algunos ejemplos. En un interesante paralelo particularmente con el Imperio Britànico, China busca incrementar el acceso a los mercados sudamericanos para sus exportaciones de manufactura. Los chinos parecen dispuestos a usar sus abundantes recursos financieros, para reforzar acceso preferencial al petróleo venezolano en acuerdos de largo plazo, y mantener su larga relación de apoyo al régimen dictatorial en Cuba.
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En la perspectiva chilena, la relación bilateral puede calificarse de muy buena; hay un solo aspecto de manejo delicado, el TPP Trans Pacific Partnership/Asociación TransPacìfico promovida por los Estados Unidos a la cual Chile ha sido invitado y està ya negociando su participaciòn; esta iniciativa es vista con sospecha por China, la percibe en el marco de una estrategia para frenar su expansión económica y financiera, y por imponer limitaciones consideradas ilegítimas en Beijing a su proyección geopolítica. Cuidado con este asunto, trabajo para el Canciller Muñoz y en cierta medida también para la Presidenta Bachelet.
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